Los menores marroquíes que se encuentran en el polideportivo Santa Amelia, reconvertido en centro ocasional de acogida tras las entradas masivas de mayo que se registraron en Ceuta, se han convertido en protagonistas de la noche a la mañana de unos retornos históricos. A la tranquilidad con la que lo asumen algunos, se suma la reacción mayoritaria del resto, con huidas de los que aprovecharon para escapar del recinto y evitar la expulsión y llamadas de atención de otros menores que llegaron a subirse a zonas más elevadas amenazando con causarse daños.
15 de los acogidos de manera temporal en este lugar fueron entregados a Marruecos este viernes, en una devolución histórica que ya ha sido denunciada por oenegés y ha supuesto una quiebra en el Gobierno ante las reacciones de algunos de sus miembros contra el Ministerio del Interior. Están previstas más, hasta los más de 700 niños y en grupos de 15 cada día.
Rgrari, un menor de 16 años que escapó en la tarde de este viernes del ‘Santa Amelia’, cuenta que al saber que sus compañeros eran entregados a Marruecos optó por escapar. Duerme en la calle ocultándose de la Policía para evitar ser trasladado de nuevo a alguno de estos centros. Nassim, otro de estos menores que sigue dentro de las instalaciones deportivas, dice que no quiere volver a Marruecos. Ayer se subió a una parte elevada del recinto amenazando con hacerse daño, finalmente no ocurrió nada. Indica a este periódico que, como él, otros menores no quieren irse.
El protocolo puesto en marcha este viernes, que fue grabado por FaroTV en un momento que es histórico puesto que suponía la activación de un tratado entre dos países no aplicado, prevé continuar con todos los internos del ‘Santa Amelia’ –más de 200-, para después seguir con los de Piniers, ya que se ha aceptado la entrega de todos a excepción de los vulnerables.
En unos vídeos facilitados a El Faro y que se han grabado los propios menores, dicen que han sufrido mucho y que no quieren que se les lleve a su país. "Es injusto", "no Marruecos", exclaman. Uno de ellos ha leído lo escrito en un papel reclamando "solidaridad" y diciendo que "aquí con Samu estamos muy bien".
"Esto es injusto, no queremos que nos lleven a Marruecos", insisten, mientras se abrazan entre ellos y lloran ante un teléfono móvil usado para grabar estos testimonios. "Por favor, no queremos ir a Marruecos, hemos estado meses aquí, ahora qué, solidaridad", insisten en sus manifestaciones.
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