MDyC se derrumba y pierde un escaño pero no lo considera un "batacazo”

La jornada electoral se presentaba tranquila en el restaurante El Portuario, el lugar elegido por MDyC para pasar lo que más tarde se presentó como una larga, tediosa y angustiosa noche. Acababa de arrancar, tan solo se había escrutado el 15% de los votos cuando llegaba la primera valoración. “Hay que esperar, es muy temprano”. Ningún escaño para la formación liderada por Fatima Hamed, mientras los bloques de derechas y el PSOE se debatían el liderazgo de la Ciudad.

La tensión y las caras largas, casi a punto de soltar una lágrima, que más tarde cayeron, se adueñaban del establecimiento a medida que llegaban apoderados y simpatizantes del partido. Su número uno y dos, desaparecidos y encerrados en la sede. Mientras, los corrillos se formaban y las miradas no se separaban de los resultados. Casi con la mitad del escrutinio MDyC solo obtenía un resultado. Cabía la esperanza, pero los nervios se adueñaban del ambiente. Nervios por unas expectativas truncadas y por la irrupción con gran fuerza de la extrema derecha, protagonista en la mayoría de las conversaciones.

Pasadas las 23.00 horas hacia su aparición el número dos de la lista, Youssef Mebroud. Abrazos y caras desconsoladas. El primer respiro. La primera oleada de alegría llegó casi el 90% del escrutinio. MDyC llegaba a los dos escaños y la fiesta comenzaba. No era, ni de lejos las expectativas marcadas, pero toda subida era de celebrar. “De aquí no pasamos, a los tres no llegamos. Pero al menos tenemos dos”, comentaba entre los suyos el número cuatro, Álvaro Guzmán.

Sin embargo la candidata a la presidencia continuaba ausente. Sin señales. “Vendrá ahora”. Todos la esperaban, pero se hizo muy de rogar. Esperó hasta el último instante. El escrutinio llegaba casi al 95% y las agujas marcaban las 00.00 horas y, entonces, el local a rebosar de ellos, de su gente, estalló como quien recibe a su heroína. Aplausos, vítores y coreos de “presidenta”.

La alegría y el desconsuelo se daban la mano. Pero Hamed por mucho que sonriera no podía ocultar una cara cargada de nerviosismo y abatimiento. Tenían grandes esperanzas. Han sido, en sus propias palabras, “quince días intensos”. Lo han dado todo, y lo querían todo o, al menos, más. Pero MDyC se la ‘pegó’, pierde un diputado, y se frustraron todas sus grandes expectativas para conseguir más representación en al Ciudad. Unos resultados que, sin embargo, “no los consideramos un batacazo”, apostillaba Hamed. “De lo único que se puede hablar es de que el pueblo ha decidido soberanamente y quiere que la Asamblea quede en la manera que va a quedar constituida”.

Pero Hamed dejó entrever parte de esa llámese rabia, llámese impotencia, y acusaba al resto de formaciones de “no haber jugado limpio”. “Sabemos que también nos han hecho daño muchos bulos, mentiras y maquinaciones que se han hecho en nuestra contra”.

No ocultaba que ahora comienza un periodo de análisis de los resultados y de replantarse estrategias. “Quizá haya que replantearse la forma de trabajar, la estrategia política y cambiar alguna cosa”.

También tenía la candidata del MDyC un mensaje para lo que van a ser sus nuevos compañeros en la Asamblea. Esa temida extrema derecha que tantas conversaciones ocupó y temores suscitó. “Nos van a encontrar enfrente y no nos va a callar nadie. Al MDyC lo único que nos puede callar es que los ceutíes decidan con su voto que no estemos en el Ayuntamiento, y en la Asamblea cualquiera que esté, por muy fascista y muy ultraderechista que quiera ser va a encontrar nuestra voz enfrente”.

Se despedía Hamed de sus compañeros de formación, agradeciéndoles el trabajo desempeñado a lo largo de la campaña y la intensa jornada de este domingo, “porque han jugado limpio y, afortunadamente, no han sido portada de ningún medio”.