Categorías: Tribunales y justicia

“Me tienen en una cárcel de Marruecos por la cara y dicen que me van a enterrar aquí”

Se sienten desolados, sin saber a qué puerta llamar para que, primero, escuchen su problema y, después, les ayuden a solucionarlo. El problema se hace aún más grande cuando se trata de otro país tan distinto en lo que se refiere a leyes y a sistema penitenciario, cuando se refiere a Marruecos.

Forman parte de una larga lista de españoles que han sufrido en sus carnes las duras condiciones de las prisiones del reino alauí. Algunos, después de varios meses entre rejas, pudieron demostrar su inocencia. Otros, en cambio, continúan privados de libertad y soñando en el día en que vuelvan a reunirse con los suyos dejando atrás un tiempo que desearían no haber vivido nunca, y así poder demostrar lo que con tanto ímpetu defienden: su inocencia.
Entre estos casos se encuentra el de una familia de Algeciras cuyo uno de sus hijos lleva en la prisión de Tetuán desde que fue detenido en la frontera marroquí el pasado 2 de febrero del presente año tras ser relacionado con una operación fallida de tráfico de drogas, concretamente de 320 kilos de hachís, de Marruecos a la península.
Un caso más en el que lo que se plasma en los papeles nada tiene que ver con la versión que da el protagonista. ¿El motivo? Asegura que ni él lo sabe.
Según la versión que por ahora ha dado por buena la justicia marroquí, este joven, cuya identidad responde a las iniciales I.F.A., estaría involucrado en una red de tráfico de drogas con conexiones entre España y Marruecos. En este supuesto entramado, I.F.A. sería el piloto de una embarcación neumática que intentaba transportar a Málaga la cantidad de 320 kilos de hachís distribuidos en 11 fardos, y que finalmente serían arrojados al mar tras una avería en el motor.
Según la declaración a la policía marroquí de la persona que le culpa, Sabri, la trama encabezada por un individuo apodado Dumar se había puesto en contacto con I.F.A. a través de Tariq, ceutí y en busca y captura, para que viajara a Marruecos y pilotara la embarcación con Sabri para pasar los 320 kilos de hachís a Málaga.
Además, decía que I.F.A. había entrado en Marruecos el 17 de diciembre de 2010, se alojó en un hotel tres días y el 20 llevó a cabo la operación, que resultó fallida y con los fardos arrojados al mar al sufrir el motor una avería antes de ser parados por la Guardia Civil, según recoge un informe de la policía marroquí al fiscal que ha sido proporcionado por la familia del preso a este medio.
Según indicó la persona que le acusa, fueron retenidos por la Benemérita pero fueron dejados en libertad al no haber pruebas para su detención. Así, en su siguiente visita a Marruecos, el día 2 de febrero del presente año, fue detenido en la misma frontera porque pesaba sobre él una orden de busca y captura. En su contra jugaba la falta de un sello de salida de Marruecos. Por estos hechos por los que le acusan, el fiscal de Marruecos pide tres años de prisión por su participación en este pase fallido.
Pues bien, la versión del detenido dista mucho de la ofrecida por Sabri. Para comenzar, I.F.A. dice no conocer a esta persona, y sospecha que le pudieran haber obligado a declarar en su contra para que entrara en prisión, aunque no entiende por qué ya que, asegura, no le ha hecho daño “a nadie”. Al joven algecireño, según explica, le encararon con Sabri “y él dijo que no era la persona de la que estaba hablando”, aunque le obligaron a firmar la declaración para mostrar su conformidad: “La policía me dijo que no pasaba nada, que iba a salir en libertad. Entonces me encararon con el tal Sabri y él dijo la verdad, que yo no era. Me obligaron a firmar unos papeles que estaban escritos en árabe y yo no sabía qué ponía, y por lo visto decía lo que había manifestado el chico este y aquí -se refiere a la cárcel- estoy por la cara”, manifiesta en declaraciones a este medio.
I.F.A. contó a ‘El Faro’ “la pura realidad”. Él estuvo saliendo con una chica de Castillejos “un montón de meses” y que conoció cuando fue a comprar ropa, “porque siempre se me pegaba uno de por aquí y siempre me engañaba y se llevaba comisiones de todas las tiendas”. Conoció a esta chica y le ayudaba a comprar “un poco más barato”, hasta que iniciaron una relación en la que incluso se plantearon casarse. “Estuvimos un tiempo conociéndonos para casarnos y llevármela conmigo”, recuerda.
Así estuvo visitándola varias veces y en una de la salida en la frontera marroquí le dijeron que tenía “un problema en el pasaporte y que lo arreglara cuando volviera”. Él pensó que era “una tontería” y volvió a casa a contarle la historia de la chica a sus padres.
