“Mi madre dijo que me compró por 30.000 pesetas en el Hospital”

Mª Jesús Paños Márquez, residente en Marbella pero nacida aquí, duda de su origen. Explica que ella nació en 1971 pero su madre se sometió a una histerectomía en los 50. En el cementerio, figuran abortos de 5 y 9 meses que coinciden con su nacimiento.

El Hospital de la Cruz Roja se inauguró en sus instalaciones de la Marina Española en 1969. En aquella época, además del personal sanitario que prestaba servicio en estas instalaciones tras su paso por Real 90, una congregación de monjas se encargaba de la atención a los pacientes, según recuerdan las personas que frecuentaron estas dependencias en la década de los 70. Incluida la planta destinada a maternidad, un escenario en el que, según varios testimonios, se desarrolló un presunto tráfico de menores.
Corría el año 1971 cuando un matrimonio cuya identidad se opta por omitir puesto que ambos fallecieron, pasaba unos días en Ceuta, ciudad con la que aún hoy mantiene vínculos familiares. La esposa se puso de parto oficialmente entre el 17 y 18 de septiembre de aquel año y fue ingresada en la Cruz Roja. Este relato resultaría convencional de no ser por un detalle: la esposa se sometió a una histerectomía en los años 50, es decir, le fue extraído el útero y por tanto estaba incapacitada para procrear.
Mª Jesús Paños Márquez es fruto de aquel alumbramiento y desvela ahora, 42 años después de aquel día, sus dudas sobre su verdadero origen. Una incógnita que considera vital desvelar para continuar su camino, tanto en su faceta personal como por su salud, ya que padece la denominada enfermedad de ‘dedos en resorte’, de predisposición genética y le provoca el bloqueo de uno o varios dedos en flexión. Motivo por el que le gustaría conocer sus antecedentes biológicos.
“Mi madre me dijo que me compró por un precio muy barato, 30.000 pesetas, en la habitación de al lado cuando estaba en el Hospital de la Cruz Roja”, explica Paños, quien admite que procura tomarse con naturalidad un secreto que sus padres le ocultaron hasta el año pasado. Precisamente, ayer se cumplió el primer aniversario del fallecimiento de la que, sospecha, es su madre adoptiva. “De confirmarse sus palabras, solo puedo agradecer a los padres que he conocido todo aquello que hicieron por mí”, explica la ceutí residente en Marbella, provincia de Málaga.
Ella está segura de que nació en Ceuta porque aparece en su partida de nacimiento a pesar de que el domicilio de sus padres estaba en Estepona, Málaga, de modo que estima que vinieron en Ceuta “solo a recogerme”, en sus palabras. Unas declaraciones que apuntan a una trama de adopciones ilegales en la que estarían implicadas “comadronas y monjas”, subraya.
Su madre le dijo, poco antes de morir, que ella “no era la primera niña que compraba, porque me tuvo que descambiar y trajeron a otra de la península, por la que tuvo que pagar 7.000 pesetas más”, narra Paños. No obstante, recuerda que su madre le dio varias versiones. En la primera, los padres biológicos “se dieron cuenta” de que le habían quitado a su bebé y “tuvo que devolverla”, testimonio al que resta credibilidad. A la historia que concede más verosimilitud es a la que apunta a una presidiaria como su verdadera madre. “Cuando salió de la cárcel, fue al cementerio a visitar a su hija porque las monjas le dijeron que había muerto y cuando llegó no la encontró”, comenta esta mujer que declara ser una niña robada.
Otro caso de similares características cuyo relato fue publicado en 2012 por este periódico, y su protagonista está afincada en Granada, coincide en algunos puntos con los datos recopilados por Paños. “A ella también le dijeron que le habían descambiado; pienso que era la mentira que estas monjas y matronas contaban a las madres en caso de que fueran descubiertas por sus hijos”, subraya.
Sin embargo, las divagaciones de su madre en el lecho de muerte y las indagaciones que ha efectuado esta semana le llevaron a la conclusión de que hay ciertos elementos que tampoco concuerdan en esta explicación. “En el cementerio de Santa Catalina me han proporcionado datos de enterramientos de los restos de abortos con cinco y nueve meses de gestación, estos últimos ya bebés”, puntualiza Paños, quien intuye que uno de ellos podría ser un montaje y realmente ella es uno de los bebés que descansan en el camposanto local, como barajan otros presuntos niños robados.
Su nacimiento está registrado el 18 de septiembre de 1971, mientras que el día 17 del mismo mes se produjo la primera de estas defunciones infantiles (una niña de cinco meses); el 25 de septiembre la segunda (un varón de nueve, aunque ella desconfía del sexo); y los días 17 y 19 de octubre (también dos hembras de nueve). Esta residente en Marbella dispone de las identidades de las progenitoras y siente la necesidad de corroborar esos datos, de modo que está dispuesta a contactar con aquellas personas cuya historia coincida con las fecha aportadas. “Tal vez”, aventura, “una de ellas sea mi auténtica madre y tuvo que dejarme en brazos de otra familia por cualquier circunstancia”.
Paños siempre tuvo sus dudas sobre su origen familiar ya que, cuando tenía unos 15 años, tuvo conocimiento de la histerectomía de su madre al acompañarla a la consulta del médico. “Me quedé callada porque era una niña”, prosigue. Asimismo, “mi hermano es adoptado”, algo que nunca fue tabú en su familia, de modo que esta mujer que vive con la incertidumbre de conocer a sus padres biológicos también espera tener acceso en breve al expediente de la persona que la crió.
“Al final de sus días mi madre se arrepintió y, llorando, me dijo que no sabía si hacía daño a alguien o no. Lo que ocurre es que me costó mucho que me lo contara. Ella me dio un padre, una casa, una familia... Pero tuvo que hacer daño a alguien”, revela Paños. Ella se decanta porque no fue entregada ya que tiene una partida de nacimiento “falsa”, pero también puede ser que alguien “no haya querido tenerme y me diera en adopción”.

