El director provincial de Educación, Javier Martínez (León, 1953), espera que el pésimo resultado obtenido por el alumnado de Ceuta en el Informe PISA 2018 sea “un aldabonazo” que agite la “reflexión” a todos los niveles, empezando por el propio Ministerio, sobre por qué la ciudad está a la cola, “muy a la cola”, y sobre cómo salir de ahí.
–El Ministerio nos sacó del Informe PISA y en la primera evaluación en la que hemos vuelto a participar los resultados de Ceuta han sido paupérrimos. ¿Era mejor ocultar la realidad?
–El Ministerio tomó la decisión de que no se participara y en 2016, también con el PP, optó por volver. Las pruebas de la evaluación publicadas esta semana se hicieron en mayo del año pasado.
– ¿Usted cree que es bueno estar en PISA?
– Primero hay que valorar ese informe. Todos los expertos dicen que es una forma de entender la Educación desde un punto de vista de formación del ciudadano para una sociedad competitiva por mucho que en su declaración de principios hable de igualdad, inclusión y no segregación. La OCDE analiza la Educación desde el prisma de un ciudadano capaz de competir en una sociedad que busca personas capaces de conseguir objetivos y fines compitiendo. También se dice que hace una radiografía distorsionada, desenfocada, pero los que estamos a la cola debemos asumir que el instrumento de medida es igual para todos. Estamos a la cola, muy a la cola, y es por algo.
– ¿Por qué?
–Estamos obligados a hacer un buen diagnóstico de la realidad para poder ofrecer soluciones o seguiremos ahí. No vamos a salir en un tiempo razonable porque en Educación los resultados no mejoran de hoy para mañana, pero esto tiene que ser un aldabonazo. Todos los que tenemos interés por la Educación en esta ciudad debemos reflexionar sobre ese subtítulo del diario con mayor difusión de este país [El País]que decía que ‘Un escolar gallego va tres cursos por delante de un estudiante de Ceuta’. Ha llegado el momento, y no por darle más trascendencia al Informe PISA, que no mejora en sí mismo la realidad, de reflexionar sobre cuáles son los problemas y de quién es la responsabilidad.
– Adelante. ¿De quién es?
– La responsabilidad es de todos. De la Administración, de los ciudadanos, de la comunidad educativa y de los profesores.
– Empecemos por la Administración
– Sí, debemos autoinculparnos. No vamos a tirar balones fuera. La Administración educativa está en manos de un Ministerio que tiene que pensar ya si quiere seguir centralizando todas las competencias o dejar que las Direcciones Provinciales de Ceuta y Melilla, desde la cercanía, resuelvan los problemas. Yo se lo he pedido esta semana por escrito: ahí tenemos los resultados... ¿qué hacemos?
– ¿Qué problemas genera esa “centralización” a distancia?
– Muchos. En infraestructuras no podemos... No estoy hablando de construir el Brull, que lógicamente debe hacerlo quien puede, la Gerencia de Infraestructuras y Equipamientos. Lo que no puede ser es que no tengamos competencias para arreglar una gotera o una cubierta que está mal. No puede ser que tardemos no meses sino años en hacer frente a esos problemas. No puede ser que tardemos, repito, no meses sino años en hacer sustituciones de Personal de Administración y Servicios. Hemos avanzado con los docentes, pero no con el resto, que sigue dependiendo de Madrid, donde sigue decidiendo qué programas o proyectos se pueden implantar cuando deberíamos disponer de esos recursos aquí para curar las heridas que vemos que tiene el paciente. Si tenemos que pedir las vendas a Madrid no vamos a dejar de sangrar nunca.
– ¿Qué pide?
–Capacidad para intervenir en el sistema educativo ceutí, para introducir programas de mejora, para dedicar recursos a la sociedad que tenemos, con un estatus socioeconómico muy por debajo de la media nacional, con un 49% en riesgo de exclusión... No basta con que me digan que tengo los mismos profesores que Andalucía, Galicia o Castilla y León porque mi realidad es otra y hay que afrontarla con otros argumentos y otros recursos. Quien sabe mejor lo que se necesita es quien vive la realidad día a día: el Servicio de Inspección visita los centros, la Unidad de Programas ve las necesidades de formación del profesorado... Que nos den competencias para afrontar las dificultades de la ciudad, que son muchas.
