Esa fina y endeble línea de la dignidad que separa a Ceuta y Marruecos va camino de fortalecerse y dejar como un capítulo para la historia esas infrahumanas imágenes que caracterizan al comercio atípico. El límite en la carga de mercancías ha sido la última medida adoptada en esa guerra contra el bulto que mantienen abierta tanto Delegación como el Gobierno de la Ciudad y que visten de “humanidad”.
No superar los 100 kilos por bulto. Ese es el nuevo lavado de imagen para los polígonos que se aplicaba ayer de manera taxativa con la reanudación del porteo. Lo estrenaban los varones, para los que se ha establecido un peso máximo de 80 kilos, y continuará hoy las mujeres, cuyo límite se sitúa en los 70.
El control se ejercerá de forma rigurosa a través de una báscula que se situará a la salida por el paso del ‘Tarajal II’. Se ha solicitado y se espera instalar en las próximas semanas. Mientras tanto, es la propia empresa de seguridad de la ‘Fase II’, ‘Servihipro’, la que está desempeñando las funciones de inspección en el peso con controles ‘a ojo’ basándose en las dimensiones y el cálculo de la mercancía. De esta forma, se sucedieron los registros a la salida del recinto. Pocos excedían la nueva imposición, pero en vista de ‘puentearla’ ninguno lo conseguía. El superar el límite establecido suponía la retirada del peso excedente.
La adopción del sistema del carrito para portear estableció unos límites en las dimensiones del bulto, que poco se han respetado, y un máximo de carga en 70 kilos, que con el tiempo ha corrido la misma suerte. Así a lo largo de los meses ha sido perceptible cómo los porteadores llegaban a superar los cien kilos de carga. Un hecho que ha conllevado la toma de una decisión que parte de forma unilateral de las administraciones central y local, y cuya aplicación se está haciendo de forma estricta y sin titubeos, como fue perceptible en la jornada de ayer.
La reapertura del paso de mercancías después de dos semanas de inactividad estuvo marcada por la tranquilidad. Una imagen cada vez más usual desde que se decidió establecer una cifra límite en la entrada de porteadores por el ‘Tarajal II’. Un máximo que roza el centenar y cuya salida marca el acceso del siguiente grupo. El porteo concluyó sin incidentes reseñables, con una cifra de 2.378 hombres, y dio paso a la siguiente medida que se estrenaba ayer: la ampliación del horario de La Puerta Norte.
Esta histórica demanda de las comunidades de propietarios se aplica, desde ayer, sin estar sujeta a un horario. Su engranaje está supeditado al último porteador que accede a través del paso del ‘ Tarajal II’. De esta forma, una vez que se encuentre en el interior de los polígonos la Policía Nacional informa sobre el cierre del paso de mercancías y se procede a su apertura.
A las 13.00 horas abría la Puerta Norte. No es un horario excepcional, pero tampoco será el definitivo. La zona de acceso de los polígonos a la propia frontera registra una nueva hora de apertura. Se situaba en las 15.00 horas, pero sufrirá variaciones diarias que responderá al acceso del último porteador a través de ‘Tarajal II’ y, con ello, a su cierre.
Esta medida ha sido la elegida por la Delegación del Gobierno como “la más adecuada” y supone esa recompensa a los empresarios de los polígonos que tanto demandan la apertura al tránsito por la Puerta Norte escudados en el argumento del comercio del ‘picoteo’, el cual, aseguran, es el encargado de su “supervivencia”.
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