El titular del
Juzgado de lo Penal Número 2 de Ceuta ha dejado visto para sentencia un juicio en el que se acusa al llamado J.S.T. de un delito de atentado o amenazas graves, amenazas graves y un delito leve de lesiones. El
Ministerio Fiscal, tras escuchar las distintas versiones, dio su escrito por reproducido en el que solicita la pena de 2 años de prisión si es considera el delito de atentado o amenazas graves y de 9 meses de cárcel si es juzgado por amenazas graves. Asimismo una multa por el delito leve de lesiones de 12 euros diarios durante 2 meses. Por otra parte, la Defensa pidió la libre absolución de su representado porque indica que ha habido cambios en el testimonio del denunciante en instrucción y en la vista oral y por tener una versión contradictoria con el resto de los testigos. Los hechos a los que se ha hecho referencia en este juicio ocurrieron el 27 de junio del año pasado. Sobre las 10:00 horas, el acusado acudió al
centro de Salud de Otero para pedir una medicación y que lo atendiera el psiquiatra. J.S.T. afirmó que fue al centro de salud porque llevaba 3 días sin poder conciliar el sueño, ya que su expareja había empezado a difundir “unos bulos” por redes sociales donde lo acusaba de ser “un violador, racista, y que le deseaba la muerte a los musulmanes”. Esas “mentiras” crearon un desasosiego en esta persona y acudió para ser tratado. Ahí indicó que el psiquiatra le negó darle algún tipo de medicación y que llamó a la Policía sin que él le hubiera amenazado. La versión del médico es contradictoria con la del acusado. En un primer momento afirma que este paciente llegó al centro de Salud pidiendo que se le atendiera sin tener cita previa. Una vez pidió su informe previo y no obteniendo resultados, prefirió salir de su consulta para conocerlo delante de otras personas. Ahí manifestó que el acusado estaba muy alterado y le explicó los bulos que habían creado sobre él, y que tenía un cuchillo escondido e iba a matar a “ella, a mí o a cualquier que pasara por la calle”. En ese momento, el médico pidió que se calmara y viendo que no lo conseguía entró a su despachó a llamar a la Policía. Una vez llegados los agentes, el denunciante siguió insistiendo que se encontraba alterado. Asimismo afirmó que tanto el celador como la administrativa estuvieron en todo momento presente durante los hechos.
El celador y la administrativa no corroboran la declaración del doctor
Por otra parte, en las declaraciones del administrativo y del celador difieren en lo relatado por el psiquiatra. Aseguraron que el acusado estuvo el día de los hechos, pero que ellos ni estuvieron en todo momento en la sala, ni vieron en ningún momento que estuviera en una actitud violenta. Afirmaron que no pudieron apreciar nada y que no se escucharon gritos ni le vieron alterado. Es más desconocían quién había llamado a la Policía cuando se personaron en el lugar. El agente de la Policía Nacional que testificó fue en la dirección de los dos testigos. Recibieron una llamada en la sala donde se les explicó que un hombre le estaba amenazando con un cuchillo a un médico por lo que fueron con premura al centro de salud. Una vez entraron corriendo, tanto el celador como el seguridad les preguntaron el motivo de sus prisas desconociendo que se había producido una llamada. Una vez en la sala comprobaron que el acusado estaba sentado en la sala, “totalmente tranquilo y en ningún momento en actitud amenazante”. Hicieron un cacheo para ver si portaba un cuchillo y no portaba nada. Lo llevaron al hospital, como marca el protocolo, y según explicaron los agentes se mostró colaborador en todo momento.