Opinión

Más Ceuta: Consideraciones para un futuro (3/5)

Es cierto que nuestra autoridades hablan con frecuencia de nuestro patrimonio y que incluso se hacen inversiones (muchas de ellas por parte del Estado, no de la Ciudad), pero realmente no se creen el potencial que tiene, entre otras cosas porque lo desconocen, y lo que es peor, no aceptan nuestra propia historia, ocultándola incluso en sus discursos como hizo nuestro presidente en el Senado en 2011: una ciudad atractiva porque la historia ha dejado muchas huellas, una historia, por otra parte, rica, profunda, porque Ceuta fue fenicia, Ceuta le debe su nombre a Roma, Ceuta fue bizantina y visigoda. En 1415, Ceuta entra en la era moderna de la mano del Reino de Por­tugal…

Nuestro pasado entre los siglos VIII et XV no fue un pasado exclusivamente marroquí, de él también formaron parte numerosas tribus y dinastías del norte de África y de Oriente Medio. Gracias a nuestra posición geográfica Ceuta tuvo un papel fundamental dentro de la extensa red comercial que suponían las rutas de las caravanas y que posibilitaba el comercio entre Europa, África y Oriente Medio, pero no solo era comercio, ello suponía estar conectado con la vanguardia cultural y científica de esos siglos, también somos hereditarios de ese legado. Es desde esta perspectiva global desde la que tenemos que valorar nuestro patrimonio. 

Rutas de las caravanas

Un patrimonio que también hemos exportado de alguna manera. Yo me siento particularmente orgulloso cuando visito la zawiya del Cadi Ayyad en Marrakech o la universidad de la misma ciudad que lleva su nombre (por cierto, nació en Ceuta pero su familia era originaria de Yemen). También me enorgullece cuando visito la zawiya de Sidi Bel Abbas en Marrakech y el morabito que nosotros tenemos. Ambos son ceutíes ilustres que formaron parte de los 7 santos de Marrakech, pero eran ceutíes que terminaron en la entonces capital de la dinastía almohade porque era una de las ciudades más cosmopolitas de Europa y de África (sin olvidar la importancia del geógrafo ceutí al-Idrisi). 

Dentro de las medidas enunciadas el Gobierno quiere solicitar la declaración de Patrimonio de la Humanidad para las Murallas Reales. De nuevo estamos ante una medida recurrente cada vez que hay elecciones, pero más allá de la pertinencia o no, muestra el desconocimiento (a veces incluso menosprecio) hacia la verdadera importancia de nuestro patrimonio. Hablan de él como si se hubieran aprendido de memoria un repertorio de frases hechas que hay que repetir constantemente en sus declaraciones para  dar a entender lo mucho que se preocupan por él, aunque no sepan realmente lo que significa y sus consecuencias identitarias, a veces negativas cuando lo hacen de manera partidaria (como con el proyecto de la Gran Vía y la omisión de la existencia de los restos de la Madrasa al-Jadida).

Desde mi punto de vista, lo más destacable de nuestro patrimonio no son solo las construcciones (sobre todo fortificaciones) que nos han legado nuestros “antepasados”, sino la mentalidad tanto de sus dirigentes como de los técnicos que las hicieron posibles, unas mentalidades que en la mayoría de los casos fueron vanguardistas, y no me refiero a una imagen o diseño, sino a las soluciones constructivas, tecnológicas y funcionales que propusieron ante los problemas que cada situación y cada tiempo planteaba a sus habitantes, incluso desafiando su supervivencia; son la muestra de creaciones muy contemporáneas ante situaciones extremas. Si queremos ser consecuentes con nuestros antepasados, si queremos ser nosotros mismos, lo que ahora necesitamos son respuestas vanguardistas ante la crisis y no un mero corta y pega de otros documentos y de otras ciudades. 

