Marruecos ha ordenado el blindaje del tramo de playa que conduce a Tarajal, en Ceuta, con
concertinas. Tras dejar esta vía “intransitable”, el propósito es hacer lo mismo en el lado de Benzú. Se convertirá así la conexión hacia los
espigones en una barrera infranqueable, tal y como ya se ha comunicado a las autoridades españoles.
Tres semanas después de la auténtica vergüenza recogida en imágenes de agentes marroquíes mirando hacia otro lado o incluso alentando las entradas por ambos espigones, Marruecos ejemplifica su acción de control obligado de la frontera sur colocando estos elementos e iniciando una obra para rellenar toda la playa (no solo la parte del espigón) con hileras de alambradas. Las mismas que España retira del perímetro, colocando peines invertidos y tubos, son las que dispone Marruecos en su propio perímetro pero también en la playa.
La primera gran obra anunciada será en el lado próximo a Tarajal, en donde ya
en los últimos días se evidenció más controles e incluso se ha impedido los accesos desde el hotel Ibis a la frontera, en un revés claro en el comportamiento mostrado entre el 17 y 19 de mayo.
A la movilización de más agentes se suma las redadas llevadas a cabo para alejar a una población civil a la que se le mueve fácilmente con la difusión de bulos sobre una apertura de fronteras que aún es inviable.
Al vecino país le surgen varios problemas, no solo por el toque dado por Europa en cuanto a cuál debe ser su control fronterizo sino por el anunciado debate en torno al comportamiento que ha tenido con sus propios nacionales menores de edad, que fueron alentados a cruzar a Ceuta mediante engaño.
En el caso de los espigones, España no ha ejecutado sus proyectos
A pesar del traslado de Ghali y el endurecimiento de los mensajes políticos entre España y Marruecos, el vecino país no ha vuelto a evidenciar otro comportamiento como el de mayo cuando permitió y provocó la entrada de 10.000 marroquíes en Ceuta solo en cuestión de días.
El plan de Marruecos pasa ahora por escenificar su acción de blindaje a pie de tramo fronterizo con Ceuta, bloqueando el acercamiento hacia unos espigones que se han presentado como absolutamente permeables y sobre los que el Gobierno de España mantenía varios planes de actuación que todavía ni siquiera ha llevado a cabo.
Precisamente tras la tragedia del 6F, España anunció
una actuación específica sobre el espigón del Tarajal que ni siquiera ha comenzado, más allá del refuerzo en su base y la colocación de nuevos elementos disuasorios. En su última comparecencia oficial, la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, destacó que no existía una acción específica en la zona prevista, más allá de la obra que se está ejecutando en la frontera del Tarajal y que todavía está desarrollándose en su segunda fase, con retraso.