Categorías: Opinión

Masacre en una iglesia de Bagdad

El pasado día 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, se produjo una terrible tragedia en la Iglesia del Perpetuo Socorro de Bagdad, donde cinco fanáticos terroristas de Al Qaeda habían entrado tomando como rehenes a cuantas personas se encontraban allí asistiendo a misa. El desenlace del secuestro no pudo ser peor: más de cincuenta muertos y de sesenta heridos, la gran mayoría de ellos  personas totalmente inocentes –incluidos niños y mujeres- auténticos mártires de la fe. Los fanáticos también murieron, al hacer explosionar las bombas que llevaban adosadas cuando se encontraban rodeados de rehenes.
Al Queda reivindicó el asalto a lo que llamó algo así como “inmundo antro de idolatría” –una iglesia católica-. Según dijeron, pedían la “liberación” de algunas musulmanas egipcias convertidas “a la fuerza” al cristianismo, aduciendo que están retenidas en monasterios. A raíz del doloroso suceso, han declarado que todos los cristianos son un “objetivo legítimo”.
La reacción de Occidente ante esta tragedia no ha podido ser más tibia. El Gobierno de los Estados Unidos emitió una nota de condena –que yo sepa, el de España ni siquiera eso-, el Papa, como es lógico, lo lamentó profundamente, y poco más.
El caso es que esa iglesia, y otras muchos templos cristianos, ya habían sido objeto de ataques anteriores. No es, por desgracia, la primera vez que mueren asesinados  sacerdotes y fieles. Hay países donde se han producido en los últimos años verdaderas matanzas de personas inocentes, asesinadas por sus creencias religiosas, pero Occidente prefiere mirar hacia otro lado. Quien haya leído un libro titulado “Mientras Europa duerme”, del escritor norteamericano Bruce Bawer, habrá podido comprobar lo que llama “ceguera voluntaria” ante la grave amenaza del fanatismo islamista, una ceguera capaz de conducirnos al “suicidio cultural” de nuestra civilización.
Tengo amigos musulmanes, y me consta que han visto con horror lo sucedido en la iglesia de Bagdad. Hay un Islam moderado, que es muy probablemente mayoritario. Sin embargo, en el conjunto de quienes profesan la religión islámica existe un espíritu colectivo, un “Volksgesist”, como lo llamó  Wilhem Wund, estudioso de las sicología de los pueblos, que lamentablemente se ha perdido entre los cristianos, o, para mejor señalar, en los países cultural y moralmente enraizados en el cristianismo.
Imaginemos –partiendo de una hipótesis meramente dialéctica cuya materialización, a estas alturas, juzgo del todo imposible- que lo sucedido en la iglesia de Bagdad hubiera pasado en cualquier mezquita, es decir, que un grupo de fanáticos terroristas cristianos hubiese entrado en ella violentamente, tomando rehenes, con el resultado de más de cincuenta muertos y de sesenta heridos.  Para nadie es difícil predecir lo que ahora estaría sucediendo a nivel mundial, pues la reacción generalizada –el “Volksgesist”-  habría sido multitudinaria, y la de los sectores radicales ciertamente temible.
No; eso nunca lo debe hacer Occidente, pero sí tomarse con mayor seriedad y energía lo que es una auténtica amenaza para su civilización, su libertad e incluso su supervivencia, imbuyéndose de una conciencia colectiva al respecto y preparándose para defenderse de dicha amenaza con todas sus fuerzas, abandonando absurdas posturas de “buenismo” o pacifismo a ultranza. Por ejemplo: en Irak y en Afganistán, si no se quiere que el sacrificio actual sea en balde, no bastará, como algunos mandatarios creen, con situar unos débiles gobiernos democráticos y después marcharse, porque así acabará imponiéndose en dichas naciones, inexorablemente, el fundamentalismo radical.
Por fortuna, ya hay personas que nos vienen avisando de cuanto puede suceder, tal y como se ha puesto de manifiesto en el reciente e interesante ciclo de conferencias celebrado en el Centro Cultural de los Ejércitos, donde prestigiosos jefes militares así lo han señalado. Voces similares surgen en el Pentágono. Se trata, en realidad, de no dejarse batir por el fanatismo imperialista, que pretende vencernos con nuestras permisivas y tolerantes leyes para gobernarnos después con las suyas, y cuyo objetivo final es dominar el mundo. En esa compleja batalla han de estar también los países musulmanes moderados.  En realidad, algunos parece que ya se han percatado de ello.
¿Acaso no es posible coexistir en paz y sin fanatismos? Yo, al menos, preferiría creer que sí lo es.

Entradas recientes

Alumnos sin cursar prácticas en la UGR por un cambio de normativa

Asumieron el inicio de curso con la tranquilidad de que podrían compaginar sus estudios con…

21/10/2024

Suciedad en los accesos a los pantanos tras su reapertura

Los vecinos de Ceuta denuncian la acumulación de basura en la actual zona de acceso…

20/10/2024

Nuevos éxitos de los nadadores del CN Caballa

Los nadadores del Club Natación Caballa han dado comienzo a su temporada 24/25 este fin…

20/10/2024

Líneas y bingo para recaudar fondos para familias desfavorecidas

Líneas y bingo por un bien a los más desfavorecidos en Ceuta. A través de…

20/10/2024

Macro obra en Hadú: a licitación la remodelación de Teniente Coronel Gautier

La licitación para la realización de los trabajos correspondientes al proyecto de remodelación de la…

20/10/2024

¿Qué pasó con la investigación sobre estas imágenes?

La pregunta la lanza el medio digital marroquí goud.ma. Y lo hace tras un mes…

20/10/2024