Militó durante 14 temporadas en la AD Ceuta. Jugaba de defensa, pero conseguía unos 10 goles cada año l Era la cabeza visible del club.
Jugó su último partido en el Alfonso Murube en un partido de Copa contra el Recreativo de Huelva. Antes de cumplir los 17 años llegó a la Agrupación Deportiva Ceuta. Era el año 1972. No dejó el club hasta la temporada 85-86. Los aficionados locales de más edad aún guardan en su memoria la imagen de Pepe Almagro vestido de corto. Su nombre llegó a sonar entre los posibles fichajes del Betis, del Salamanca o incluso del FC Barcelona.
–Además del fútbol, ¿otros deportes practicados?
–Yo venía del balonmano de los agustinos, que en esa época tenían un buen equipo en esta modalidad. Con ellos fui a campeonatos de España de los juegos escolares. Luego jugué en el CD O’Donnell, también en balonmano. Tras dejar el fútbol, estuve en el Bogo, también de balonmano; fue un poco por entretenimiento. Ya éramos veteranos. Además he practicado voleibol y tenis. Lo que no he practicado nunca han sido deportes acuáticos.
–A lo largo de su carrera deportiva, ¿en qué equipos militó Pepe Almagro?
–En el San Francisco Javier que llevaba Manolo Herrera, en el Linares, en infantiles, en el Betis de Hadú, en el Fagor, en el UA Ceutí, en la Agrupación Deportiva Ceuta y en el O’Donnell. Lo más serio de todo fue con el Ceutí de infantiles, con 14 años, en los juveniles del Ceutí, en la Selección del Norte de África, también de juveniles, que llevaba Eugenio Canas. A raíz de ahí luego ya con la Agrupación Deportiva Ceuta.
–¿Y cuántos años permaneció en la Agrupación?
–Una gran parte de mi vida, 14 temporadas en este equipo, entre la tercera división, la segunda B, la mayor parte de esas temporadas, y la segunda A.
–¿Cómo se ve uno a sí mismo al pasar de ser uno de los más jóvenes, a ser el veterano y capitán indiscutible de la entidad?
–Con los veteranos vas aprendiendo si sabes coger las cosas buenas. Siempre se aprende para luego intentar enseñar a los más jóvenes, que intenten hacer algo de provecho mientras jueguen. El fútbol dura poco y tras dejar las competiciones, queda mucha vida por recorrer y hay que saber que a esas edades luego es difícil encontrar una estabilidad. Si uno podía estudiar, mucho mejor; tengo que poner ejemplos como es el caso de Cherino o de Cerezo.
–¿Era bien visto el Ceuta de aquellos años?
–A nivel de equipos, de compañeros, éramos bien mirados. A nivel de público, siempre faltaba algo en alguno de los campos que teníamos que visitar. Es más, creo que se podría haber ascendido alguna vez más. En algún caso no se nos trató como se debía. Hoy el nombre de Ceuta se ve mejor.
Muy importante, en aquella época, es que todos los jugadores de esta categoría querían venir al Ceuta porque era un equipo que servía de trampolín para categorías superiores. De aquí salieron jugadores que triunfaron en superiores categorías y a otros que podíamos haber salido no nos dejaron.
–Ya que hemos hablado de equipos ¿campos predilectos?
–Yo he jugado en muchos campos, de todo tipo, pero, en estas categorías, el campo del Calvo Sotelo de Puertollano era el mejor. Siempre tenía el mejor césped que yo he visto. Muy bueno, también, era el Vivero de Badajoz y luego los campos que visitamos de primera, el Bernabéu y el Camp Nou. Al Bernabéu fuimos en segunda A, a jugar contra el Castilla. Y en el Camp Nou jugamos contra el Barcelona B.
–¿Y los más conflictivos?
–Naturalmente los más cercanos a nosotros, San Fernando, Jerez, El Puerto, La Línea o Algeciras. Y de por ahí más lejos, el del Hellín, Valdepeñas, el del Lorca...
–A pesar de ser defensa, Pepe Almagro marcaba muchos goles ¿Cuántos consiguió en su larga carrera como jugador?
–Es difícil poder dar una cifra. Marqué muchos, entre 10 y 12 por temporada. Yo tiraba muy fuerte, además de que Eduardo Valenzuela me enseñó muchas cosas a la hora de disparar a puerta. En los entrenamientos me decía que además de darla fuerte, que hiciera otra serie de cosas que él dominaba como muy pocos.
–¿El compañero ideal?
–He tenido muchos, pero Malavert, Serrán y Cherino fueron siempre unos compañeros ideales. Con ellos estuve mucho tiempo. Además me agradó siempre jugar con todos los que formamos en el Ceuta que eran de aquí. No quisiera que se me pasara citar a Juanma, ni a ningún otro de los que formamos una verdadera piña en aquel Ceuta de finales de los 70 y comienzos de los 80.
–¿Y el trato con los árbitros, cómo era?
–Siempre muy cordial. Teníamos muy buenas relaciones con los árbitros. Cuando terminaban los partidos, fuera el resultado que fuera, no había el más mínimo problema. Incluso había árbitros de primera división que nos conocían y para bien. Con Sánchez Armiño tengo buena relación y con Borrás del Barrio. Las buenas relaciones venían, naturalmente, porque llevábamos muchos años en la categoría y nos conocíamos todos.
–¿El arbitraje más desagradable vivido por el equipo ceutí?
–Aquí en Ceuta, tuvimos uno, en partido contra el Granada. Fue un árbitro murciano que no recuerdo cómo se llamaba. Para mí fue el más conflictivo de todos.
–Además del ascenso a segunda A ¿qué otros momentos agradables han quedado en un profesional con tantos años en el terreno de juego?
–Deportivamente, cuando tuve la llamada para fichar por el Salamanca o por el Betis. Aquello era muy importante. Es más, Migueli llegó a decir que yo podía llegar al FC Barcelona y que con él formaría una buena pareja. Las situaciones ésas no se llegaron a materializar porque aquí, cuando se acercaron a reclamarme, pidieron mucho dinero. Te puedo decir que en 1978 estuvo aquí Pasieguito del Valencia. Traía un maletín con seis millones de pesetas, pero pidieron por mí mucho y más Pasieguito se fue. Ese era el año del Mundial de Argentina y desde aquí se fue a ver el Mundial. También el Betis se interesó mucho, porque no tenía líbero. Trajeron a Peruena y al año siguiente el secretario técnico de los béticos dijo que estaban arrepentidos de no haberme fichado. Así es como, al final, aquí me quedé. El último que vino a ficharme fue el Algeciras en Segunda A y no me marché porque ese fue el año de nuestro ascenso.
–¿De qué entrenador aprendió más?
–De todos los entrenadores he aprendido algo. Aquí no puedo hacer muchas distinciones. Ahora mismo, tengo muchos amigos que desde infantiles me enseñaron muchas cosas. Con todos los de aquí tengo buenas relaciones y con los de fuera me trato muy especialmente con Pachín y con Fuentes.
–¿Qué consejos puede dar un profesional a los chavales que comienzan la carrera deportiva?
–Lo primero de todo que se formen. Que siempre tengan una educación deportiva, respetando a los compañeros, a los adversarios, a los técnicos y a los árbitros. Que sumen siempre y que luego tengan suerte, especialmente sin lesiones. Lo primero que deben hacer es demostrar que valen y más tarde pedir lo que realmente valen.
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