Varios residentes de nacionalidad marroquí del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) comenzaron hace tres días una huelga de hambre para protestar por una situación que consideran de discriminación. Y es que de los 142 inmigrantes que han sido trasladados a la Península en las dos salidas que hubo en las dos anteriores semanas, en ninguna se embarcó a un nacional marroquí. O bien fueron subsaharianos o, en el caso de la segunda salida, también argelinos.
Por eso, hasta trece ciudadanos marroquíes del CETI decidieron ponerse en huelga de hambre desde el pasado viernes en que se fueron otras 37 personas rumbo a la Península en otro laissez passer que no era para ninguno de ellos. “Es injusto y excluyente”, es lo que sienten, según ha podido conocer este periódico.
Tras la primera salida, en la que 105 inmigrantes embarcaron suponiendo una de las más grandes que se recuerdan en los últimos años, estos ciudadanos esperaron a ver qué ocurría en la siguiente. Ellos habían tomado una decisión y era llevar a cabo las medidas que fuesen para expresar su malestar por lo que consideran un trato injusto. En base al relato que ha conocido este periódico, se quisieron reunir con el director que hizo caso omiso a sus peticiones, siempre en base a esta versión. Eso fue lo que les motivó a ir un paso más allá y comenzar una huelga de hambre.
Una vez comenzaron la huelga de hambre, aseguran estos residentes que el director “dio órdenes de que no les atiendan ni sanitaria ni socialmente”. Solo después de que hicieran pública su situación y que llegase a conocimiento de Delegación del Gobierno, el director permitió que se les examinase en enfermería para conocer su estado de salud y les atendiesen. Además, cuentan, el mismo gerente del centro les pidió que aguantasen porque “también” entrarán en otras listas de laissez passer.
En las imágenes a las que ha tenido acceso El Faro, se puede ver a 14 jóvenes dentro del CETI con sus tarjetas rojas indicativas de que son solicitantes en tramitación de protección internacional. En su mayoría, han solicitado esta protección debido a la pertenencia al movimiento popular del Rif, que exige la liberación de presos políticos en Marruecos detenidos y cuyos casos han recibido denuncias públicas por supuestas torturas y violaciones de derechos humanos.
Además, sostienen unas pancartas en las que se puede leer, entre otros mensajes, ‘Desgraciadamente, nuestra vida no importa ni al director del CETI de Ceuta, ni al Gobierno, ni a los juristas… ¡Huelga de hambre sin respuesta!’ o ‘No a la discriminación’.
Otro de los factores que acentúan esa preocupación de la comunidad marroquí tiene que ver con una situación ya denunciada en días anteriores en este mismo periódico, y es la supuesta falta de medidas de seguridad que presenta el centro para evitar contagios y la posible propagación del coronavirus en el CETI.
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