La inseguridad en el puerto no hace sino aumentar en dos vertientes: por un lado, los menores que habitan por las escolleras e inmediaciones de las zonas restringidas son atracados por otros marroquíes adultos; por otro, esos mismos menores son víctimas de palizas que les dan grupos de personas de Ceuta que acuden en coches específicamente para buscarles, robarles y agredirles. Esto último se produjo hace unos días en el puerto, cuando un grupo de niños marroquíes de los llegados en las últimas entradas masivas de mayo acudió a unos policías portuarios para pedirles auxilio ya que habían sido sorprendidos por un grupo de ceutíes, desplazado específicamente en un coche para pegarles y robarles sus pertenencias.
Aumenta la presión por los intentos de escapar a la Península
Ayer tarde ocurrió también otra agresión a dos menores a los que les robaron un teléfono móvil y el poco dinero por portaban, unos 10 euros. Fue en la zona del muelle de Poniente y cometida por otro inmigrante adulto. Uno de los menores sufrió heridas cerca del cuello y en la palma de una de sus manos. La Policía Portuaria que se encontraba en la zona actuó en primera instancia para auxiliarle, procediéndose después al requerimiento de una ambulancia para atenderlo in situ.
Casos, sobre todo, de enfrentamientos entre ellos mismos
No son casos aislados. Paralelo a la situación de bloqueo de cientos de marroquíes y al deseo de muchos de ellos de no volver a su país, se está produciendo un incremento de la inseguridad derivada de agresiones que sufren por parte delincuentes ceutíes que buscan robarles y, por otro, las propias peleas que tienen entre ellos para quitarse las pertenencias.
Y esa inseguridad no va a más porque hay muchas personas que por propia voluntad o formando parte de oenegés les está facilitando comida, mantas y ropa, con lo que indirectamente están evitando que se produzcan más robos o peleas entre los propios magrebíes.
La zona portuaria se ha convertido ahora en punto de concentración de estas personas y en punto de presión en intentos de escapada a la Península.
No entiendo porque se permite que lleven alimentos a los campamentos improvisados de estos inmigrantes, con ello se favorece que continúen sin control y llenan la zona donde estan acampados de porquerías, bolsas, restos de alimentos, defecaciones, además de la inseguridad que provocan.
Si no se le llevaran alimentos sería más fácil que estos vayan a comer y dormir a los centros preparados. Si esto no se puede prohibir, al menos habría que hacer una campaña de concienciación entre ciudadanos y ONG para que dejen de hacerlo.