Llegará un día en el que lamentablemente tendremos que hablar en pasado sobre los tesoros patrimoniales que tuvimos. Todos, con nuestra inacción, habremos contribuido a robar a generaciones venideras lo que teníamos obligación de cuidar, proteger y mantener. La dejación principal de las administraciones y el pasotismo de los ciudadanos forman una despreciable combinación que tiene estas consecuencias.
No solo no se cuida lo que tenemos sino que además no se trabaja en darlo a conocer a la ciudadanía. Así hay auténticos tesoros en Ceuta que son desconocidos para la mayoría porque nada se ha hecho por protegerlos y mostrarlos.
La ruta que lleva a las minas de cobre del Sarchal es un auténtico vertedero. Basura, enseres, chatarra… todo ello rodeando una zona protegida, rica, única que no solo es desconocida para muchos sino que además sufre una degradación por culpa de ese entorno de abandono.
Conocer su historia gracias a los cuantiosos artículos que escribe Septem Nostra está bien pero mucho mejor sería poder vivirla y disfrutarla porque haya una administración implicada e interesada en fomentar la cultura social.
Sí, esto no tiene tanto tirón como el pataleo social porque no gustaron las actuaciones de la Feria pero guarda mucho más valor para todos porque supone no solo conocer la historia y raíces de la tierra en la que vivimos sino disponer de capacidad suficiente para mostrarla a los que habitarán este trozo de tierra.
A este paso nos habremos cargado parte de lo que debimos proteger y eso es la mayor traición que le hacemos a la historia patrimonial local y a los que tuvieron que conocerla.
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