El ministro de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, explicó ayer a un grupo de escolares que la Constitución es la que “marca las reglas de juego”, conocerla es “algo muy importante para todos” y que el Congreso es la casa “de la soberanía nacional”.
Lo aseguró en la Cámara baja en la entrega de los premios a los ganadores de la primera edición del concurso nacional ‘Una Constitución para todos’, convocado por su departamento. Entre ellos se encontraba el estudiante Omar Kheribich, alumno del IES Puertas del Campo.
Acompañado por el presidente del Congreso, Jesús Posadas; y de la ministra de Empleo, Fátima Báñez; el ministro comentó que “es un gran día” ya que se reconoce el trabajo de unos alumnos sobre un tema que “nos importa mucho”.
“Tiene un valor muy simbólico el que los niños y jóvenes de hoy estéis en esta casa donde mañana se constituirá el nuevo Congreso de los Diputados”, les ha dijo Méndez de Vigo. Tras el acto, comentó que en 1978 se hizo “la Constitución del consenso” porque “todo el mundo cedió para que durara mucho tiempo”.
Además, “se estableció un procedimiento de reforma y los constituyentes pensaron que para reformarla -solo la Biblia se escribió para que durara millones de años- había que haber el mismo consenso que aquél que hubo cuando se redactó la Constitución”, según el ministro.
“Quién quiera modificar la Constitución ya sabe lo que tiene que hacer, buscar ese consenso, traerlo a las Cortes y hacerlo”, añadió Méndez de Vigo.
“Lo que no cabe en España ni en ningún país europeo es la unilateralidad, romper las reglas de juego porque le apetecen a unos, eso no es posible y no lo entiende nadie en Europa y eso es lo que hay que contarle a la gente no otras cosas porque simplemente no son verdad, no se van a producir y pueden llevar a la frustración”, argumentó.
“Igual que nadie varía las reglas del fútbol y los penaltis se tiran a once metros (...) y no se cambia a seis metros, la Constitución debe continuar con sus reglas”, recalcó.
Una de las premiadas, Blanca Giménez, alumna de Primaria del centro Don José Marín de Cieza (Murcia), comentó que relató cómo el rey estaba leyendo la Constitución y se le volaron las hojas, pero que luego las podía recoger porque niños de distintas comunidades autónomas las encontraban y se las devolvían al monarca para que pudiera volver a formarla.