Las pocas pertenencias que lleva consigo están agolpadas en una maleta. Tiene tan solo 20 euros en los bolsillos. Se fue de Ceuta hace algo más de una semana. No transita, precisamente, un camino de rosas. Ahora duerme y vive en la calle.
Mohamed cruzó el mar a nado hasta llegar a la ciudad fronteriza. Tuvo suerte y sobrevivió a esta ruta que se salda con muertes y desapariciones. Su llegada a la Península no ha sido fácil. Vive a duras penas en una ciudad de la Comunidad Valenciana. La historia de este joven de 22 años es una canción sonada. Al igual que él, muchos llegan con la expectativa de obtener oportunidades, pero, en cambio, lo que les espera es un comienzo difícil.
No duerme en un lugar cómodo y acogedor. Pasa sus noches a la intemperie y le queda un mes complicado por delante. A pesar de acudir a la sede local de Cruz Roja, no es posible facilitarle un techo actualmente. Tiene que esperar 31 días para que la entidad le asigne cobijo.
Al mismo tiempo que el centro de Madrid se llena de protestas en el inicio de una huelga de alquileres, otros luchan por tener un salvavidas al que agarrarse. Los altos precios de las rentas, la dificultad de un salario más que suficiente que lo cubra y la subida de los bienes básicos de alimentación también se ceban con aquellos que desembarcan para buscarse el sustento y mejorar sus circunstancias.
Su hogar es un banco con bolsas de papel en una zona ajardinada. Se ducha, come y carga su teléfono en cafeterías o mezquitas. Esta se ha convertido en su cotidianidad a la espera de que alguna puerta se abra. Parece que su solución se antoja como una especie de milagro. Son varias las entidades a las que ha recurrido en busca de una cama sin resultado alguno.
No se le puede ofrecer una, al menos, de momento. Solo disponen de una ayuda de emergencia que concede comida caliente y abrigo. Sin embargo, solo se otorga una vez que pasan más de tres meses como ciudadano empadronado.
Entidades locales señalan que el acceso a un alojamiento no es sencillo. Apuntan a que en la ciudad donde está Mohamed los recursos tienen, en general, sus limitaciones y que, los habitacionales, escasean. Saben que esta situación ya se ha dado en otras ocasiones y que muchos migrantes llegan en condiciones similares.
La única opción con la que cuenta es acudir a Valencia capital al Centro de Apoyo a la Inmigración, pero dado que hay una gran distancia entre esta población y en la que está no resulta viable, según cuentan. Tendría que acudir temprano por la mañana y tener la suerte de que haya algún hueco para él.
Al llegar, su meta era bien distinta, pero la vida lo ha colocado en una postura difícil. “Iba a buscar una casa para alquilar y trabajo en cualquier campo para mejorar mi situación”, traslada a través del traductor.
Le gustaría encontrar un puesto de trabajo para empezar a encarrilar su vida en España. No es su único propósito. Quiere aprender español para desenvolverse en el país y por eso trata de averiguar si puede acceder a clases del idioma. Tiene dotes artísticas y espera darles rienda suelta también en algún momento.
Los últimos días de Mohamed han sido un tanto complejos. Sin embargo, a pesar de las trabas, trata de sonreír y mirar hacia el futuro. Un mañana incierto dentro de un presente en el que trata de reordenar lo que está patas arriba.
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