Después estuvo malo un tiempo y cuando volvió le dijeron que un chico “igual” que él tenía “unos problemas”. Entonces lo llevaron a los calabozos y lo esposaron. “Allí tuve que declarar y me empezaron a decir nombres que no había escuchado en mi vida”.
Lo que él llama una “verdadera injusticia” y tantas horas pensando entre rejas le dan para pensar qué ha sido lo que le ha llevado a la prisión. Piensa, por ejemplo, que lo han podido confundir con alguien parecido a él físicamente, o que alguien se la ha jugado por venganza.
Para esto último no le faltan motivos, aunque -insiste- tiene claro que no le hacho mal a nadie. Sospecha que todo puede estar relacionado con esa chica de Castillejos con la que estuvo saliendo. “Puede ser que alguien me haya visto salir con ella y me haya querido hacer esto, porque otra cosa... Es muy fuerte que yo esté aquí cuatro meses comiéndome la cabeza cuando no conozco a ninguno de los que me nombraban. Me tuvieron cinco días diciendo que dijera la verdad, y yo siempre decía la verdad, pero ellos al parecer quería que me lo inventara. Yo siempre dije la verdad, que venía a Marruecos a ver a mi novia, es más, en la maleta llevaba hasta una colonia que compré en el barco, que sale más barata, para regalársela”. Dice que sufrió una depresión por esta situación: “He estado muy mal. Me llevé un palo muy fuerte. Ni yo mismo me lo creía. Vine tan contento y feliz a ver a mi novia y mira lo que me han hecho...”, dice.
Además, sufrió amenazas: “Un policía me dijo que me iba a enterrar en Marruecos como dijera algo de lo que me hacía. Me tuve que arrodillar y con una goma me estuvo pegando en la planta de los pies. Después me obligaba a andar y me tuve que arrastrar por el suelo como un gusano”, recuerda. “Me estuvieron interrogando cinco días seguidos y de tanto contarme esa historia me la estaba ya hasta creyendo. Me decían que me iba a pasar como en una película, pero no recuerdo cuál”, continúa. Se refiere a una en la que obligan a un niño a reconocer que ha sido el autor del crimen que nunca cometió hasta que se lo acaba creyendo.
La familia de I.F.A. entregó a este medio varios partes médicos que acreditaban que dos días después del supuesto pase de droga, del que la Guardia Civil nada sabe, estuvo en consulta. En los informes médicos, con fecha 22 de diciembre de 2010, dos días después de la supuesta operación, fue tratado de uretritis por una relación sexual. Además, hay otros informes que indican que sufrió un accidente de moto que le dejó secuelas, por ejemplo, en la clavícula. “¿Cómo voy a llevar yo una embarcación, si yo estoy para que me ayuden?”, se pregunta.
Este medio también preguntó a la Guardia Civil si consta en sus archivos que I.F.A. había sido parado en alguna ocasión a bordo de una embarcación. No constaba detención alguna, pero sí algo relacionado con una embarcación. En la conversación con este medio, el joven se explicó: “Yo tengo un amigo con el que iba mucho a pescar con caña y un día nos encontramos una embarcación abandonada en el mar. Al ser hijo de un guardia civil y estar puesto en estos temas me dijo que todo lo que flote en el mar si no aparece el dueño en unos meses se puede entregar y te la ponen a tu nombre. Es lo íbamos a hacer. Nos montamos y al arrancar se nos cae el motor al agua y nos quedamos a la deriva. Estuvimos llamando y nos recogieron por la noche. Pasamos un miedo que no veas y entonces dije que ya puedo ver un trozo de oro flotando y ni me acerco. Ni me detuvieron ni nada, sólo di el carné de identidad a un guardia civil y tomó los datos. No tuve ni que declarar. No fue más, fue una tontería”, explica.
El de este joven algecireño no es el único caso de una persona que dice haber sido condenada por algo que no hizo. H. S., nacido en Castillejos y con residencia en Jerez de la Frontera, dice haber sido víctima de otro error. Según su versión, viajaba a Castillejos y por un barrio “donde viven muchos yonkies” le pedían dinero hasta que dejó de hacerlo “porque se había convertido ya en una obligación”.
Al cabo de unos meses, esa persona a la que entregaba los donativos fue detenida con droga, entre ella cocaína, y declaró que era H.S. quien se la proporcionaba. Entonces la Interpol emitió una orden de busca y captura hasta que fueron en su búsqueda para trasladarlo a comisaría y detenerlo posteriormente. “Me dijeron que Marruecos me buscaba, y yo no tenía ni idea de lo que me estaban hablando”. De allí fue al juzgado, de este a la prisión Puerto II, después a Madrid, Casablanca y finalmente en Tetuán, donde lo juzgaron y “sin motivo ninguno me metieron cuatro años. Ahora me los estoy comiendo y tengo a mi mujer y a mis cinco hijos solos en Jerez de la Frontera”, explica en una conversación con este medio. “Y yo no tengo nada que ver con las drogas. Yo odio ese mundo. Soy totalmente inocente”, concluye el interno.

