Marruecos ‘importa’ 600 millones al año en mercancías desde Ceuta

{jaimage crop="TC" /}A mediados de 2008, pocos meses antes de que el presidente de la Ciudad asegurase por primera vez abiertamente que su Gobierno pediría “al año siguiente” la entrada de Ceuta en la Unión Aduanera, se daba por seguro que el ‘comercio atípico’ con Marruecos tenía fecha de caducidad: 2012.

Así lo creía al menos, por ejemplo, la presidenta de la Cámara de Comercio melillense, Margarita López, que intuía que el tinglado se iría al garete con el desarme arancelario del Reino alauita frente a la Unión Europea. Cuando sucediese, se auguraba, el contrabando carecería de sentido.
Un lustro después, el delegado del Gobierno en Ceuta asegura que el número de porteadores que cada día entra en la ciudad ha crecido en 5.000 personas. Una impresión similar se tiene en Melilla. La recaudación del IPSI Importación también medra pese a la adversa coyuntura económica general a pesar de que algunos empresarios del Tarajal dicen estar facturando hasta un 80% menos cada mes, seguramente en beneficio de la competencia “desleal”.
Las exportaciones transfronterizas, irregulares, ‘atípicas’, desde Melilla a Marruecos alcanzaron en 2006 los 440 millones de euros, según estimación del Gobierno central. En su anterior etapa como consejero de Economía, Emilio Carreira calculó en 2005 que las de Ceuta ascendían a unos 500 millones. Las cifras complementan las estimaciones que en la actualidad realiza la CECE (ver página 3). Desde entonces hasta la fecha se ha hecho al menos un estudio sobre la cuestión no publicado y que sólo ha pasado por las manos de “media docena” de personas, según refieren algunos de quienes lo han visto. El informe enfoca la controvertida cuestión de cuantificar cuándo suponen las mercancías que, previo paso por Ceuta, terminan en el país vecino, ya sea haciendo escala en el Tarajal o no.
Con los datos de toda la mercancía que se importa a Ceuta y paga IPSI en la mano, los técnicos intentaron calibrar lo más objetivamente posible cuántos de esos productos se quedan en la ciudad. Como referencia se tomó la Encuesta de Presupuestos Familiares que anualmente publica el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que permite conocer el gasto en consumo de los hogares residentes en España, así como la distribución del mismo entre las diferentes parcelas de consumo.
“Si Ceuta importa un millón de litros de leche y todos los hogares sólo deben consumir, de acuerdo con las medias, unos 600.000, los autores dedujeron que el resto termina en el país vecino, no que a los ceutíes nos gustan singularmente los lácteos y consumimos en doble que el resto de los españoles”, ejemplifica otra fuente que ha conocido el análisis al detalle.
Extendiendo la ecuación, el dictamen llega a la conclusión de que “aproximadamente el 40% de la recaudación del IPSI Importación que realiza la Ciudad Autónoma anualmente corresponde a mercancías que termina siendo consumidas en Marruecos, ya sea transportada por porteadores o adquirida directamente en comercios y supermercados por el consumidor final”. La Administración local prevé haber ingresado de forma efectiva (sin tener en cuenta la compensación del Estado por la desviación) cuando termine este año algo más de 43 millones por IPSI Importación. “A partir de una estimación conservadora del 3% de tipo medio, esas cifras nos remiten a un volumen de 600 millones de euros de capital generado por el comercio fronterizo”, concretan expertos en declaraciones a El Faro.
Con números cerrados, la Ciudad Autónoma llegó al pasado mes de octubre con 31,15 millones de euros de ingresos netos en concepto de IPSI Importación. El año pasado, durante los tres primeros trimestres del año los ingresos no alcanzaron los 29 millones (28,89).

El cliente foráneo, una potencial fortaleza duradera

La Mesa por la Economía se ha comprometido a dar todas las facilidades posibles para facilitar el aprovechamiento “del potencial de demanda que el país vecino representa para el comercio, los servicios y el turismo”. Este factor es “susceptible de convertirse en fortaleza duradera” si se consigue “confirmar la percepción que los turistas marroquíes tienen de Ceuta: una ciudad distinta y atractiva para estar, comprar y satisfacer determinados servicios”. Entre los retos pendientes está “facilitar un visado temporal y exclusivo para Ceuta a turistas no residentes en la provincia de Tetuán”; “asegurar el buen trato”; “ofrecer lo que puede encontrarse en la península, en cuanto a superficies y marcas comerciales”; y “adecentar los aledaños de la frontera y la conexión con el centro de la ciudad”.

El buen olfato del empresariado local para abastecer al consumidor “no residente”

En ‘Ventajas e inconvenientes de la integración de Ceuta en la Unión Aduanera’, el estudio que terminó en 2007 el catedrático de la Universidad de Murcia Joaquín Aranda, éste subrayaba que el empresariado ceutí, “haciendo gala de su continua búsqueda de nuevos productos, en nuevos países y mercados y aprovechando las oportunidades de su localización geográfica” había conseguido derivarse “hacia el abastecimiento de determinados productos con destino al vecino reino de Marruecos”.
A su juicio este fenómeno “es una especificidad concreta de la ciudad” en forma de “intenso tráfico de mercancías que se produce con destino al país vecino de una forma tan atípica que incluso se le ha llegado a denominar ‘comercio atípico’, un eufemismo que no hace sino definir el continuo trasiego que se produce por la frontera, no comercial, de Ceuta, transportado de múltiples formas, pero generalmente a pie y a la espalda, y con el consentimiento tácito de quien ha de controlar la entrada de mercancías en el territorio marroquí”. El catedrático alertó de que “este comercio está, lógicamente sujeto a múltiples avatares de los que los políticos y el estado de fluidez de las relaciones con Marruecos son los más importantes” y reconoció que “conocer su volumen y el tipo de mercancías que son objeto de este comercio no es fácil, aunque se han hecho en relación con ello algunos intentos”. “Probablemente”, advirtió, “ninguna de las que se conocen sea totalmente ciertas; en particular porque se manejan volúmenes demasiado elevados”.
Aranda hizo una aproximación a su estudio a partir, también, de la estructura de consumo estimada para cada familia de la ciudad en relación con las compras que realiza Ceuta en conjunto. Igualmente dedujo que algunos productos “tienen un destino, primordial, hacia el consumo de no residentes”.