Al mal tiempo buena cara. Este refrán se lo conocen a la perfección los menores marroquíes acogidos en el centro de La Esperanza; menores empeñados en reinventarse, en aprovechar el tiempo y, sobre todo, en demostrar a la sociedad que ellos y sus acciones son capaces de romper cualquiera de las etiquetas que siempre acompañan al término MENA.
Ayudados por la gran familia de educadores y equipo directivo del Área de Menores, se han puesto manos a la obra para alcanzar un reto: hacer 600 porta mascarillas de polipropileno que luego tienen previsto repartir en la calle, a la espera de que remita este repunte de casos que está marcando una negativa línea ascendente en nuestra ciudad.
Cuando se considere adecuado, los menores de ‘La Esperanza’ completarán su labor con esta última fase que supone la entrega de los porta mascarillas, que han sido adornados con la bandera de Ceuta en una esquina. Una manera ideal de guardar la protección que llegó para quedarse, porque la mascarilla ha terminado por ser ese complemento capaz de protegernos a nosotros y a los demás.
Los menores están trabajando al detalle para tener listos estos protectores en los que guardar la mascarilla para tenerla siempre limpia y bien conservada. Ahora les ha tocado eso, pero ellos siempre están implicados en cualquier otra actuación que se prepare desde la dirección del albergue de Hadú para colaborar en lo que sea necesario y, sobre todo, para integrarse en festividades y días concretos de celebración. No se pierden ni una, lo que sucede es que en estos meses se ha tenido que rebajar al máximo cualquier tipo de contacto social y por tanto cualquier participación de los menores en actos públicos. Este cuidado, ese extremo detalle es lo que ha permitido que no se hayan producido contagios en el centro de La Esperanza y se haya cumplido lo establecido en cada una de las fases de la desescalada y durante el periodo del estado de alarma.
En esto de la lucha contra el coronavirus no hay bandos ni debe haber recelos, más bien todo lo contrario. Y eso lo tienen claro estos menores nacidos en Marruecos que recalaron en nuestra ciudad con el ánimo de aprender y de hallar en Ceuta una oportunidad que no tenían en su tierra. Y se esfuerzan participando en todas las tareas, alejados de esas marcas, de esos conceptos tendenciosos con los que una parte de la sociedad define a los MENA, negándose a aceptar la perseguida integración de buena parte de ellos.
En los próximos días seguirán trabajando en el centro, elaborando los porta mascarillas que repartirán en la calle, colaborando en la necesaria protección que debe partir de la conciencia de todos pero que, por si no lo hiciera, lleva pareja multa a quien se empeñe en no llevar puesta la mascarilla.
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