El espigón
de Benzú se ha convertido en el escenario de las llegadas de decenas y decenas de
inmigrantes. También es escenario de momentos en los que se llega al límite, con jóvenes que alcanzan Ceuta ya prácticamente sin fuerzas. Lo primero que hacen es besar el arenal, mirar al cielo y dar gracias a dios por haber cruzado.
La Guardia Civil está con presencia permanente en la zona. Lo primero es salvar vidas. A la llegada de estos jóvenes se les recoge y en muchos casos los propios agentes son los que tienen que ayudarles a entrar en calor con sus propios chaquetones.
En lo que va de año han llegado a Ceuta 144 menores, 96 de ellos solo
en los primeros 11 días de febrero. A ellos hay que sumarles los adultos, muchos de ellos en la calle debido a la negativa de
Marruecos a readmitirlos. Esta mañana agentes marroquíes han salido con una embarcación a recoger a dos nadadores, pero lo han hecho después de
tres días sin presencia, después de tres días en los que ni siquiera han intervenido para atender a los que se arrojaban al mar.
Hoy, tras la entrada de varios nadadores han salido por vez primera con una embarcación para recoger a dos después de no actuar con los que previamente habían cruzado hasta Ceuta. Los propios nadadores les han ayudado a volver a dejar la embarcación en el arenal. Hay quienes llegan enfundados en trajes de neopreno mientras que otros lo hacen con ropa de calle, fruto de la improvisación de ese particular efecto llamada que se está produciendo sobre todo con los niños ya que buena parte abandona la escuela o los centros deportivos alentados para pasar a Ceuta.
La situación sigue siendo de presión en la
frontera sur sin que se hayan producido declaraciones oficiales al respecto. La Ciudad Autónoma está preocupada por esta situación lo que le ha llevado a solicitar un pleno extraordinario para abordar esta crisis migratoria.