Alos periodistas acostumbran a llamarnos para ilustrar con fotografías las ya tradicionales juntas de seguridad. Esas en las que se reúnen los flamantes mandos para, se supone, poner en común las líneas maestras por las que va a discurrir su política en esta materia. Luego se difunde la típica nota en la que se cuenta y publicita todo lo que, dicen, van a hacer. Es el paripé al que nos tienen acostumbrados desde hace años. Paripé que sirve para lograr esa seguridad subjetiva de la que tanto gusta hablar a los políticos. ¿Saben qué es? Que a fuerza de trasladar una sensación de garantía y orden, usted asimile en su mente una sensación de que todo va de perlas, mientras, si se descuida, le roban el bolso.
No sé la de veces que nos han ‘vendido’ las medidas que se iban a aplicar para controlar eso de la quema de vehículos, abandono de coches, mafias de robo y venta de piezas... y todo lo que le quieran añadir. Lo cierto es que con cuatro notas de prensa han querido vendernos que todo estaba controlado. Una mentira, han sido incapaces de controlar una problemática que se les venía encima y que nunca admitieron como tal y ahora el asunto está tan enrevesado que cualquiera es el listo que da el primer paso para poner orden en el desaguisado actual.
Como si fuera una actividad normal y legal, a diario entran busca vidas de Marruecos a desvalijar coches, hacerse con sus piezas y venderlas. Después del robo vendrá la quema y habrá quien se lucre de todo este sistema al que los peces gordos político-policiales han ‘dado vida’ gracias a su ineficacia demostrada.
La misma agudeza que ponen determinados guardias a la hora de multar al ciudadano, incluso rajándole sus tiendas de campaña cuando acampan una noche en la playa, debería aplicarse para vetar este tipo de mafias organizadas que actúan a ojos de todos con una permisividad ya insultante. El paripé plasmado en imágenes ya tan solo produce en el ciudadano crispación, enojo y enfado.