 

“Es mejor no comer; prefiero morir de hambre antes que de una infección”

“Nadie tiene de nada y todo el mundo pide de todo, por lo que tienes que estar todo el día peleándote para defender lo tuyo”. Así define I.F.A. el ambiente que se vive en la prisión en que se encuentra, donde, además, hay “mucha gente, y conviven más de 60 personas juntas y durmiendo en el suelo”.
Según cuentan, el Consulado lleva comida tres veces a la semana “y la semana no tiene tres días, tiene siete”. El resto de días “hay comida en la cocina, pero allí sólo trabaja gente yonkie y todos comen de la misma cacerola”. Así, prefieren “morirse de hambre a morir de una enfermedad o de algo que cojas”. Algunos españoles se apañan con la comida del Consulado y la familia.

 

Las familias luchan por aportar pruebas para sacarles del infierno penitenciario

Han tenido que pedir un préstamo para viajar frecuentemente a llevar comida a su hijo, del que supo que era inocente “desde el primer momento”. La familia de un interno en Marruecos vive a caballo entre Algeciras y el reino alauí para intentar que su hijo, al menos, tenga comida. Aseguran estar viviendo los “peores momentos” de su vida, pero también dicen que seguirán “hasta el final” para probar que su hijo es inocente y no está relacionado con una trama de tráfico de droga en grandes cantidades. “En la frontera están haciendo estragos con los españoles”, lamentan. Tienen miedo de que su hijo “no salga vivo” de la prisión ya que, aseguran “ya ha pasado por todo, y convive con gente que tiene muchas enfermedades”. Entre otros estamentos, dicen haber acudido a Interior, Exterior, Justicia y Defensor del Pueblo.

 

¿Justificación en la lucha contra el narcotráfico?

