Nuestra ciudad es la única localidad en el mundo donde se exportan vehículos en carretilla o bacleta como llaman los marroquíes a esta herramienta de trabajo. Una herramienta que suelen utilizar los albañiles para transportar mezcla o escombros. No he leído nada sobre esta habilidosa e inusual forma de exportar repuestos, porque los conductores de las bacletas tienen una habilidad especial para colocar y transportar en una sola carretilla un coche completo sin el chasis. Son unos artistas.
Esta forma tan peculiar y honrada forma de buscarse la vida tiene una pequeña pega, que no es otra que el único honrado es el conductor de la herramienta de una sola rueda, porque antes han sido desguazados los vehículos por una empresa sin autorización. Vehículos que son vendidos a los desguaces por sus propietarios, dándolos por robados para cobrar el seguro en su país o, simplemente, son vendidos por no poder pasarlos a Marruecos por problemas legales. Hay otras razones, pero tampoco hace falta nombrarlas todas, con estas dos consideramos que es más que suficiente.
El traslado de vehículos desguazados en automóviles o carretillas no es un negocio nuevo, ni un secreto, porque si hacemos un repaso a la hemeroteca nos encontramos: que el día 3 de noviembre del 2010 se escribía ‘Los desguaces ilegales un lucrativo negocio en alza en nuestra ciudad’, además se comentaba muy acertadamente las causas del problema y sus consecuencias. El 18 de diciembre del mismo año, se escribía ‘La problemática derivada de la elevada presencia de vehículos abandonados que, tras los desguaces en plena calle, son quemados’. El 30 de noviembre de 2016, el consejero de Gobernación del Ejecutivo local, Jacob Hachuel, “instaba a los vecinos a denunciar los desguaces ilegales” y el 29 de enero de 2017, este mismo medio titulaba ‘Los desguaces ilegales expensas del decreto cierre de fomento’. Podemos retroceder una década más y encontraremos titulares similares.
Año tras año, demasiados años, soportando que los desguaces clandestinos despojen los vehículos para, una vez despiezados, los dejan en la vía pública. Unos días después les meten fuego, finalizando el ciclo apedreando a los Bomberos cuando llegan a sofocar el incendio. Esta situación la vienen soportando los bomberos y los vecinos de las barriadas durante décadas, demasiados años. Maldita hemeroteca. Eso lo estarán pensando algunos, porque es el resultado de una incompetencia manifiesta de los responsables de la administración.
Era la historia interminable, hasta que Marruecos decidió acabar con el paso de artículos procedentes de Ceuta, no sólo con el llamado comercio atípico. Los decomisos de cualquier tipo de mercancía también afectan al traslado de piezas usadas de vehículos y, por tanto, los desguaces han dejado de facturar de forma considerable. Los empresarios de los desguaces legales están padeciendo el cierre del paso comercial del Tarajal más que cualquier otro sector, porque su actividad se ceñía prácticamente a Marruecos. Un cierre que acabará de forma considerable con los desguaces ilegales, porque las piezas no tendrán salida y, de alguna manera, con la aparición de coches despiezados y quemados en vía pública. El tiempo nos dará o quitará la razón.
Decíamos que ‘Marruecos cierra los desguaces de vehículos en Ceuta’. Puede que no sea rigurosamente cierto, pero la decisión de prohibir la entrada de piezas tendrá esa repercusión.
No era tan difícil, no es tan difícil.
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