– ¿A cuáles se refiere?
– Me he referido antes al estatus socioeconómico y cultural, que se refleja en nuestras evaluaciones como elemento corrector porque no es el mismo el alumnado del centro que el de la periferia o el de un centro y otro...
– Pero PISA también incluye ese tipo de matizaciones
– Sí, y nos pone donde nos pone.
– Los resultados de ambos diagnósticos son muy parecidos: los peores lejos de todos
– Sí, aunque sea con otras cifras y en otros niveles, ya que PISA se hace con estudiantes de 15 años en los que además encontramos el mayor desfase de idoneidad entre edad y curso. Partimos de una situación de desventaja y el Consejo Escolar del Estado lleva años diciéndonos que un notable porcentaje de alumnado llega a 6º de Primaria con dificultades lectoescritoras. Y nos insta al Ministerio a poner en marcha programas y recursos... Si nosotros pedimos profesorado no es para que los que están no trabajen sino porque nuestra realidad exige desdobles. Todo eso hay que pedírselo al MEFP. Pero también hay que pedirle a la Ciudad.
– ¿El qué?
– Ya está bien de que la Ciudad Autónoma no ponga a disposición del Ministerio los solares que necesitamos. Siempre me he topado con la excusa del PGOU y no nos ceden un terreno junto al CEIP Andrés Manjón para crear aulas, espacios y un gimnasio, por ejemplo. Pasan los meses y pasan los años. Necesitamos un Centro Integrado de FP porque somos la única ciudad de España sin él y hemos pedido una parcela para hacerlo, se tarden 2 ó 4 años, y nadie nos lo ha dado con 10.000 ó 15.000 metros cuadrados. Nuestros centros de Secundaria tienen que mejorar sus infraestructuras, pero obramos al revés y la Ciudad lo ha estado haciendo también.
– ¿A qué se refiere?
– Por ejemplo, a que tenemos un IES, el ‘Puertas del Campo II’, en un edificio que tenía que ser de Primaria y un colegio, el CEIP Maestro José Acosta, en lo que tenía que ser un instituto. Ahora veo en los medios que la Ciudad, en vez de ceder las aulas de la Guardería Virgen de África, que se las hemos pedido, piensa construir otra unidad. Ese espacio se necesita para que ese IES sea un centro de verdad. Se lo he dicho a todos los responsables: lo necesitamos para que haya un laboratorio de Ciencias, talleres, aulas de desdobles... Se lo hemos dicho, pero siguen empeñados en un Centro de Educación Infantil donde no se cumplen los requisitos, donde los que están allí no tienen la titulación...
– El mantenimiento de los colegios también es competencia de la Ciudad y asiduamente proliferan las quejas
– Yo veo los problemas que tienen los centros. Tengo varios informes de nuestros técnicos que los enumeran. El Ministerio también tiene responsabilidad porque ahí está el CEIP Valle Inclán con un aula cerrada, el CEIP Ramón y Cajal con filtraciones, el CEIP Ortega y Gasset hecho a retazos, etcétera, etcétera. Hemos hecho un esfuerzo inmenso y no para optimizar las ratios, sino para dejarlas en 25 alumnos por unidad, el máximo legal.
– No es suficiente
– No. Yo le pido al Ministerio que, si tenemos el porcentaje más alto del país de estudiantes con necesidades especiales, las ratios deben ser de 20 estudiantes por aula. Para atender a cada niño con TEA u otras necesidades adecuadamente hacen falta más recursos y espero que alguien, este Ministerio o el que salga del próximo Gobierno, se lo plantee en serio. Estar en 25 no es el cielo. Aquí tenemos el porcentaje más bajo del país de población escolarizada de 0 a 3 años y qué se ha hecho: nada. En cada aula de Infantil de 3 a 6 años hay más de 24 niños de media, pero en Castilla y León están en 17, lo que necesitamos en Ceuta. Lo mismo con Secundaria y Bachillerato. Y con la FP Básica, porque la oferta está a tope. Necesitamos más recursos humanos y materiales.
