El presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, tuvo oportunidad ayer de defender ante el nutrido e influyente público que se dio cita en el Club Siglo XXI su sentir y el de los ceutíes en este extraño devenir que atraviesa Ceuta desde el 17 de mayo pasado, y que nos ha colocado en las portadas de periódicos nacionales e internacionales, dando buena cuenta de los graves sucesos ocurridos cuando Marruecos animó a sus nacionales a atravesar las fronteras de Ceuta poniendo en peligro la integridad territorial de la ciudad, del resto de España y de Europa.
Y lo expuso de forma muy sencilla, contundente y convicente, reflexionando sobre el tamiz histórico que da origen a la confluencia de distintos credos y culturas que hacen de Ceuta una ciudad singular con una convivencia manifiesta. Las distintas fuerzas políticas que conforman la Asamblea, a excepción de Vox, también estuvieron de acuerdo en la defensa de la integridad de nuestras fronteras. No hacerlo supone faltar a la verdad y debilitar la unidad en defensa de nuestra razón de ser, perturbando la convivencia además de servirle en bandeja este argumento a Marruecos.
Vivas destacó que los ceutíes se han sentido en el filo de un abismo, en una crisis migratoria y social que ha provocado la vulneración de unas fronteras no solo españolas, sino también europeas. Sin embargo, como no podía ser de otra manera, se mostró muy orgulloso de la madurez que han evidenciado los ceutíes, que han diferenciado y han desplegado toda una labor de solidaridad en la que han sabido distinguir al que venía, del que lo había hecho venir.
Por todo esto, el presidente ha sido clave en la defensa de una estrategia conjunta para Ceuta y Melilla en cuanto a la situación particular que les ha tocado vivir, gravísimos y que las han situado en el punto de mira nacional e internacional. Necesitan que Europa se implique activamente a la hora de proteger nuestras fronteras, al igual que ambas ciudades deben recibir un plan de acción estratégica que sea fruto de un gran acuerdo institucional, político y social que se ubique en una serie prioridades enfocadas a devolver la seguridad y confianza a las ciudad y sus ciudadanos entre las que destacan la necesidad imperiosa de acometer una frontera adecuada y conseguir ese estatus diferencial que necesitan estas dos ciudades. Sin duda, dentro de las amenazas y fortalezas que ha dejado al descubierto la situación desde el pasado 17 de mayo es que la amenaza más notable de todas es la misma estructura fronteriza, que necesita ser reforzada con mayor presencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en lo que ha definido que no “sólo tiene que ser una frontera, también tiene que parecer que lo es”, aludiendo que a menudo parece que está ubicada en la zona portuaria y no en el Tarajal, como forma parte del pensamiento común de numerosos ceutíes.
También es imprescindible que Europa reconozca de forma expresa y formal el singular hecho fronterizo de ambas ciudades, en el que España y Europa son claves para asegurar un futuro seguro, sólido y estable, como condición para hacer posibles unas buenas relaciones de vecindad con Marruecos, que se torna imprescindible en el desarrollo de una estrategia de protección para Ceuta y Melilla necesaria, justa y viable, para evitar que lo ocurrido se convierta en un daño irreparable.
Vivas lo ha dejado claro. No se puede dar por concluida una crisis en la que aún hay 3.000 personas vagando por la ciudad a las que también se está intentado atender, a las infraestructuras sociales de la ciudad se les ha puesto a prueba y han sido sometidas a un estrés en el que necesitan que el Estado responda y se encargue directamente de su resolución.
Ceuta ofrecerá lo que pueda siempre al límite de sus posibilidades, pero si hay algo cierto es que la Ciudad no puede asumir sin ver alterados sus planes ni sus arcas una crisis como la pasada.
Y es que, como planteó a la finalización de su exposición, la gravedad de los hechos pasados precisan medidas excepcionales enfocadas a evitar la repetición de lo mismos, que son, mientras que no cambie la situación, una espada de Damocles que pende sobre la cabeza de la población y de quienes nos gobiernan. Para ello es indudable que necesitamos contar con el apoyo de todos, del resto de España y, por supuesto de Europa, independientemente del color político de quien gobierno, en una u otra instancia.