Me han jubilado

El título arriba indicado es bien elocuente de la nueva situación que desde el 1-06-2011 me corresponde asumir, es decir, la de  “jubilado”. Y ello, significa el paso a una nueva vida, como consecuencia de la definitiva separación de la actividad laboral, lo que debe afectar al estado anímico de las personas que tienen que dar por finalizada la que ha sido la etapa más largamente vivida, la del trabajo, para comenzar otra nueva más tranquila en el último trayecto que aun nos queda por recorrer a los que ya nos hemos madurado, pero todavía somos “mayores-jóvenes”. Y ahora que tan de moda está la ampliación de la edad de jubilación desde los 65 a los 67 años,  pues quizá resulte de interés referirse a la jubilación.
En mi caso, me han jubilado a los 69 años y 4 meses, porque cuando cumplí los 65 me invitaron desde Madrid a continuar y acepté prolongar mi continuidad hasta los 70 años, que es la edad que los funcionarios tenemos como tope máximo para poder permanecer en activo, y que luego no he podido completar debido a una dolencia que ha sido la causa de mi anticipada jubilación, porque, normalmente, me hubiera correspondido jubilarme el 25-01-2012. Aun así, considero que he tenido la gran suerte que hoy ya pocos tienen, la de haber podido permanecer casi 51 años trabajando y cotizando en la Administración.
Pero todavía he tenido más suerte, porque, de ese más de medio siglo de mi actividad laboral, he podido trabajar 26 años aquí en Ceuta, en las tres veces que de forma voluntaria quise venir a ella destinado. Y en los últimos 11 años he podido realizar la actividad que más me gusta y que me ha permitido disfrutar trabajando, aprendiendo todos los días algo nuevo, a pesar de haberlo tenido que hacerlo con una intensidad fuera de lo normal. Pero, por si fuera poco, es para mí motivo de íntima satisfacción haberme podido jubilar aquí en Ceuta, en la ciudad más española de toda España, como recientemente alguien me decía, porque, precisamente, fue aquí donde inicié mi trayectoria laboral y donde no podía haberme ocurrido otra cosa mejor que la de haberla también finalizado.
Creo que, el hecho de pasar a jubilado, en modo alguno significa que uno ya no vaya a hacer nada y deje de ser útil a sí mismo, a la familia y a la sociedad. Hay muchas actividades recreativas, de ocio, culturales, sociales, familiares, etc, desde las que la nueva situación de jubilado puede darnos la oportunidad de realizarnos más todavía para dar un mayor sentido a la última fase de nuestra vida, porque aun se pueden hacer muchas cosas que antes hubiéramos querido hacer, pero que cuando se trabaja no es posible hacer por falta de tiempo. Y es bueno que la mente, la  actividad humana y el ejercicio físico se sigan ejercitando, por lo perjudicial que puede ser dejarlos atrofiarse en dique seco.
Por eso, en la mal llamada “tercera edad” (a los que todavía somos mayores jóvenes se nos debería llamar “tercera juventud”), pues se puede seguir pensando y haciendo muchas cosas para que la mente y la vitalidad que todavía nos quedan se sigan manteniendo. Y, desde luego, tampoco hay que tener la sensación de ser ya un parásito o una carga para la sociedad por el hecho de estar jubilado, a la que tanto han aportado los mayores y a la que se puede servir y seguir siendo útil de otras muchas formas con  la experiencia y los conocimientos adquiridos a lo largo de la larga vida y de toda la trayectoria laboral.
Una de las cosas que pienso seguir haciendo es continuar colaborando modestamente con El Faro de Ceuta, como llevo haciendo durante once años, con el único interés de poder manifestar y continuar manteniendo vivos el gran afecto y la profunda admiración que siento hacia las cosas de Ceuta, hacia los ceutíes y a todo lo que sea de esta linda tierra, para seguir resaltando y defendiendo su españolidad, sus encantos naturales, su apasionante historia, su rico patrimonio, los valores de sus gentes, etc. Además, ahora podré escribir sobre todos los temas que desee, porque, aunque también antes he podido hacerlo en plena libertad, a veces he preferido no tocar algunas materias que podrían haber afectado a mi plena independencia mientras he pertenecido a la Institución que durante once años he venido representando.
Una de las cosas que voy a intentar cambiar es el formato de mis artículos. En primer lugar, para hacerlo más reducidos, porque soy consciente de lo extenso que son y de lo difícil que debe ser tener la santa paciencia de leerme desde el principio hasta el fin. Lo que ocurre es que así son mi forma y estilo de escribir, porque me encanta el análisis exhaustivo de las cosas, de manera que cuando poseo datos sobre alguna materia, me satisface no dejarme nada en el tintero y hacer partícipes de ellos a los demás. Otra cosa bien distinta es que eso guste a los demás. Y como: “Lo bueno, si breve, es dos veces bueno”, que decía Baltasar Gracián, pues para intentar que mis artículos, al menos, no caigan en el bajo nivel de ser dos veces malos, es por lo que me propongo cambiar su forma. Y también a partir de ahora insertaré mi fotografía, para escribir a cara descubierta, que no lo había hecho para mantener una total separación entre lo que siempre ha sido mi afición personal (llevo publicando hasta en 19 periódicos) y lo que era mi actividad profesional independiente, donde una de las cosas que siempre más he procurado es no hacer nada de lo que pudiera perjudicar el buen nombre del Organismo al que he pertenecido.
Pero el hecho de estar jubilado necesariamente me va a suponer una mayor ausencia de Ceuta; porque ahora ya, por un lado, soy más libre para poder viajar fuera; y, de otra parte, también me siento más obligado para con mi familia, a la que debo dedicar más tiempo, sobre todo, para ejercer de “abuelazo” con el ramillete de los cuatro preciosos nietos que tengo: Alba, José Miguel, Irene y Javier que, con sólo poder disfrutarlos viéndoles crecer desde más cerca, es seguro que no me van a faltar ánimos para seguir adelante hasta que Dios quiera; aunque, eso sí, no por ello voy a desvincularme totalmente de Ceuta.
Ceuta (debo decirlo) ha supuesto mucho en mi vida. Aquí llegué con mucha ilusión cuando era casi un niño, con 16 años. Aquí eché raíces profundas. Y, porque siempre la encontré tan bella, tan acogedora y hospitalaria, pues por eso, siempre que por haber participado en oposiciones y no tener aquí vacante, me tuve que marchar, después, en cuanto pude regresé. Aquí vine a formar un hogar y una familia que hasta ahora dura ya 44 años. Aquí nacieron mi hijo y mi hija. Y de nuevo volví hace casi 12 años, porque siempre me ha encantado poder vivir y trabajar en Ceuta, donde he visto plenamente colmadas mis modestas aspiraciones, que no han sido otras que las de poder vivir de forma digna y honesta. Es por ello, que ya me siento muy vinculado de por vida a esta queridísima ciudad, a la que, sin duda, seguiré dedicando mi atención y mi cariño en todo cuanto modestamente pueda. Gracias por todo, Ceuta.
ción de gobierno comporta, lo cierto es que llegó a gobernar todo un país en nombre de España, llegando a ser una de las figuras más relevantes entre los buenos hijos de esta ciudad, que paseó dignamente el nombre de Ceuta  por las lejanas tierras de América, razón por la que su vida y su obra entiendo que debe ser conocida por todos los ceutíes.