La nota mediática del festival de Jazz
Eran los mediáticos y más esperados de esta XXIII edición del Festival y la respuesta del público no se hizo esperar. El concierto de Marlango ha sido el que, hasta ahora, más afluencia ha generado, llenando casi todo el patio de butacas, tanto de aficionados como de los que no son tanto, pero el simple hecho de disfrutar de la voz y presencia sobre el escenario de Leonor Watling merecía la pena, y ella no defraudó. Su voz acompañada de los sonidos del piano que infundió Alejandro Pelayo cautivaron a la afluencia del Revellín.
Aunque el de anoche era un espectáculo que se salía de su gira ‘Delicatessen’ y se centraba más en el marco de un festival de jazz, continuaron con la tendencia que iniciaron con esta gira en la que el grupo dio un giro y decidió volverse más íntimo, tanto para la esencia del propio grupo, que ha prescindido del resto de sus componentes, como por el color que insuflan a sus conciertos.
Primera actuación en Ceuta
Finalizado el tercer tema era el abstraído Pelayo el que se arrancaba a conversar con el público: “Estamos muy felices de estar por primera vez en este Festival de Ceuta”, decía, y en su particular tono marca de la casa, de seriedad y sarcasmo dejaba caer alguna que otra frase que irrumpió las carcajadas entre los presentes. “No somos un grupo de jazz, ya es tarde para volver atrás pero intentaremos improvisar alguna más rara para que nos inviten a la edición veinticuatro y poder venir más a menudo”.
Intimista y entregado estuvo Marlango. La seductora voz de Watling vistió de glamour esta breve edición de jazz que ha prescindido de, al menos, un concierto de los cuatro a los que tenía acostumbrados a sus adeptos. Bañaron el Auditorio con temas que sonaron a pop cosmopolita con claras influencias de jazz y blues, a lo largo de los cuales recordaron cómo empezó todo y repasaron su repertorio de todas las épocas. El dúo madrileño se marcó un puñado de versiones de lo más diverso, reflejo de los múltiples vértices de su música. Versionaron temas de otros artistas y Watling no solo deleitó con canciones en sus dos idiomas de cuna, el español e inglés, sino que se atrevió también en francés e italiano. “Leonor cantará en inglés y español que no los controla muy bien, pero también dejará caer algún tema en italiano y francés que si que los domina más”, comentaba Pelayo entre risas.
Una noche para recordar
Marlango puso anoche la nota más íntima y acogedora ante un público que mostró su devoción, como quedó claro con el silencio reinante en la sala durante toda la actuación. Ellos cambian, evolucionan, pero sus seguidores siguen siendo eternos. “Tenemos consciencia de que somos unos discapacitados emocionales, a pesar de ello o pedimos un último favor y cuando salgáis decid que el concierto os ha encantado, aunque no os haya gustado nada”, bromeaba el pianista. Probablemente aquello no hizo falta, porque el de anoche fue de aquellos conciertos que, realmente, sí mereció la pena.