La colaboración de Marruecos en la lucha contra la inmigración irregular y las mafias que las promueven es fundamental para controlar los flujos migratorios que deciden llegar a nuestro país por tierra o vía marítima. Una colaboración que es recompensada con las ayudas que la Unión Europea concede a Marruecos para acometer medidas sociales y un mejor blindaje de sus costas y fronteras.
Llevamos varios meses con poca o nula presión migratoria en los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla. Una tranquilidad que se agradece después de tanta tensión, sufrimiento, lesiones y situaciones de riesgos de inmigrantes y guardias civiles. Este aparente sosiego fronterizo es fruto de la buena relación que mantiene el Gobierno español con Marruecos, tiene mucho que ver con las ayudas económicas, la aportación de vehículos y los convenios de seguridad y educación, entre otros muchos, de ambos países y la Unión Europea. Un entendimiento que aplaudimos y agradecemos los guardias civiles de Ceuta y Melilla, porque somos los que sufrimos en primera persona los asaltos masivos y últimamente violentos de inmigrantes a los perímetros fronterizos de ambas ciudades.
El anuncio de la retirada de las concertinas de los perímetros fronterizos de Ceuta y Melilla por la secretaria de Estado de Seguridad, Ana María Botella, no nos ha sorprendido, porque era uno de los objetivos del Ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska y, por tanto, entendemos que la decisión ha sido meditada y estudiada para evitar situaciones de riesgos e inseguridad. Se trata de sustituir un obstáculo que ha provocado numerosas lesiones a los inmigrantes por otro que dificulte el paso sin causar lesiones. Unos obstáculos que deben ser lo suficientemente precisos para no dañar a los inmigrantes y que garanticen un tiempo de respuesta adecuado para los guardias civiles que prestan servicio en los perímetros fronterizos.
La Asociación Española de Guardias Civiles aplaude cualquier decisión que evite causar lesiones físicas a los inmigrantes, porque somos los primeros en socorrerlos y conocemos la gravedad de muchas de ellas, pero también porque muestra la parte más fea de la lucha contra la inmigración irregular. Inmigrantes contra guardias civiles, inmigrantes con cortes, guardias lesionados por inmigrantes. Unos hechos que tienen un trato informativo distinto al del auxilio en el mar, aunque ambas actuaciones la realizamos obedeciendo órdenes y protocolos establecidos.
AEGC ha aplaudido las mejoras del tránsito de personas y vehículos por las aduanas y los pasos de mercancía irregular, ‘comercio atípico’, pero todo en Ceuta y Melilla no es perímetro, aduana y estos pasos. Los guardias civiles somos los responsables del control y seguridad de los Puertos, aeropuerto y helipuerto, la vigilancia de costas y carreteras, entre otras misiones. En definitiva, hemos mejorado en puntos donde la situación era caótica y estéticamente inasumibles para dos ciudades que quieren mostrar su cara amable para atraer el turismo nacional y marroquí, pero también para los melillense y ceutíes que sufrían colas interminables y el colapso circulatorio en puntos vitales para los ciudadanos.
Pero todas estas mejoras no acaban con las necesidades de efectivos y con la exigencia de guardias civiles que venimos reclamando para las Comandancias de Ceuta y Melilla. Unos efectivos que deben controlar los perímetros fronterizos sin tener que depender de forma sustancial de terceros países si fracasa la cooperación con Marruecos. Unos guardias civiles que deben controlar los puertos, aduanas, carreteras, tráfico de drogas y otras muchas tareas. Reconocer la tranquilidad que se respira en el perímetro fronterizo no debe hacernos creer que el problema está solucionado, porque en cualquier momento podemos volver a situaciones anteriores.
Esta es la razón por la que decimos que el anuncio de la secretaria de Estado de Seguridad sobre la retirada de las concertinas no nos sorprendió, pero sí y mucho la decisión de no incrementar las plantillas de Ceuta y Melilla, porque desde AEGC conocemos las carencias de efectivos para realizar los servicios en condiciones óptimas de seguridad, sin someter a los componentes a sobreesfuerzos. Una sobrecarga de funciones que hacen los servicios interminables y en condiciones de seguridad inaceptables.
AEGC mantiene la exigencia de un aumento de plantilla y esperamos del ministro del Interior que reflexione, porque la falta de efectivos en ambas ciudades es alarmante.
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