Marruecos

A veces, echo la vista atrás y me vienen tantos recuerdos, en este caso de Marruecos. Muchos son los sentimientos que me unen a este vecino país, tan visitado desde siempre, sobre todo a la Blanca Paloma como llamamos cariñosamente a Tetuán. Recuerdo cuando hace ya bastantes años, en nuestra familia madrugábamos para ir en caravana (ya que iban más coches de amigos) hasta llegar a las maravillosas playas de Restinga. Una vez nos encontrábamos en la frontera, y después de rellenar los pertinentes cuestionarios, salíamos uno detrás de otro. Antes de nada, desayunábamos en ruta. Parábamos los coches en alguna pequeña explanada y sobre el capó de los mismos, preparábamos el desayuno. Era una delicia madrugar ya que así llegábamos pronto a la playa para darnos el primer baño. ¡Con cuánta nostalgia hablo de ello! Tiempos que no volverán, y los que por aquella época éramos estudiantes, recordamos aquellos maravillosos años junto a nuestra familia y amigos. Don Miguel (Miguelín para todos), mi tío, era el alma máter de las reuniones. Va por él.
Hablar de Tetuán es un lujo para mí. La he visitado muchas veces y me encanta entrar en la ciudad y sentir el aire fresco de la montaña y oler sus  esencias. Voy a hablar de algo que me hizo vivir días intensos en nuestra hermana ciudad.
En el año 1986, Año Internacional de la Paz, celebrado en todo el mundo, en Tetuán se organizó un festival que duro unos quince días durante los cuales hubo de todo: exposiciones de pintura, teatro, conciertos de música tanto en el Teatro Cervantes como en el Campo de fútbol de Río Martil, Sania de Rmel, con las Orquestas arábigo-andalusíes de Tetuán-Tánger , grupos de flamenco de Jerez, y la flamante Tuna de Granada. Yo estuve allí viviendo por espacio de 7 días, hospedada en el Hotel Regina; encontré suma amabilidad por parte de la gente que conocí.
Fue toda una experiencia pasar en Tetuán una semana donde conocí a tantas personas interesantes. Mi amigo Mohamed Bakkali, profesor de Dibujo y Pintura (lo conocí en una exposición suya de pintura, en Ceuta, hace muchos años), fue uno de los participantes en el festival citado. Mohamed tiene un estilo de pintura muy peculiar. Aunque empezó pintando un poco surrealista con simbología árabe, después se decantó por el estilo Berttouchi, del que se declara un enamorado. Hubo otras exposiciones pictóricas, en las que conocí a Riane Said, también con su buen hacer.
Me recorría la Calle Mohamed V una y otra vez, donde estaba concentrado todo el ambiente. Por la noche, incluso ya tarde, había un gran ir y venir de gente ansiosa por ver, comunicarse, con intensas ganas de vivir. Yo ya había hecho amistad con algunas personas, entre ellas periodistas que tan bien se portaron conmigo (incluso podía entrar con ellos en los eventos sin problemas).¡Yo era una periodista más! Me encantaba sentarme en los cafés y escribir, escribir mucho sobre mis vivencias, las cuales fui plasmando en mi cuaderno día a día, todos los que viví en Tetuán.
El Campo de fútbol de Río Martil se llenó de algarabía y embrujo durante las noches, durante las cuales hubo diferentes actuaciones. Una de ellas fue mágica, ya que las Orquestas de Tetuán y Tánger actuaron conjuntamente, bajo la batuta del gran Cherkara (director de la orquesta de Tetuán), ya fallecido. Ya sabemos que estos conciertos suelen durar bastante tiempo, como así fue. Yo disfruté de lo lindo y más sabiéndome bien acompañada por amigos. Había muchísima gente, las entradas al recinto , casi colapsadas por lo que la policía estaba al tanto. De todas formas, todo fue muy bien y la gente supo comportarse.Eran ya cerca de las 3 de la madrugada y llevábamos unas cuantas horas allí.
