Una “legión de menores comandados por dos adultos” tiene aterrorizado al vecindario de
Arcos Quebrados. Los afectados rompen su silencio, desde el anonimato, después del penúltimo acto vandálico que, esta vez, podía haber acabado en desgracia: una piedra con enjundia cayó sobre un vehículo en circulación. El miedo a las represalias no impidió que llamasen al 112.
Aparte de la abolladura, a bordo iban los hijos del conductor, vecino de la barriada. Todos iban camino de las actividades extraescolares. El impacto y el volantazo sobrecogió a esta familia ceutí que no tuvo que lamentar daños personales.
El tiro al blanco sobre los coches nuevos son habituales y a estos menores les divierten más los objetivos en movimiento que la chatarra que forma parte del paisaje y sirve de combustible a la cultura del fuego.
La última víctima del apedreamiento a los residentes en Arcos Quebrados tiene el coche asegurado con su póliza, pero el miedo no se repara en el taller. Su mujer ha dejado de salir a caminar por las tardes. Cada vez se plantean más seriamente ahorrar para mudarse de zona porque no aguantan más la intranquilidad que les provocan estas “salvajadas”, por grande que sea el cariño que le tienen a su hogar.
Una de las personas que dirige el grupo, según los residentes en la barriada, viste “una chaqueta roja” y estuvo implicado en el suceso con el coche que pudo acabar en accidente. Los vecinos lamentan que estos adultos presenten la criminalidad a sus seguidores “como un juego” hasta convertir a estos niños en “pequeños delincuentes”. Se preguntan, como sociedad, qué estamos haciendo mal y por qué sus familias no enderezan sus vidas aún que están a tiempo.
Los perjudicados echan en falta un presencia policial más prolongada ya que las labores de patrullaje son escasas y duran poco tiempo. Al igual que tanto la Local como la Nacional perimetran la zona cuando
Bomberos actúa en Arcos Quebrados, los vecinos demandan atención por parte de las autoridades porque se sienten “desprotegidos”.
El vecindario lamenta que Ceuta parezca una “ciudad sin ley” con vehículos hasta de matrícula extranjera desguazados sin que nadie corte de raíz este problema de seguridad y medioambiental.