Marruecos otorgó este año unas 3.000 licencias para el cultivo, transformación, comercio y exportación del cannabis, frente a las 700 emitidas en 2023, tras la legalización en 2021 de esta actividad para usos farmacéuticos e industriales.
La mayoría de estas autoridades, 2.800, fueron otorgadas a los agricultores para las actividades de cultivo y producción, frente a 430 licencias en 2023, según informó a EFE una fuente de la Agencia Nacional de Reglamentación de las Actividades Relativas al Cannabis (ANRAC, el organismo que controla el cultivo de esta planta, de la que deriva el hachis).
Las 200 licencias (que se añaden a las 179 que se entregaron el año pasado) restantes tienen que ver con las actividades de transformación (60 autorizaciones), comercialización (50), exportación (40), transporte (20) y de importación de semillas (25).
La misma fuente explicó que la superficie destinada al cultivo de esta planta se sitúa en 2.400 hectáreas, en las tres provincias de Alhucemas, Chauen y Taunat, donde fue legalizada esta actividad por ser las zonas donde históricamente se cultiva.
De esta superficie, 1.600 hectáreas fueron plantadas con la 'beldia', la variedad del cannabis marroquí, cuya cosecha ya ha empezado en esta temporada.
La producción de cannabis legal fue de 296 toneladas en 2023, explicó la fuente, que añadió que el Ministerio de Sanidad registró 19 productos -diez cosméticos y nueve complementos alimenticios- a de base de CBD (componente extraído de la planta que no contiene psicoactivos), algunos de ellos ya han empezado a comercializarse.
En Marruecos, la producción de hachís a partir de cannabis ilegal es la principal actividad agrícola en la zona norte del país, donde muchas familias viven precariamente de su cultivo.
La superficie estimada de cultivo de cannabis ilegal fue en 2023 de 29.557 hectáreas y el Gobierno pretende que estos agricultores pasen a la legalidad y mejoren su nivel de vida gracias a esta iniciativa.