“Mañana, esa ropa no le servirá”
Luis Castillejo Villar, fue una pieza imprescindible en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Tras el golpe militar de 1936, fue detenido y fusilado. Un compañero de celda en el Hacho, escribiría años más tarde sobre el líder sindicalista ceutí: "Sólo olvidó su situación de condenado a muerte cuando supo que era nuevamente padre. Pero fue un relajamiento momentáneo, pues aquella noche observé que no dormía. Cuando yo intenté hacerlo pasada la una y media, él mismo, me confesó mientras desayunábamos, que pensando no había pegado ni un ojo en toda la noche. El día transcurrió jugando al ajedrez, por la noche Castillejo se durmió enseguida. Pero como a la una fue descorrido el cerrojo de la puerta de la celda, y abierta ésta, apareció bajo su dintel la figura siniestra del conocido cabo legionario, a quien acompañaban varios de sus subordinados. El cabo llevaba en una mano un papel y en la otra la pistola, e hizo que los suyos palmeasen para despertarnos. Después voceó el nombre y apellidos de Castillejo, pidiendo que se vistiera y saliera de la celda. Precisamente era Castillejo el único que no se había despertado y hubo de despertarlo su paisano Pacheco, que dormía junto a él. Castillejo tardaba en vestirse y el cabo, impaciente, le espeto: ¡No se arregle tanto, que no va a una fiesta! ¡Mañana esa ropa no le servirá ni de mortaja! Creo que Castillejo no oyó sus palabras, pero salió enseguida. Por la mirilla de la puerta se pudo ver, que tanto él cómo sus compañeros de proceso, eran encerrados en los calabozos destinados a los que serian en breve ejecutados".
Juicio a los anarquistas ceutíes
Los más destacados miembros del anarquismo en Ceuta tras la sublevación del 36 fueron ejecutados o sufrieron largas condenas, como Pedro Vera, sacado de su casa, y su cuerpo apareció en el depósito de cadáveres del cementerio. El librero Miguel D´lom, fusilado en unas de las tristes sacas de los primeros meses del golpe militar. También habría que destacar el "insostenible" juicio a 50 anarquistas acusándolos a todos del mismo delito. En este procedimiento fue fusilado el 6 de octubre de 1936, el joven dirigente anarquista Luis Castillejo Villar, en el Hacho. En la portada de su consejo de guerra se puede leer su nombre encabezándolo y a continuación al resto bajo la misma acusación "Adhesión a la rebelión”, se les dividió en cuatro grupos, y todos bajo un mismo formulario como preguntas, acusaciones, delitos... era copia del utilizado contra Castillejo. En este macrojuicio al sindicalismo ceutí fueron fusilados veintiséis obreros y el resto a largas condenas.
Los cincuenta sindicalistas fueron trasladados el día 16 de septiembre de 1936, desde las prisiones de García Aldave y del Hacho al acuartelamiento de Sanidad (actual Auditorio). Cuando están frente al estrado donde se encuentra el tribunal militar que los van ha juzgar, dan lectura al apuntamiento por parte del relator. Normalmente son escasos veinte minutos; en ella se da la relación de nombres, seguidos de las acusaciones. Cuando concluye el relator se inicia el interrogatorio, contestando éstos con simples monosílabos a las preguntas que les formulan las autoridades militares. A continuación se produce un descanso para que el fiscal y el defensor consulten sus notas y preparen las conclusiones finales. Después se reanuda el juicio con la intervención del fiscal con sus propios argumentos y en escasa media hora, se actúa en la vida de cincuenta personas.
Entre los sindicalistas detenidos cabe destacar Antonio Criado, funcionario en Telégrafos; Francisco Sánchez Ríos, tipógrafo, y secretario de la sección de artes gráficas de la UGT; el jefe de Correos Bartolomé Alcántara; el militante del PSOE Lucas Bárcenas, funcionario del juzgado; José Sarria, militante del PSOE y secretario de la sección de empleados de oficinas de la UGT; José María Quesada, tesorero de las Juventudes Unificadas y ugetista de la sección de empleados públicos; José María González, secretario de las Juventudes Socialistas; Alberto Pastor, y los socialistas Pascual Aragón Barra, Francisco Palmero Burgos y el médico Enrique Velasco Morales.
Los taxistas, como Juan González Robles y Manuel Gutiérrez Camúñez. José Ríos Soto, empleado de tejidos El Siglo; los socialistas José Rodríguez y Nicolás Troyano, agente de la policía marítima; Francisco Aznar, destacado ugetista; Pedro Perdomo, secretario del PSOE; Antonio González, del Partido Comunista y Miguel Burgos Castro, integrante de la directiva del Socorro Rojo en Ceuta. Una vez comunicada la sentencia a los acusados son nuevamente trasladados a la prisión en espera de pasar a capilla. De los cincuenta, veintiséis fueron fusilados y el resto a largas condenas. Las cárceles, las ejecuciones y el exilio metieron a la CNT ceutí en un túnel del que ya no volvería a salir.
La CNT fundó en Ceuta una escuela racionalista
Para los anarquistas locales la enseñanza fue una de sus prioridades, creando, en enero de 1933, una escuela Racionalista. Estaba situada en la calle Luís Bello de la barriada de la Prosperidad, hoy en día Hadú (donde estuvo durante muchos años el bar California), allí impartían de forma gratuita los fundamentos del raciocinio a los hijos de los obreros. La escuela racionalista se basa en los postulados pedagógicos establecidos por Ferrer Guardia, anarquista español, fusilado cerca de Barcelona, en octubre de 1909. Según este pensador, las respuestas a las preguntas de los escolares no debían buscarse en explicaciones religiosas, tampoco podían venir del Estado; el alumno, con base en la ciencia experimental, debía indagar en la realidad, acompañado de un permanente espíritu crítico. Para ello sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las ciencias naturales.
Junto a esta Escuela los anarquistas ceutíes crearon pequeños ateneos libertad tríos, como el localizado en casa del sindicalista Pedro Vera, le acompañaba su hijo Helios, de tan solo dieciséis años. Por la noche, y en su casa, situada en la calle Clavijo, (hoy González Besada) daba clase gratuita a los hijos de los obreros. Tras la sublevación sus libros fueron quemados. Otra escuela libertaria estaba en la barriada del Sarchal, en casa del zapatero Luís Campos con la ayuda de Francisco Quintín y Antonio Pedraza, de las juventudes Libertarias.
Tenemos un testimonio recogido por la prensa donde el cenetista y magnífico pintor Francisco Sánchez Téllez, envió una carta a la prensa barcelonesa buscando el apoyo de sus compañeros catalanes para la Escuela: "Queridos camaradas, salud: Sirva el presente para anunciaros haberse constituido en Ceuta el Ateneo Racionalista. En nuestros deseos de secundar la obra cultural y libertaria, no teniendo fondos ni materiales suficientes para esta gran obra, se les ruega a todos las camaradas y periódicos libertarios que aporten lo que puedan con el objeto de poder llevar hacia adelante esta magna obra que se propone esta juventud ansiosa de libertad, de amor y de justicia... Propugnamos la cultura en todos sus órdenes y en el más amplio concepto literario. Nos proponemos para todos los ateneos y entidades libertarias, y al mismo tiempo se les ruega envíen su dirección para estar en continua relación con los camaradas allende los mares". En el mes de junio de 1936 reciben varias cajas con material escolar. Cuando llega, ya está en marcha la sublevación y todo el material son requisados directamente en la agencia de transportes.
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