   

Academia del Reino de Marruecos, Rabat

En septiembre de 2019 fui invitado a participar en unas reuniones de trabajo en la Academia del Reino de Marruecos, para estudiar las posibilidades que tendría en la Unesco la candidatura de la cuenca del río Noun (conocida históricamente como Noul Lamta, provincia de Guelmim) como Patrimonio de la Humanidad. Allí estábamos arquitectos, arqueólogos, historiadores y sociólogos debatiendo sobre la verdadera singularidad del patrimonio de esta región. No encontramos nada realmente singular que no existiera ya en otras provincias de Marruecos o de los países vecinos, algo contradictorio con el hecho de que ese punto hubiera sido uno de los principales centros logísticos de las caravanas saharianas en Marruecos y durante más de 10 siglos, sin embargo, el legado material no refleja su importancia histórica. En un momento dado propuse ampliar la zona a considerar, aunque esta se saliera del ámbito de Guelmim, porque quizás lo singular no era un punto geográfico en concreto, sino toda la red a la que estaba conectado, había que considerar pues los valles de los ríos Drâa y Ziz en Marruecos y quizás también los oasis del Adrar en Mauritania, puntos de llegada y partida de las caravanas gracias a la existencia de toda una red de oasis en ambas regiones (más información sobre las caravanas saharianas). El representante de la Unesco razonó que ampliando el territorio, los detalles ya no tendrían tanta relevancia, lo realmente singular sería el conjunto, independientemente de si los otros países implicados se adhiriesen o no a la candidatura. 

 Volviendo a Ceuta y formulando la misma pregunta que el responsable de la Unesco nos hacía en Rabat en relación a Noul Lamta y que es lo que plantean a cada ciudad o región candidata: 

¿Qué hace que Ceuta sea única en el mundo?

Podemos tener en cuenta varios niveles; probablemente las Murallas Reales no sean consideradas tan singulares como para merecer el calificativo de Patrimonio de la Humanidad, aunque un estudio en profundidad de todo el conjunto y de su evolución histórica pudiera demostrar lo contrario, sobre todo tras los restos aparecidos durante las obras de la puerta Califal (a pesar de nuestros dirigentes que impidieron estudiar aún más el ámbito tal y como estaba recogido y presupuestado en el proyecto original). A otro nivel tenemos la relación de las Murallas Reales con el resto de fortificaciones portuguesas en África. También podríamos analizar la importancia de todas las fortificaciones que se hallan en nuestro territorio y que son testigos de siglos de historia; romanas, bizantinas, omeyas, almohades, meriníes, portuguesas y españolas; pero ya no se trata de una historia local, sino universal, con lo que la singularidad ya estaría presente. Pero es que además, ampliando nuevamente la zona de estudio, nos encontramos con un espacio geográfico como el estrecho de Gibraltar que sí es único en el mundo y nos permitiría rivalizar con cualquier otro candidato. Mientras nosotros no hacemos nada en ese sentido, Tánger inició hace un año esos trabajos para pedir su clasificación. Tánger, una ciudad con una historia paralela a Ceuta y que en esta cuestión también va por delante nuestra.    

Es cierto que las declaraciones de Patrimonio de la Humanidad se han convertido en un instrumento diplomático que puede dificultar una propuesta de Ceuta, pero independientemente de su obtención o no, lo verdaderamente relevante son los trabajos que deberían realizarse para la propuesta y que serían muy útiles tanto en la concretización de la IDENTIDAD de nuestra ciudad, como en el análisis del estado del patrimonio y de las medidas necesarias para su protección y divulgación, divulgación que se podría realizar desde ahora mismo, si se tuviera la actitud para invertir en ella, sobre todo cuando lo más importante, la investigación histórica y arqueológica, se ha realizado sistemáticamente desde hace decenios y sin embargo no hay una página web donde se vuelquen todos los datos traducidos en varios idiomas (la Ciudad tiene una página de Patrimonio Cultural pero por falta de medios lleva años sin ser actualizada), ni personal para trabajar en colaboración con la mayor base de datos de patrimonio islámico del mundo, ARCHNET (un proyecto de la fundación Aga Khan, la universidad de Harvard y el Instituto Tecnológico de Massachusetts), tal y como me han expresado sus responsables reiteradamente.

En definitiva, tenemos un patrimonio de un valor incalculable que aún resiste a pesar de nuestros políticos, al que en el año 2019 asignaron un gasto de 749.404,36 € (un 1,83% del capítulo de inversiones, siendo el presupuesto global de la ciudad de casi 300 millones de euros). Si queremos convencer a la Unesco o a los turistas de su importancia y singularidad, tendremos que intensificar el estudio de nuestro patrimonio y su influencia en nuestra IDENTIDAD, así como un programa de difusión local (empezando por nuestros representantes), nacional e internacional. 

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