Presos españoles en Marruecos piensan que el reino alauí busca, con sus detenciones, “justificar” el dinero que este país recibe en ayudas para luchar contra el narcotráfico. “Meten en la cárcel a gente inocente para que crean que están trabajando, mientras los grandes y los que verdaderamente trafican están en la calle”, manifestó uno de los presos. Al parecer son bastantes los españoles que están presos en Marruecos por relacionarlos con grandes operaciones de tráfico de sustancias estupefacientes. Uno de ellos dice que le ofrecieron 1.000 euros por pasar una embarcación desde Marruecos hasta la península, y que al intentar salir del reino alauí le detuvieron por no llevar papeles. Ahora, está condenado también por un delito de terrorismo.

 

Punto de opinión

Carmen Echarri

Demuestra que eres inocente

¿Demostrar que eres inocente o que los que te detienen recopilen las pruebas suficientes para incriminarte? En un sistema judicial garante de los derechos la clave estaría en lo segundo; al otro lado de la frontera las detenciones se llevan a cabo primero, la cárcel llega después y por último el preso debe armarse de valor para echar por tierra acusaciones que se sustentan en una única declaración. Por la curiosa vara de medir policíaco-judicial que impera en Marruecos han pasado ya varios ceutíes. La Delegación del Gobierno ha intervenido en varias ocasiones apoyando la lucha de familias que han tenido que buscar pruebas a la desesperada para demostrar la inocencia de sus presos. Muchos de estos casos no han salido a la luz pública, y ha sido así por puro interés de sus familias que han optado por el respetable derecho de no copar portadas en los medios de comunicación. Han sufrido en silencio un tipo de detenciones que se basan en las denuncias verbales de individuos despechados que, sin pruebas, han dado parte de la comisión de delitos que nunca se han llevado a cabo. “Fulanito de tal trafica con haschís”, denuncia el señor X en Marruecos. ¿Resultado? Cuando el señor X pasa por la frontera saltan las alarmas: está en busca y captura por tráfico de drogas. La sorpresa dura bien poco, llegan las esposas, la detención y el ingreso en la cárcel abriéndose un camino para la búsqueda de pruebas que puedan servir para que las víctimas de estas situaciones puedan demostrar que nada tienen que ver con esas denuncias.
¿Cabezas de turco?, ¿víctimas de chivatos?, ¿inocentes que tienen que demostrar que lo son ante un sistema cuyo trabajo debe ser a la inversa? Son interrogantes que se dan la mano en un país vecino, cercano pero que entiende de otros modos y maneras de abordar los asuntos y de entender la justicia. Piensen un momento: ¿qué pasaría si un ex trabajador de su empresa, molesto por su despido, le denuncia por tráfico de hachís en la frontera? Vaya buscando pruebas, las necesitará para que le dejen salir de prisión.

Entradas recientes

Bomberos sofoca incendio de rastrojos detrás de Arroyo Paneque

Bomberos han tenido que intervenir este domingo ante la alerta de un incendio en la…

21/07/2024

Los domingos de Tiro con Arco en el Jaral

Los domingos en el campo de tiro del Jaral son para pasarlos con un arco…

21/07/2024

El Puerto Atlético renueva al prometedor Anuar Abdenebit

El CD Puerto Atlético de la  División de Honor Juvenil de fútbol sala sigue formando su…

21/07/2024

De Córdoba a Ceuta: la alegría de una fan en el concierto de Camela

Cuando Pilar viajó desde Cabra, Córdoba, hasta Ceuta, no tenía ni la menor idea de…

21/07/2024

Una fábrica de tabaco creará 179 empleos directos en Tetuán

La empresa japonesa Japan Tobacco International (JTI) inauguró el pasado viernes las obras de construcción…

21/07/2024

De llegar a nado a Ceuta con 13 años a soñar con una Estrella Michelín

Chuaib alcanzó hace solo unos meses la mayoría de edad y ahora puede decirle al…

21/07/2024