– ¿Qué opina de la lengua materna distinta al castellano, a la que también aluden los informes del Consejo Escolar del Estado?
– Todos los expertos coinciden en que ser bilingüe es una fortaleza, no una debilidad, pero debemos implicar a las familias en que deberían manejar las dos lenguas y en que consideramos que es bueno que sigan utilizando el dariya, pero también la lengua vehicular, la instrumental, el castellano. La tienen que usar, ver la televisión en español, hacer sus trabajos... En el colegio y solo en el colegio no van a poder salvar ese diferencial.
– Pero el sistema parece obviar esa realidad, simplemente apela a que familias que quizá no tengan ni esa capacidad enseñen castellano a sus hijos
– Tenemos que seguir profundizando en programas como el PALE dirigidos a ese porcentaje de población que no puede mandar a sus hijos a clases particulares o no tiene recursos propios para ayudar en las tareas diarias.
– ¿Y el profesorado?
– También debemos buscar más implicación de los docentes y cambiar los currículum para que estén realmente adaptados a la realidad y a las necesidades escolares, no a la titulación del profesorado. Yo también creo que hay que cambiar de una vez el sistema de captación. En Primaria y Secundaria cuando hacemos unas oposiciones buscamos profesores de Física o Matemáticas, no físicos y matemáticos. Necesitamos buenos transmisores de conocimientos, buenos guías en la adquisición de aprendizajes. Con el profesorado todos tenemos que mejorar: en la Facultad, en la captación, en la formación inicial...
– Antes aludía a la importancia de las familias, de su implicación y motivación con los estudiantes
– Todo el mundo dice: si tú vas a Finlandia una causa de éxito es la implicación de las familias. Aquí también tenemos que trabajar más. Hay una parte que carga con más dificultades, con la lengua, con su situación económica... Tendremos que buscar medidas compensatorias y aumentar las expectativas del alumnado y de los padres. Nuestros estudiantes muchas veces llegan a una edad, a la crisis de la adolescencia, en la que dejan de estudiar porque no tienen respuesta a para qué continuar si aquí uno al final lo que termina es siendo usuario del Plan de Empleo.
– Es una crítica muy dura
– Es verdad que hay una parte de la población que esto se lo está tomando muy en serio, que se involucra y ve fundamental la Educación, pero hay que llegar a todos.
– ¿Y Madrid nunca ha entendido esto?
– El Ministerio a veces saca una medida, pero poner en marcha programas de Escuelas de Padres, Comunidades de Aprendizaje... Aquí ha habido y hay experiencias pedagógicas muy interesantes como las de los CEIP Vicente Aleixandre y Santa Amelia que hay que apoyar e intentar generalizar porque es lo que saca adelante a toda la comunidad educativa.
– ¿Y la Dirección Provincial carece de medios para hacerlo?
– Desde aquí podemos favorecer, pero necesitamos más competencias. Que desde aquí se pueda primero hacer el diagnóstico y después concretar los programas y proyectos que hacen falta.
– Con todos sus recursos, el Ministerio debería tener mejor gestionado que nadie su territorio, dos ciudades que no llegan a 200.000 habitantes
– Pero seguimos teniendo mucha normativa pendiente, un Reglamento Orgánico de Centros de 1994... Tenemos centros donde no hay departamentos de Informática porque hace 35 años no existía, pero hoy es esencial en la sociedad del conocimiento. No se ha hecho y siguen pasando los meses y los años. Sí, sí, sí... Una Administración y otra. Yo llevo aquí muchos años y así seguimos, sin un sistema educativo más engrasado y actualizado al que se le puedan exigir mejores resultados.
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