La Operación Balmis es la misión de las Fuerzas Armadas para el control de la crisis sanitaria del coronavirus. Civiles y militares trabajan conjuntamente en las funciones que el ciudadano de a pie no ve. En Ceuta, la Unidad Logística nº 23 (ULOG-23), es la encargada de que parte de la Operación Balmis funcione correctamente. Es un eslabón más de una maquinaria muy compleja en esta lucha contra la crisis sanitaria.
Está compuesta por 283 efectivos de los cuales 73 son personal civil, siete funcionarios y 66 personal civil laboral. Ellos se encargan de que las diferentes unidades del ejército en nuestra ciudad estén abastecidas de pan, lavandería y transporte. Estos tres trabajos logísticos hacen posible que la misión funcione.
La panadería es esencial, resulta imprescindible para abastecer a las unidades de la ciudad todos los días de la semana. Son capaces de hacer 32 panes por minuto. Habitualmente, el equipo de trabajo lo componen cinco o seis personas pero por la situación actual están trabajando dos militares junto a Luis Hoyos, el encargado del mantenimiento de la maquinaria necesaria y Enrique Navarro Martínez, el maestro panadero. ¿Cuántas unidades de pan pueden llegar a hacer en un solo día? ¿para quiénes son?
El Navarro dice que “llegamos a hacer unas 4.000 unidades de pan, según el personal de tropa y mando que coman”. Los hornos tienen capacidad para cuatro carros, en los que caben 420 panes por carro y, como hay dos hornos, “Hacemos 840 panes en cada horno”, asegura el maestro panadero. Los panecillos son para las unidades que lo pidan, “viene el cáterin a recogerlos a mediodía y los racionamos por sacos”, dice.
El trabajo de los militares destinados en la panadería también ha cambiado debido a la situación del estado de alarma. Hamssa Ahmed Mohamed, cabo de la ULOG-23, explica que su labor en la panadería es de “ayudar en situaciones en las que están escasos de personal”.
La ULOG-23 está siempre en funcionamiento, también los fines de semana. Según el maestro panadero, “si hace falta más pan, venimos más tarde o el sábado o domingo. Por horarios y por días no hay problema”. Como en todos los sitios, lo importante es cumplir con el trabajo. Aún así el ambiente es muy bueno en la panadería de la ULOG-23.
FaroTV entra en la lavandería, donde se encargan de lavar, secar y doblar la ropa de cama y el material necesario para varias unidades de la ciudad. Este martes había dos trabajadores, un soldado y una civil, pero en total son tres compañeros. Por motivos de seguridad, hacen diferentes turnos de trabajo.
África Torres, oficial de primera en lavandería, explica que “la ropa ya limpia va a la unidad de la que la han traído”. Torres, como civil, lleva trabajando codo con codo con militares desde hace 37 años, de trato ya es una más del cuerpo. El ambiente entre civiles y militares es ameno e, incluso, divertido. Llegan a doblar entre los dos trabajadores de 120 a 140 sábanas. 70 kilos de ropa de cama.
Francisco José Martínez, soldado en la ULOG-23, es el compañero temporal de Torres en la lavandería. Lleva una semana con este cargo dentro de la Operación Balmis, pero 18 años dentro de la ULOG-23. Su trabajo es de apoyo y servicio allí donde le manden, antes del estado de alarma trabajaba en una unidad de seguridad. Según él, “si tengo que pegar tiros, pego tiros y si tengo que doblar mantas, doblo mantas. Es por la pandemia del COVID-19”.
FaroTV ha vuelto a la panadería para ver cómo continúan con su trabajo. La elaboración del pan tiene sus tiempos. Después del proceso de amasar, pesar y dejar reposar y secar la masa, llega el turno de la fermentación y, finalmente, el horneado. Para que esto sea posible es imprescindible que la maquinaria esté a punto todas las mañanas. Luis Hoyos se encarga del mantenimiento desde hace más de 20 años. Hoyos lleva 21 años encargándose de las máquinas, dice que “a veces dan problemas. Es como un coche que hay que mantener y revisar”.
La tercera visita ha sido para conocer cómo funciona el Servicio de Transporte Regular del Ejército (SETRE), porque es una parte fundamental para la ULOG-23 de Ceuta. “Se encarga de que todas las mercancías lleguen a la ciudad y, al revés, las reciban en la Península”, explica María del Mar, capitán jefe de la Compañía de Mar de la ULOG-23. Además, el SETRE, dentro de la Operación Balmis, se ha encargado de traer al Hospital Universitario de Ceuta “dos camiones llenos de material sanitario” desde que se decretó el estado de alarma por el coronavirus, concluye la capitán jefe.
La parte administrativa del SETRE está delegada en dos trabajadores civiles. Juan Manuel Villar, funcionario civil, cuenta que “ambos trabajan durante la pandemia pero por turnos semanales, los miércoles se turnan. Y los tres militares de diferente rango que trabajan con ellos se encargan de manejar la carga, la entrega del material a las unidades y de enviar lo que pidan desde la península”. Villar lleva 41 años trabajando junto a militares y está muy contento y orgulloso. “El trabajo del personal civil dentro de Ministerio de Defensa, en concreto en mi caso, es muy grato. Después de tantos años después de tantos años, sino no estaría aquí”, asegura.
La Operación Balmis en el territorio nacional está compuesta por 2.500 efectivos en 172 ciudades diferentes para el control del virus COVID-19. La Operación fue bautizada con este nombre en homenaje a la expedición que lideró Francisco Javier Balmis, médico militar que a principios del siglo XIX llevó la vacuna de la viruela a los territorios del imperio español en América y Filipinas.
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