“La pobreza, el hambre y la exclusión tienen nombre de mujer”
Entre los sones de John Lennon y con las primeras notas de su lema más universal y atemporal arrancaba el acto más protocolario de la jornada y, a su vez, el que mayor énfasis hace en la mujer, simbolizada en la figura de una de ellas. Una mujer que por su valía, trayectoria y entrega ha destacado en un área y sirve para universalizar al resto del colectivo. Era el inicio del Premio María de Eza que este año llevaba impreso el nombre de la docente y presidenta delegada de Manos Unidas en Ceuta, Mercedes Canca.
Apenas 10 minutos antes de su comienzo el Salón del Trono del Palacio Autonómico parecía mucho más minúsculo. Ese enorme espacio pronto se colmó de todos aquellos que quisieron arropar a Canca en uno de sus grandes días. Familiares, amigos, conocidos y, por supuesto, sus compañeros de ‘San Antonio’ que la sorprendieron con un emotivo vídeo que, como señalaba poco después la premiada, entre risas, “ha sido un poco una encerrona”.
Si bien Mercedes destaca por múltiples cualidades gracias a las cuales ha sido reconocida, con ésta, hasta tres veces, todos los halagos se dirigieron en la misma dirección. “Por personificar los valores de entrega y generosidad a los colectivos más desfavorecidos, por ser una gran mujer luchadora, trabajadora y, sobre todo, una persona cargada de una gran humildad”, coincidían sus compañeros. El presidente de la Ciudad, Juan Vivas, también se reivindicó en lo expuesto por sus predecesores. “Las cualidades de Mercedes son infinitas y extraordinarias, por eso yo he elegido tres que, en mi opinión, la han hecho la gran merecedora de este premio: su fidelidad, humildad y nobleza”, declaraba el presidente.
Tras recoger “ese merecido premio” en manos del presidente Vivas, Canca se ponía frente a un expectante público para agradecer y compartir su reconocimiento, pero también para reivindicar. “Hoy que celebramos el Día Internacional de la Mujer quiero recordar, especialmente, a mis abuelas, mis tías y mi hermana. A todas las mujeres de las generaciones pasadas y a todas las personas que por su entrega, esfuerzo y constancia, desde la sombra, han dado y siguen dando lo mejor de sí para construir un mundo más igualitario entre hombres y mujeres de diferentes culturas y capacidades. Porque todos somos necesarios en la edificación de un mundo más fraterno”, expresaba la premiada.
Reclamó la recuperación de los valores sociales como ejemplo para las futuras generaciones
Continuaba Canca su discurso más seria, dura, exigente y reivindicativa. La docente se centraba en la importancia de las relaciones interpersonales y presenciales, “hoy tan escasas por la dependencia y el auge de las nuevas tecnologías”. Proseguía haciendo alarde de la vena por la que más se la conoce, la humanitaria, que también estuvo coloreada con ese ‘violeta’ del día. “También quiero denunciar que la pobreza, el hambre, la exclusión y las desigualdades tienen rostro de mujer y, de forma más alarmante, en los países en vías de desarrollo”, sentenciaba.
Concluía su discurso y, con ello, el acto, compartiendo con todos los presentes sus sueños y anhelos. “Tiremos las semillas que puedan cambiar la fisionomía de nuestro paisaje, ese en el que cobre importancia la transmisión de valores como ejemplo para las nuevas generaciones”.
Marta Ester, docente del Centro Asesor de la Mujer: “Seguimos topándonos con ese techo de cristal”
Sin duda alguna, la reivindicación fue la gran protagonista de uno de los 8 de marzo más intensos que ha vivido nuestra joven democracia. Las mujeres comienzan a empoderarse y desean que la sociedad al completo se sume a su lucha. Por ello el acto institucional organizado por el Centro Asesor de la Mujer (CAM) quiso hacer especial énfasis en todo el camino que falta por recorrer y, sobre todo, en los grandes obstáculos presentes en el mismo que son necesarios de derribar.
“Pese a los avances conseguidos, seguimos topándonos con ese techo de cristal asentado en prejuicios e ideas preconcibas acerca de la mujer que impide el acceso a puestos de responsabilidad y dirección, entre otras muchas cosas”, rezaba el manifiesto que personificó con su voz la docente del centro San Antonio, Marta Ester Ordoñez.
En ese sentido se instaba al compromiso ciudadano para poder avanzar y alcanzar esa meta que, a veces, parece tan lejana. “Por todo ello se hace necesario el compromiso de toda la ciudadanía para sentar las bases que propicien una igualdad de oportunidades real, ya que solo aunando esfuerzos, todos, hombres y mujeres, alcanzaremos la tan esperada igualdad real de derechos”, concluía entre un mar de aplausos de los presentes, entre los que se encontraron las principales autoridades de la ciudad. Todos ellos se comprometieron a reflexionar, sensibilizar y, sobre todo, a actuar.