Lo que está pasando en la noche de este sábado en Ceuta roza lo esperpéntico. Uno de los autobuses cargado con 60 personas que había partido desde la barriada de Varela Valiño, con gente procedente del pabellón de La Libertad y trabajadores domésticas que se quedaron bloqueadas en casas, ha sido rechazado por Marruecos. El vehículo se ha quedado cargado con unas 60 personas en plena frontera porque las autoridades del vecino país estaban comprobando la documentación de cada uno. Algo ha sucedido, algo han visto que no cuadraba, que han dado orden de rechazar a todos, a los 60 ocupantes del bus, que tendrá que volver al pabellón de La Libertad.
La Delegación del Gobierno no informa de nada, no da explicaciones a lo que está pasando, pero esto es algo increíble difícil de entender y de narrar. Se organiza todo un dispositivo de la Policía, se moviliza a todos los agentes de servicio y se pone en marcha una operación para trasladar a otros repatriados y resulta que cuando llega el primer autobús, Marruecos desaprueba a las personas que estaban en ese grupo porque no coincide con el listado que dio. Es decir, el vecino país indica que tienen que ser repatriados los que dijo que fueran, los que había incluido en el listado y no los que, no se sabe con qué criterio, han sido metidos en el bus.
De las 100 personas que anunciaron que iban a cruzar la frontera y regresar a Marruecos, finalmente al vecino país solo se han ido a 28. El resto, 72, se han quedado en Ceuta, tras no ser aceptar Marruecos su repatriación.
Algunas personas se han bajado del bus y dicen que se van andando al Príncipe porque están viviendo una situación surrealista y difícil de entender. Es decir, ¿esto puede llamarse repatriación? Los afectados llegaron solo a estar en mitad de la frontera, han rozado la celebración de una marcha. Delegación ha comunicado una noticia que al final se ha quedado a medio camino, y ahora no da explicaciones. ¿Quién ha metido a estas personas en un listado si luego Marruecos no las iba a aceptar? Nadie responde ni coge el teléfono y el autobús ya se ha marcado de la frontera.
Y a pie de frontera se viven momentos delicados. Las personas que se han bajado del autobús rechazado están nerviosas. Los hay que rompen a llorar y otros que manifiestan a El Faro de Ceuta que a ellos les dijeron que estaban en las listas, que por eso se montaron en el vehículo. ¿Y qué pasó? Pues que cuando bajaron para ser desviados andando por el Tarajal II, las autoridades marroquíes les indicaron que no, que no los aceptaban porque no estaban en el listado que ellos habían mandado a la Delegación del Gobierno.
Buena parte de los afectados se han subido en el bus de regreso al pabellón de La Libertad, escoltados por la Policía, pero otros se han quedado a pie de carretera, en la frontera esperando una explicación. Según ha comunicado la Delegación del Gobierno como única valoración oficial de momento, pasadas las 00:40 horas, es que “muchos de los que estaban en el listado de ‘La Libertad’ ahora no quieren irse y se han sustituido por otros que sí querían marchar”. Esto ha motivado el enfado de Marruecos. Seguimos sin conocer criterios de selección de listas y quién tiene realmente el control en todo este operativo.
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