Marruecos evita la entrada de cientos de subsaharianos por la frontera del Tarajal

Se esperaba en cualquier ocasión y al final ésta llegó ayer. Un grupo de no más de 300 inmigrantes intentó el acercamiento la pasada madrugada a Ceuta.

Formaban parte de los asentamientos ubicados al otro lado de la frontera y a los que aludió el propio delegado del Gobierno, Francisco Antonio González, en declaraciones a este medio hace un par de semanas cifrando en 2.000 los subsaharianos que se habrían concentrado, de nuevo, en la zona.
Ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional tuvieron que intervenir, ya que las fuerzas marroquíes fueron las que, en solitario, realizaron todo el trabajo, rechazando el acercamiento del grupo hacia la zona fronteriza.
Los subsaharianos buscaron su aproximación por la zona de la ITV, es decir, la misma ruta que han empleado en otros intentos de entrada masivos, para, desde allí, alcanzar la frontera bien por el Biutz o por Tarajal (aunque se hubieran toda con las puertas hidráulicas que se conocieron públicamente la semana pasada). No llegaron ni a intentarlo, porque Marruecos estaba ya preparado, había recibido la información de los movimientos con la suficiente antelación y no permitió siquiera que se generara una situación de riesgo para las fuerzas de seguridad españolas.
A primera hora de la mañana, ya con la claridad del día, unidades policiales marroquíes se llevaban en furgonetas a algunos pequeños grupos de subsaharianos rezagados que habían quedado detrás de la frontera y que tenían imposibilitado su acceso a Ceuta.
El de ayer es el primer intento de entrada importante desde hace meses. El último del que se tiene constancia desde que el pasado 4 de marzo algo más de mil subsaharianos intentaron su entrada en la ciudad en dos acercamientos consecutivos. Desde entonces solo se habían producido algunas aproximaciones muy reducidas para, después, desviarse toda la presión en su totalidad hacia el mar.
Así fue hasta que ayer se registró esta primera intentona por tierra que ya ha hecho saltar todas las alarmas. Las fuerzas de seguridad están actuando en coordinación con las marroquíes para el intercambio de información, sobre todo por la mejora de medios de que dispone la Benemérita para, por ejemplo, captar las aproximaciones de grupos hacia el lado español.
El problema mayor es la concentración de porteadores que desde primera hora de la madrugada se produce en el entorno fronterizo, lo que dificulta el ejercicio de controles y frena las medidas de rechazo que puedan llevarse a cabo.
Por otro lado, un total de 171 inmigrantes, la mayoría de ellos procedentes del África Subsahariana, han conseguido entrar en Ceuta durante el último mes y medio, principalmente escondidos en dobles fondos de vehículos, según las estadísticas que de manera semanal difunde la Cruz Roja. Las entradas de estos subsaharianos se producen en distintos momentos del día y son abandonados en puntos dispares de la ciudad, a donde son trasladados por los pasadores que conducen los vehículos-patera y que cobran no más de 600 euros por este último tramo del pase clandestino.
Entre las distintas entradas producidas en este periodo, se ha registrado el pase de once mujeres y cinco menores de edad argelinos, que han sido trasladados al CETI. El caso más llamativo fue el del matrimonio que, junto con su bebé de dos meses, cruzó a Ceuta escondido en dobles fondos de un coche. El Centro de Estancia Temporal del Jaral acoge a fecha de hoy a casi 700 inmigrantes de los 500 son subsaharianos, 102 argelinos, 79 sirios y el resto de otras nacionalidades mucho más reducidas en cuanto a su presencia como es el caso de los asiáticos.

Tras cada intento de pase... siempre hay compatriotas

Son las imágenes que siempre se repiten. La historia no cambia. Cada vez que se ha producido un intento de pase de inmigrantes por la frontera, han aparecido otros compatriotas de los que ya residen en el CETI que curiosamente se encuentran por este lugar. Están allí esas horas de presión y luego se marchan. Ayer volvió a suceder. Cuando ya las unidades marroquíes habían dejado la zona de la ITV, los subsaharianos que estaban en la parte superior de la frontera se marcharon del lugar en dirección al centro. No se dedican a otras labores, solo acudir y vigilar. El intercambio de información a ambos lados es un hecho.