Pedro Sánchez llegó a la presidencia del Gobierno de una forma sorprendente y poco convencional, fruto del hastío de la población que ya estaba cansada de corrupción y malas decisiones políticas. Llegó en una situación complicada, con muchos frentes abiertos. Parecía que haría grandes cosas, pues tenía la oportunidad de hacer historia. Y, efectivamente, la está haciendo. Se está convirtiendo en el Presidente de Gobierno más déspota, impredecible y manipulador de la historia. Y era difícil. Podría hablar aquí de un sinfín de materias en las que ha demostrado una gestión deplorable: presupuestos (del PP, negándose a cambiar ni una sola coma, pues hay muchas facturas políticas que deben pagarse), igualdad (con el ya tristemente conocido Organización Trabajadoras Sexuales), la no derogación de la reforma laboral, y un largo etcétera. Yo, en este caso, voy a referirme a las dos decisiones que más afectan a mi ciudad, que son las que más me duelen. Y que son las que han demostrado que el Presidente del Gobierno no tiene ninguna empatía ni humanidad. Uno. La inmigración en la frontera del Tarajal. Parto de la base de que es un tema complejo y que no tiene una solución ni fácil ni rápida. Sánchez, con su “gesto” (porque no puede entenderse más que como una maniobra publicitaria) del “Aquarius” pretendía hacernos ver que el PSOE era un partido amigo de los derechos humanos y sensible a las necesidades de las personas, especialmente en circunstancias trágicas. Dos meses despues, “deporta” a 116 inmigrantes de forma cruel e ilegal (no lo digo yo, lo dice el Tribunal de los Derechos Humanos). Inmigrantes que estaban en territorio nacional, y a los que no se le dio la cobertura legal y jurídica que la ley les otorga. La excusa institucional es que entraron violentamente. Cierto, como también lo hicieron los que entraron antes. Un poco incoherente. Por si no fuera poco, ha decidido recurrir la sentencia que declara que las “devoluciones en caliente” son ilegales. Una sentencia judicial europea. Todo esto después de anunciar que quitaría las concertinas. Más incoherencias. Dos. La radioterapia en Ceuta. Este es un tema muy trillado ya, tristemente, en la Ciudad. Desde Caballas hemos pedido muchísimas veces que se implante una clínica de radioterapia en Ceuta, para que los enfermos de cáncer no tengan que verse sometidos a un trayecto en barco que añada zozobra y malestar a una situación ya, per se, desagradable. A nivel local, el Gobierno nunca nos ha hecho caso. La explicación que se nos daba era que no teníamos una población suficiente que recomendara la implantación del servicio. A nivel nacional, gracias a nuestros compañeros de Compromís, hemos podido hacer llegar nuestra consulta al Gobierno. Y el Gobierno ha respondido. NO habrá clínica de radioterapia en Ceuta. La explicación que da es que se precisan medios técnicos y humanos muy especializados y, como ya se dan los tratamientos en Algeciras, no habrá clínica en Ceuta. La misma decisión y argumentos idénticos a los del PP. Esta es la respuesta de Sánchez ante una demanda necesaria, cualquier persona con un mínimo de humanidad habría, al menos, intentado implantarla. Porque puede que a la gente que viva en Madrid, no se le ocurra pensar que un trayecto en barco es algo bastante desagradable cuando acabas de recibir una medicación y tratamiento de tal intensidad y magnitud. Y, la verdad, si hay una medida que puede hacer que personas enfermas de cáncer, que viven con angustia, preocupación, y luchan por ganar la batalla a esta cruel enfermedad; no tengan que pasar mas penurias de las necesarias, quizá, solo quizá, merezcan la atención del Gobierno, independientemente de los números, y de los asuntos burocráticos. Una vez más, Sánchez ha demostrado que los problemas de las personas no son su problema. He aquí dos aspectos en los que Sánchez podría haber tomado mejores decisiones que las que tomaron sus antecesores. Ha decidido que no le merece la pena. No le compensa. Cada vez se hace más difícil diferenciar al PSOE del PP. Lo que ahora queda por saber es si le mueven intereses ocultos, o si siempre fue la misma cosa. Cada cual que saque sus propias conclusiones.