Siempre vivió bien. No le da vergüenza reconocerlo. Sus padres regentaban un hostal en Los Rosales donde año tras año decenas de soldados pasaban las noches.
Uno de ellos, que venía de luchar en el frente con Franco, se fijó en ella cuando era una jovencita que correteaba por la azotea. Se convirtió en su marido. Y se fue del lugar donde nació hace ya 78 años. Fueron juntos a vivir a Larache. Él era sargento. Ella le acompañaba. Formaron una familia, Seis hijos de los que se ocupaban con ayuda de una niñera. “Él era muy civilizado, muy bueno”. Regresaron a Ceuta y el por entonces general Herrera nos dio esta casa. Llevo aquí ya más de 50 años y las cosas han cambiado mucho”, recuerda. Viuda desde hace tres décadas y con una pensión de 400 euros, las mejoras que necesita la casa son muchas, “pero nadie me la arregla a pesar de que cada mes pago los 70 euros de alquiler. Yo no quiero irme a otro lugar...llevo mucho tiempo aquí pero a veces duermo en el suelo lejos de la grietas que me dan mucho miedo”, explica señalando enormes rajas en la pared de su habitación que se ven también por la fachada. Dice que las humedades “me comen. Tengo reuma y tomo cada noche medicación”. Y también dice que “de los militares yo no me fío. Si mi marido viera como estoy ahora él que estuvo 42 años de servicio...”. Sólo quiere que le arreglen la casa y con eso sería muy feliz. Le encanta su barrio, los vecinos “aunque ha cambiado mucho. Lo han abandonado. Ya no tiene tanta vida”.
El barrio de los derribos
Es una de las barriadas que están en el olvido aunque desde la Ciudad últimamente se han arreglado varias calles y el viceconsejero de Industria ha proporcionado luz a los que han ocupado varias casas después de muchos años insistiendo. Pero los vecinos temen que ante tanto derribo que deja el barrio salpicado de solares que generan la sensación de abandono, terminen por echarles y construir allí bloques de pisos. Al ser de titularidad militar los vecinos denuncian que unos por otros se les ha ido olvidando y que muchos vecinos están atravesando situaciones muy complicadas generadas por el estado de las viviendas.Zineb es una de ellas. Paga alquiler religiosamente pero no le arreglan la casa.