Duque, Tom, Pacoli y Kaiat; estos son los nombres de las mascotas de los legionarios y regulares de Ceuta. Animales que los acompañan en los desfiles y que siempre captan la atención de los civiles, quienes además posan para hacerse una foto con ellos. Y es que no desaprovechan la ocasión para guardar una instantánea en el recuerdo.
El paso del tiempo ha hecho que sus necesidades y funciones hayan cambiado por completo. Antes, los animales servían para asegurar el suministro de alimentos de primera necesidad —leche o carne— o eran empleados como guardianes de los ganados. Ahora, no es igual, se han convertido en todo un símbolo característico de los cuerpos militares.
En el caso de los legionarios, el chivo más jovenzuelo es Pacoli, perteneciente a la Escuadra de la Cuarta Bandera de Cristo de Lepanto. Se presenta con pelo liso y corto de color marrón claro y con motas blancas. Además, tiene una pronunciada barba, pero tampoco muy espesa. Su edad está comprendida entre los cuatro y cinco años y tiene una vitalidad titánica. Su procedencia no se tiene muy clara, pero parece ser que nació en el municipio valenciano de Paterna.
Por otro lado, con el doble de edad, se encuentra Duque. Su cornamenta delata esa década de vida que lleva al servicio de los militares de la Escuadra de Gastadores del Tercio Duque de Alba II de la Legión. No solo los cuernos, sino que el pelaje corto y de color gris y negro deja asomar las canas de la vejez. Él es de origen andaluz, más en concreto de la localidad malagueña de Ronda.
Diez años dan para mucho y Duque ya se encuentra a las puertas de la jubilación. El tiempo del descanso pleno está a punto de comenzar y es ahora, cuando comienza el momento de buscar un sucesor. El caballero legionario gastador del II Tercio Duque de Alba, Salvador Ruiz García, explica que “el retiro le llega cuando el animal lo pida y nosotros nos ponemos a disposición de un ganadero para que así pase tranquilo sus últimos años”. La media de edad de un chivo está entre los 12 y 15 años. Así que esta última etapa la pasará tranquila para así asegurar una muerte digna. A la espera de un sucesor, Ruiz García confirma que el próximo, posiblemente, sea de Ceuta.
Cambiando de tercio, la otra mascota de la Legión en esta ciudad autónoma es el sevillano Tom. Un husky de siete años que pertenece a la Banda de Guerra. El manto que porta sobre su lomo lo delata. El fondo de esta tela lleva los colores oficiales de la Legión, el negro y amarillo acompañado del escudo oficial de este cuerpo y con el distintivo de la banda de guerra con la greca de color rojo.
Cabe destacar su comportamiento dócil. Cuando coge cariño con una persona, no se lo piensa dos veces y busca su atención. Sus dueños lo confirman, además de asegurar que le tienen mucho cariño por la compañía que da a los legionarios.
Los husky suelen ser canes que viven en zonas de clima frío, pero su adaptación a la ciudad autónoma, que cuenta con unas condiciones climatológicas más templadas, no ha supuesto ningún inconveniente. A la vista queda que en la misma Ceuta hay varios más de su raza.
El cuidado y bienestar de estos animales es una obligación diaria de los encargados, los cuales no ponen excusa alguna, puesto que ellos mismos afirman que están encantados de realizar estas labores. El cabo caballero, Tomás García López, encuadrado en el Tercio Duque de Alba de la IV Bandera Cristo de Lepanto, explica que “sobre las siete de la mañana se sacan de sus jaulas. Los chivos se llevan a una finca que tienen para que puedan pastar y el husky se queda en un cercado de hormigón. Además, a diario se les limpia sus jaulas”.
El vínculo ser humano y animal es primordial, “también se destina un poco del tiempo a estar con ellos para que se adapten a los legionarios”, añade García López. A la caída de la tarde, ya vuelven a sus respectivos sitios a la espera de una nueva jornada.
En el caso de que haga demasiado calor o el día sea lluvioso, todos ellos tienen sus respectivos techados para cobijarse de estas inclemencias. De lo contrario, tienen un extenso campo para pastorear tranquilamente y descansar. Tom puede andar de un lado a otro de su zona.
Un cuidado medido al milímetro hasta con sus veterinarios, quienes les llevan el control de las vacunas y las medicinas, como la antiparasitaria. La dieta no puede ser menos, ya que debe estar regulada. A los chivos les corresponde medio cazo de pienso además de hierbas al día. Durante el verano, el alimento principal pasa a ser alpacas de heno. A Tom, un cazo y agua. Una alimentación exacta con la finalidad de que sus lomos no crezcan demasiados y no les afecten en el rendimiento físico y la salud.
Dejando a un lado a los legionarios, por la parte de los regulares, se encuentra una encantadora mastín, de nombre Kaiat. Esta se alistó al cuerpo en el año 2017 y su nombre lo recibe en homenaje al combate de las peñas de Kaiat, acaecido el 19 de agosto de 1923 en Marruecos.
“Cuando hay un acto, ya se pone nerviosa y empieza a correr por toda la casa”
Ahora es ella la que los acompaña en los desfiles y afirman que a la población civil le encanta. El cabo jefe de la Escuadra de Gastadores del Tabor Tetuán, Julio Alberto Tamayo Lievana, explica que “la cogimos de una protectora de Madrid y desde 2017 estuvo un año en la unidad, la adiestramos para que pudiera desfilar con nosotros y al siguiente me la llevé a casa”.
Desde entonces, Kaiat se convirtió en una más en la familia de Julio Alberto, incluso lo acompaña en sus ratos de entrenamiento. Cuando él sale a correr por el Monte Hacho, ella aguanta todo el trayecto. Sin duda, el estado físico de esta mastín de color blanca y machas marrón claro es de hierro.
Varios años junto a él, durmiendo bajo el mismo techo dan para mucho. Y muestra de ello es que sabe diferenciar “cuando voy a trabajar de faena o cuando voy a un desfile de regular. En el primer caso, ella se queda tranquila en su cama y sabe que no tiene que venir conmigo al cuartel. Cuando hay un acto, ya se pone nerviosa y empieza a correr por toda la casa. Es muy lista”.
Astuta y con una disciplina impecable. Ella se comporta muy bien, como el resto de sus compañeros animales. Si hace bien lo que se le pide, la recompensa que recibe son chuches. Muestra de ello es que cuando Julio Alberto le dice “Viva España”, ella ladra a modo de respuesta. Y después de esto, él le da su premio. Deliciosas galletas con las que se pone muy contenta, mientras mueve de un lado a otro su cola.
En el caso de los desfiles, el paso de los regulares es reconocido por su característica templanza, tranquilidad y majestuosidad. Para Kaiat esto no le supone inconveniente. Ella se adaptó desde el minuto uno y ya lo hace a la perfección. No hay reto que se le resista.
En cuanto al correaje que lleva al lomo, cabe destacar que es una donación de la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón y de la Vera Cruz y Nuestra Señora de la Esperanza de Coín. En él se aprecia el escudo oficial de la Escuadra de Gastadores del grupo de Regulares y de la propia hermandad, así como el fondo azul.
La historia ha cambiado para estas mascotas. Incluso, algunas ya no están como puede ser el mono en la Legión. La legislación ya no lo permite. Evolución, nuevas etapas, pero algunos permanecen como estos animales. Perros y chivos continúan desfilando con ellos, elegantes para acaparar las miradas de los civiles.
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