Los organizadores de la IX Marcha por la Dignidad que este sábado por la tarde volverá a recorrer Ceuta hasta la frontera para conmemorar el octavo aniversario de la tragedia del Tarajal y exigir “justicia” para las víctimas directas de la ausencia de vías legales y seguras para migrar han llenado el Salón de actos del Campus para abordar el asunto desde cuatro ópticas distintas.
En una mesa redonda moderada por la abogada Patricia Fernández, los periodistas Sarah Babiker y Moha Gerehou y los activistas Soda Niasee y Ramsés Azumik han profundizado en cómo escribir sobre migrantes africanos, la securitización de las migraciones, la “letal” vía canaria y el uso de las personas en tránsito “como moneda de cambio en la Frontera Sur”, respectivamente.
Paula Domingo, de Elín, ha resumido la convocatoria de este sábado en Ceuta como una llamada a “no olvidar” lo sucedido el 6 de febrero de 2014 y a “hacer memoria de sus víctimas y de las miles que siguen muriendo en el mar, el desierto y las fronteras”. “Queremos dar un paso hacia adelante pidiendo justicia, que se reconozca que la vida de todas las personas vale lo mismo, que todos somos iguales y tenemos la misma dignidad...”, ha contextualizado.
Fernández Vicens, que entre otros muchos casos ha llevado la acción particular de la causa del Tarajal, ha señalado como prioridad “asegurar la memoria de las víctimas, conseguir la verdad de lo que sucedió y obtener justicia, reparación y garantía de no repetición”. “El 7 de febrero de 2014 acudimos a la oficina del Defensor del Pueblo y a la Fiscalía General del Estado solicitando como primera medida que se rescatasen los cuerpos todavía sumergidos ante el espigón, pero ocho años y nueve marchas después el procedimiento ha sido archivado: la Justicia ha decretado que los 16 guardias investigados no cometieron delito alguno y que actuaron conforme a derecho, por lo que han sido absueltos sin juicio con una resolución que está recurrida en casación ante el Supremo pendiente de admisión a trámite”, ha contextualizado.
“Para la Justicia el Tarajal es sólo el Tarajal, muertos sin rostro, tumbas sin nombre, víctimas sin Justicia... Para nosotros su memoria es la de los supervivientes que se atrevieron a gritar 'nos están matando' en un acto de resistencia que ha dado sus frutos porque todas vosotras”, se ha dirigido la abogada al auditorio presente y que ha seguido el coloquio por Internet, “sois la Justicia para las víctimas del Tarajal”.
Antropóloga y periodista, Sarah Babiker, ha reflexionado sobre las migraciones desde la perspectiva de la seguridad de sus protagonistas en contraposición a la de allí donde se dirigen, que es la que suele captar el foco. La ponente ha repasado la narrativa de la derecha y la ultraderecha sobre las migraciones para presentarlas como una amenaza para el país ligada a la criminalidad, incluso al terrorismo y la radicalización religiosa.
La activista Soda Niasee, que forma parte del colectivo ‘Somos red’, surgido en Canarias, ha denunciado la “letalidad” de rutas como la que llega hasta el archipiélago, cada vez más utilizada por el blindaje del norte de Marruecos. Solamente el año pasado perdieron la vida en ella “once mártires al día” sometidas en muchos casos a una “doble muerte”, la física y la del olvido en “países que eluden reparaciones y responsabilidades” desde sus “necropolíticas”.
“Cuando luchamos por la justicia en el Tarajal lo hacemos al mismo tiempo por vías legales, ordenadas y seguras para las migraciones. Cuando luchamos contra el olvido en el Tarajal lo hacemos también contra la precariedad migrante. Todas las luchas nos llevan hacia la igualdad y los derechos sociales para todas las personas, migrantes o no, porque como decía Tomás Sankara 'el pueblo ama la libertad y la democracia y atacará a todos los enemigos de la libertad y de la democracia: sólo la lucha libera”, ha proclamado puño en alto.
El activista ceutí Ramsés Azumik ha denunciado los sistemas que emplea el norte global para mantener un estatus quo trágico: “Vive sobre categorías dicotomizadoras que permiten sostener relaciones de opresión entre el rico y el pobre, el blanco y el negro entendido como la persona a la que se pueden negar derechos sin consecuencias, impunemente”, ha descrito.
El esquema parte de reducir todas las singularidades a una unidad y convertirla en negativa, ideas que también se propagan sin reproche. “Cuando ya tenemos una unidad negativa la podemos hacer inasimilable si no olvidan todo lo que son y se integran con las condiciones que imponemos: despojados de dignidad e identidad pueden morir en el camino, frente a las vallas o por la intervención de nuestras Fuerzas Armadas sin que pase nada”, ha completado la digestión social que excreta como “arma arrojadiza” a esa “unidad negativa inasimilable”.
“En una sociedad racista no basta con no serlo, hay que ser antirracista, de hacer pedagogía y sensibilización. Hay que seguir movilizándose para que podamos vivir en un mundo justo que reconozca la dignidad de las personas”, ha concluido.
El escritor y periodista Moha Gerehou ha profundizado con brío en cómo presentan los medios de comunicación a los migrantes africanos, siempre “dentro de la tragedia y ligados a un papel de víctimas”, estereotipados, tachados de ilegales como “concepto ideal para justificar la mano dura”. “La conciencia europea sólo tiene ojos para ver desde arriba a los pobrecitos negritos o moros que vienen sufriendo, pero no capacidad para sostener la mirada de frente”, ha cuestionado el “paternalismo” en el que también alerta que cae “las grandes oenegés”.
El ponente ha llamado a “quitar de pleno la inocencia de la que se cubren las instituciones” y se ha preguntado por qué no se utilizan términos como “invasión, avalancha, oleada, alud o masiva” para hablar del aterrizaje multitudinario de alemanes en Mallorca cada verano”. “Vox pretende obtener un rédito político explícito de todo esto, pero la izquierda lo hace de forma menos clara, empapándose de un discurso de Derechos Humanos para encubrir que si los primeros pueden hacerlo es por las políticas que de por sí joden la vida a los menores migrantes solos”, ha advertido.
La mesa redonda ha servido para poner a los presentes “en alerta frente a sesgos y estereotipos que condicionan la forma de entender el mundo y cómo lo analizamos” y ante “la pornografía de la tragedia, otro elemento del poder para instalarnos en el discurso de la compasión y no de los derechos”.
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