“Solo quiero quedarme tranquila, no es por cuestiones económicas”

Mª Jesús Paños Márquez es músico, pero su dolencia de ‘dedos en resorte’ la mantienen alejada del piano. Explica que tomó nota de los nombres de las madres de los bebés fallecidos en septiembre de 1971 en unas partituras, nerviosa por los avances en sus investigaciones. “Solo quiero quedarme tranquila conmigo misma, conocer de quién procedo, no es por cuestiones económicas”, explicó la nacida en la ciudad pero residente en Marbella.

Sospechas sobre más casos

Hay otros supuestos niños robados pero sin denuncia, solo una archivada

Las ramificaciones del escándalo nacional de los presuntos niños robados con la ciudad autónoma “existen pero son menos investigados, los testimonios están dispersos por todo el territorio nacional, incluso hay algunos fuera de España y falta coordinación”. Quien realiza esta radiografía de la presunta trama de adopciones ilegales en Ceuta es uno de los casos que aporta más pruebas para descubrir su verdadero origen, se desplazó desde Granada para mantener entrevistas con autoridades locales y su caso se publicó en 2012 en este periódico.
Las sospechas se extienden más allá de Andalucía y apunta a otras comunidades autónomas. Dos personas concretas barajan incluso haber sido víctimas de una red que se ocupaba de comprar bebés en hospitales en Marruecos, en una estructura similar a la que saltó en Melilla y por la que fue imputado un importante número de personas. “Tengo localizados dos casos de Tánger y Tetuán que, por su proximidad con la ciudad autónoma, es más probable que cruzaran a la península a través de Ceuta que de la ciudad hermana”, expone la misma mujer, que comparte filas en distintas entidades como por ejemplo la Asociación Bebés Robados Andalucía, Aberoa.
A la Fiscalía General del Estado, que coordina todas las actuaciones que se llevan en el país en torno a esta trama, llegó la notificación de la única historia que ha sido judicializada y que de momento, ante la imposibilidad de avanzar más en las investigaciones, tuvo que ser archivada en el año 2012. En la actualidad, según datos recopilados por este periódico, no existen más denuncias por niños comprados o robados a sus progenitores.
En este caso, una mujer puso en conocimiento de la autoridad judicial la desaparición de su hija, a la que dio a luz en 1968 en el antiguo Hospital de la Cruz Roja cuando estaba situado en la calle Real. Determinadas comadronas y monjas de este centro hospitalario son reincidentes en los relatos de las personas que aseguran haber sido adoptados de forma ilegal.
Las indagaciones judiciales y policiales sobre la desaparición de la recién nacida confirmaron que la progenitora contaba la verdad. La mujer dio a luz a su hija, que sería trasladada a la Casa Cuna de San José Málaga unos días después. La Policía de Ceuta, como informó El Faro, comprobó que la entrada de la menor quedó reflejada en el libro de acogidos para, pocos meses después, en agosto, certificarse que la niña había fallecido por muerte súbita.
Un día después de los hechos sería inhumada de caridad en la zanja general del cementerio de San Rafael. El problema está en que los huesos de la niña nunca se encontraron para comprobar si realmente la cadena de hechos se produjo tal y como denunció la madre y posteriormente investigaría la Policía.
El caso más reciente por la compra de un bebé a una marroquí data de 2011 aunque la condena se publicó este año, como informó este diario. El matrimonio de Málaga fue condenado a una pena de un año y medio de prisión por haber pretendido comprar un bebé a una marroquí en Ceuta por 3.000 euros en una operación que se inició por casualidad al enterarse del asunto un policía que hacía prácticas en la ciudad. Un sucio negocio que, a tenor de este caso, se mantiene en el tiempo a pesar de que esta práctica habría disminuido desde los años 80