Marruecos ha comenzado a llevar a cabo varias redadas en el norte del país para detener a los inmigrantes que, en mayor número, han llegado a la zona para intentar marchar, en balsas playeras, hacia la península. Según informaciones de las oenegés, agentes marroquíes están llevando a cabo nuevos arrestos en la zona más próxima a Ceuta, que son incluidos dentro de las presiones que, de forma rutinaria, lleva a cabo el vecino país para ejemplificar, así, la cooperación que en materia migratoria tiene con Europa.
De acuerdo con los escasos datos conocidos en la noche de ayer, se habrían llevado a cabo en torno a un centenar de arrestos, todos ellos en los bosques más cercanos a las dos bahías fronterizas que mantiene la ciudad autónoma con Marruecos. Además de este operativo policial, el vecino país ya ha desplegado de forma más visible a sus patrulleras para reforzar el control por vía marítima, sobre todo en la Bahía de Beliones.
En las últimas semanas los servicios de información españoles habían constatado la presencia de un mayor número de inmigrantes en el entorno de Marruecos con Ceuta, cifrando en unos 400 los asentados en las zonas más cercanas; cifra que iba aumentando.
Según las oenegés estas detenciones vienen como respuesta a esos informes advirtiendo de una mayor presión, al objeto de ejemplificar la cooperación que se mantiene al otro lado de la valla por evitar un repunte en la población de inmigrantes que pueda llegar hasta la ciudad. De forma oficial Marruecos no ha ofrecido dato alguno y son las entidades sociales que funcionan en el vecino país las que están intentando controlar que no se produzca incumplimiento alguno de los derechos humanos.
Los propios subsaharianos, que están viviendo en condiciones inhumanas tal y como se reflejó en el reportaje publicado el pasado domingo, denuncian que una vez que son detenidos y expulsados a la frontera con Argelia tardan semanas en poder regresar a Marruecos, sin disponer ni de comida ni agua y sufriendo un sin fin de atentados contra las normas básicas de respeto a su integridad.
Buena parte de los inmigrantes que están ocultos en los bosques más próximos a Ceuta o que salen a la carretera para pedir alimento y subsistir hasta su escapada, ya arrastra varias expulsiones de este tipo, convirtiéndose en una pelota que se arrojan los estados marroquíes y argelinos bajo la mirada de Europa.