He venido expresamente a la Punta del Cardenillo a buscar los fragmentos que faltan a la escultura que encontré tirada junto al camino que conduce a este bello paraje. He dado con algunos fragmentos, pero la cabeza sigue sin aparecer. Tendré que seguir buscando. Una vez aquí he bajado hasta el borde del acantilado y me he sentado a escribir. Precisamente he adoptado la postura de flor de loto de la imagen que me ha traído a este lugar. Los minutos de meditación en los que me he sumergido han limpiado mi mente como lo hace el agua del mar con las piedras sobre las que me he sentado. Con la camisa abierta he sentido el calor del sol en mi rostro y en mi pecho, mientras inspiraba y expiraba de manera consciente. Los distintos sonidos del mar me han trasladado a la tierra primigenia. Un mundo de grandes cascadas y omnipresencia marina.
El mar lleva dándole forma a este sitio desde sus orígenes hasta el infinito. Dentro de unos cuantos milenios es posible que ya no exista el Hacho y mucho menos quien ahora escribe, pero estoy consiguiendo inmortalizar esta experiencia para que pueda formar parte del inmenso legado atesorado por la humanidad. Este día no se repetirá jamás. El tiempo fluye con el mar que salpica mi cuerpo. Este mar trae hasta mi olfato el olor de la sal marina, perfecta metáfora de la sabiduría. La sal fija y conserva los efímeros recuerdos de los humanos.
Levanto mi rostro y observo el morabito de Sidi bel Abbas. Este templo islámico no hace más que ratificar el carácter sagrado y mágico de este lugar. Hace cerca de doscientos años un grupo de presidiarios excavaron, con gran esfuerzo, una serie de minas para extraer cobre y hierro. De ellos no ha quedado ningún testimonio. Su recuerdo se ha borrado con la espuma blanca del mar que ahora contemplo. No es justo que estas cosas pasen. Todos merecemos figurar en los libros de historia, aunque sea de una forma colectiva y modesta. Lo que para este grupo de hombres fue un trabajo penoso, ahora es un nuevo recurso patrimonial con el que cuenta el Hacho para justificar su declaración como parque cultural.
…Así es la vida. Ningún esfuerzo es vano si las generaciones futuras lo saben apreciar. Todo está conectado por un hilo mágico que pone en comunicación el pasado, el presente y el futuro. Desde mi presente estoy dándole voz a las apagadas voces de los hombres que excavaron las minas de cobre, al mismo tiempo que me estoy dirigiendo a ti que me lees desde el futuro. A ti te digo que aproveches tu vida para conocer cuál es tu misión y cumplirla con la mayor dedicación que te sea posible. Busca la inspiración en lugares mágicos como éste. Voces de otros tiempos hablan a través de las olas que mueren ante tus pies. Escucha las olas con atención hasta lograr descifrar el mensaje que te traen desde el pasado…y desde el futuro.
"El mar lleva dándole forma a este sitio desde sus orígenes hasta el infinito"
Piensa siempre con los ojos puestos en el inabarcable horizonte y en lo eterno. No escribas pensando en tus semejantes, sino en los dioses y diosas que guían tus pasos y orientan tu vida. No hay mayor gozo que sentirte parte de lo eterno. El mundo es mucho más complejo de lo que aparenta. A tu paso surgirán señales y signos. No los ignores. Síguelos. Han sido puestos allí para ti. Si tienes que emocionarte, hazlo. Llorar es una manifestación corporal de que tu alma es la que desea comunicarse contigo. Recuerda siempre lo dicho por Henry David Thoreau: los cobardes sufren, los valientes disfrutan. Hay que tener mucho coraje y decisión para llegar a ser lo que uno realmente es.
Vive la vida. Ámala. No dejes una palabra sin decir ni un abrazo o beso que dar. El amor es la mayor fuerza que existe en el universo. Por amor estoy yo aquí, por fidelidad a lo que creo, por lealtad a la naturaleza que me reclama para que sea sus ojos y su voz.
La marea sube y baja, como lo hacen nuestras emociones y pensamientos. Cuando esté alta, escribe; cuando baje, pasea. No existe el silencio en la naturaleza. Ella siempre habla para el que permanece atento. Pronto te darás cuenta de que no es tu mano la que escribe, sino la Gran Diosa. Ella penetra hasta lo más profundo de tu ser para desvelarte los secretos que guardas dentro. Eres el eslabón más de una larga cadena que une a los hombres y a las mujeres que han servido de portavoces de la verdad y defensores de la belleza. Éste es el camino de la santidad. Pero no seas bueno sin motivo. Aprovecha tu energía para lograr que el plan divino se despliegue en toda su magnificencia.
Tienes la gran oportunidad de ser cocreador del cosmos. Cada vez que contemplas las estrellas, que observas el mar, las montañas, las aves, las plantas y los árboles les estás dando vida. Cree en ti. Confía en ti mismo. No dudes ni un instante de tu carácter divino, sin caer en la auto-idolatría. Que la humildad sea tu carta de presentación. Trata a los demás con amabilidad, incluyendo a todas las criaturas creadas por la naturaleza. No las menosprecies ni las maltrates. El daño que le haces, te lo haces a ti mismo.
Creo que ya te he dicho bastantes cosas. Las demás tendrás que descubrirlas por ti mismo. La vida también es aventura, misterio y magia. Recuerda que yo siempre estaré a tu lado, mientras no me olvides.
Escarvando en una tinaja de mantequilla, en el fondo, se encontrarà modroño.