El pasado lunes la Policía llevaba a cabo una redada que se saldó con la interceptación de decenas de
menores marroquíes que dormían y vivían en las calles de Ceuta. Algo más de 30 que, cumpliendo el protocolo existente, fueron trasladados hasta el
centro de La Esperanza. Y lo fueron en las condiciones en que se localizaron: con ropa sucia y varios con el pelo plagado de liendres y piojos. A un grupo de esos menores, los que presentaban pediculosis, se les cortó el pelo. Lo hicieron otras personas con su titulación de peluqueros, adoptando una medida preventiva para evitar que los chicos que están alojados en ‘La Esperanza’ terminaran con sus cabellos llenos de piojos ante la llegada de otros compañeros. Aunque fue una llegada que duró horas. Esos menores, nada más ser ingresados y reconocidos en el centro, volvieron a la calle, rechazando permanecer en el centro de Hadú en donde hay acogidos en su totalidad algo más de 300 menores, incluidos los del SAMU. La asociación Maakum, que trabaja con menores en la calle, ha denunciado los hechos tildando estas medidas de “represivas y violentas” al “rapar” el pelo a los chavales a la fuerza. Dice que “todos los menores ingresados en el centro La Esperanza han sido rapados a la fuerza y en contra de su voluntad, robándoles su identidad, quitándoles su dignidad, con un corte de pelo que marca, estigmatiza y no se aplica de forma homogénea a todos los ingresos de La Esperanza”, expone en redes sociales. Según fuentes consultadas por este periódico no es cierto que se rapara el pelo a todos los menores que trasladó la Policía. Se actuó contando con peluqueros solo y exclusivamente con un grupo de esa treintena que presentaban todo el cabello lleno de piojos y hubo que eliminar la cantidad de pelo que tenían para poder actuar. Se pretendía también no poner en riesgo a todos los demás menores que hay viviendo de manera regular en el centro.