Otra noche le tocó el turno a España. Desde Jerez se había desplazado un grupo de flamenco que hizo las delicias del público asistente. Palmas y más palmas. La gente bailaba al ritmo arábigo-andalusí, se oían cánticos por doquier. Fue un verdadero disfrute para todos y más sabiéndose hermanados los dos estilos musicales. Tuvieron que repetir actuación ya que los asistentes así lo pedíamos.¡Olé por nuestro país! Un grupo de cantantes y bailarines de Turquía hizo aclamar al público y más de un ¡bravo! se escuchó en el recinto. La noche se vistió de fiesta y colorido, ya que la música de Estambul atrajo a todos los que nos encontrábamos allí disfrutando de la gran fiesta y estupendo tiempo climatológico. La danza del vientre no faltó tampoco, con el consiguiente clamor popular. Turquía, bello país para soñar (y viajar). Más adelante viajé allí corroborando la belleza que yo había podido entrever en el festival tetuaní.
Pero lo que decididamente llamó la atención y enamoró a todos (yo, la primera), fue la Tuna de Granada. En el estadio, había muchos estudiantes marroquíes y algunos de ellos estudiaban en la Ciudad de la Alhambra, por lo que la actuación de los estudiantes de Granada, levantó enormes aplausos (empezando por mí) y ¡Viva la Tuna! Yo flipaba, pues jamás me imaginé a una Tuna actuando en Marruecos. Dos días antes habia conocido a sus componentes y estuve con ellos en el hotel donde se alojaban. Me tomé un café y estuvimos hablando durante mucho rato.Todos eran simpatiquísimos, como corresponde. Se extrañaban de que yo anduviera sola . Les dije que yo era muy independiente. Me contaban que era la primera vez que viajaban a Marruecos, invitados por las autoridades de Tetuán. Yo les acompañé por la ciudad, y ellos estaban encantados. Por supuesto, llamaban la atencion de los transeuntes.
La actuación de la Tuna fue una delicia. El encontrarme con los estudiantes tan alegres, tan entusiastas, tan pillos, me hizo retroceder a mi época en Magisterio. Les conté que yo con mis alumnos, habíamos formado una pequeña tuna, e incluso nos íbamos a cantar por ahí, habiendo gente por la calle que nos daban dinero o tiraban flores desde las ventanas. A los de Granada les hizo gracia. Durante su actuación en Río Martil, se escucharon muchos ¡ Viva Granada, Viva la Tuna !    
Los estudiantes iban desgranando las canciones, tan conocidas por nuchos. El conocido tema Granada no faltó, llevándose muchos aplausos. Las autoridades disfrutaban a tope y no digamos el pueblo. Ellos, con sus vestimentas de terciopelo negro y sus capas también negras, con multitud de cintas de colores al aire, fueron la atracción de la noche. No faltaron sus piropos a la mujer marroquí por su belleza. Como recuerdo, tengo varias fotos del evento y algunas con ellos. Fue una noche llena de alegría y magia, ya que nos sentimos hermanados a través de los de siempre atrayentes y simpáticos chicos de la Tuna. Estuvieron bañándose el la playa de Cabo Negro y les encantó.
También durante el Festival de la Paz hubo otros actos a los que acudí, como conferencias sobre diferentes temas. Por supuesto, yo no me enteraba de nada, perocompartía con ellos esos momentos y así me adaptaba a su ambiente, y sobre todo, observaba. Cámara de fotos en ristre como siempre, iba captando todo lo que me llamaba la atención. Por supuesto hubo actos organizados para niños.  Esto no podía faltar. Así que asistí a un espectáculo de marionetas, con las que disfruté mucho, sobre todo el ver a los críos reirse tanto. Por ciero, el salón donde tuvo lugar elo evento, estaba a tope.
Tetuán con este magno festival  estaba de bote en bote. Hacía calor, pero el vivir esta experiencia durante varios días me sirvió para abrirme más aún a la cultura de nuestro vecino país, Marruecos. El mundo del Periodismo se me  abrió ante mí, mucho más. Como bien dije, conocí a muchos de sus representantes, que captaban ávidamente todo lo que ocurría a su alrededor. Recuerdo con mucho cariño a la gente que conocí  y me hicieron las jornadas más llevaderas. Chokhran!