El Mieloma es un tipo de cáncer, que no se puede prevenir y, aunque tiene una incidencia baja, es un tumor en la sangre que, actualmente, no tiene cura. La doctora María Casanova, de HC Ceuta, explica sus síntomas, características, avances y tratamientos:
¿Cómo explicaría a nuestros lectores qué es el llamado Mieloma múltiple?
Es un tumor hematológico, en la sangre, que tiene su origen en la médula ósea, que es el órgano donde se producen los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaquetas. En un momento dado, no se sabe por qué, se produce una proliferación no controlada de un tipo de glóbulo blanco que se llama célula plasmática, que se altera y crea unas proteínas anómalas, que pueden irse tanto a sangre como a orina provocando diferentes daños en órganos y tejidos.
¿Cómo se manifiesta un cáncer hematológico?
Este tipo de tumor es muy heterogéneo y la mayor parte de veces el aumento de células anómalas en la médula ósea impide que se generen las células normales: los glóbulos blancos, los glóbulos rojos y las plaqueta. Por esta razón, hay veces que es posible detectar este cáncer por una anemia (como síntoma, cansancio). También puede detectarse por un fallo renal del paciente, que deja de orinar. Pero, fundamentalmente, el síntoma más frecuente es el dolor de espalda. Es un dolor óseo, que suele ser muy localizado, por la zona dorsal lumbar, el esternón o las costillas, y que no mejora con los tratamientos habituales, sino que empeora.
¿Cuándo hay que acudir al médico?
Lo más llamativo es un dolor óseo, que no mejora. El paciente reposa, toma analgésico y relajante muscular y no obtiene respuesta. En estos casos, hay que ir al médico, para descartar que se trate de un Mieloma. Si se padece una anemia sin una causa clara, también habrá que acudir al facultativo. Será importante hacerse un estudio de proteína para que, en caso de existir, se detecten las células anómalas de las que hablaba antes.
¿Cómo se detecta?
Hay varias vías: una analítica, un estudio de proteínas, un análisis de orina y, también, una TAC (escáner) o una resonancia magnética nuclear. Con la radiografía, sin embargo, cuando son lesiones muy sutiles, muchas veces no se detecta.
¿A qué edad suele darse este tipo de cáncer?
Esta enfermedad suele afectar a la población con una media de edad de 65-70 años. Menos de un 5-10 por ciento es menor de 50 años, aunque se están observando cada vez más casos en pacientes jóvenes.
¿Qué incidencia tiene en Ceuta?
No hay diferencia importante entre comunidades, en España la incidencia de este cáncer está entre tres-cuatro casos por cada cien mil habitantes. Es una enfermedad que no es muy frecuente. Supone el 10 por ciento de los tumores hematológicos y dentro de la Oncología en general ocupa sólo el 1 por ciento de los cánceres.
¿Es más común en hombres o en mujeres?
Es ligeramente más frecuente en hombres que en mujeres, con una relación de 1.5:1.
¿Cuál es su pronóstico?
Es complicado. Este tumor no tiene hoy en día curación. Hablando de pacientes jóvenes, que tienen mejor diagnóstico que las personas mayores, se observa que hay un diez por ciento que, recibiendo un tratamiento intenso o un trasplante de médula ósea, pueden estar potencialmente curados, porque han sufrido el cáncer, han sido tratados una vez y no han recaído. Pero, en general, no se pude decir que tenga cura. Lo que estamos logrando es alargar la supervivencia global y mejorar la calidad de vida del paciente.
¿Cuál es su índice de mortalidad?
Nosotros no hablamos de índice de mortalidad en este caso. Nos referimos al enfermo en función de la edad, porque es un factor de pronóstico adverso. Los pacientes mayores de 65-70 años van peor que los de menor edad. Sabemos, por ejemplo, que la media de supervivencia global en un paciente joven estaría en torno a los diez años y en uno mayor en los cinco años. Pero, todo esto, está mejorando mucho con los avances que se están produciendo tanto a nivel de diagnóstico, como de tratamiento.
¿Qué tratamientos hay, actualmente, para tratar esta dolencia?
En los últimos años se han producido muchos avances y un mayor conocimiento de la enfermedad. Esto ha hecho que se descubran dianas terapéuticas y que tengamos fármacos específicos que van a destruir esa célula tumoral sin afectar a otras del organismo. Tenemos diferentes familias de fármacos que, en combinación, están produciendo muchas mejoras. Y tenemos, además, los inhibidores de proteosomas, los fármacos inmunomoduladores o los anticuerpos monoclonales (conjugados, biespecíficos). En estos últimos años está entrando, además, con mucha fuerza, la inmunoterapia en sus distintas modalidades. Nos hemos dado cuenta que no solo podemos atacar al tumor con diferentes fármacos diana mucho más modernos que la antigua quimioterapia, sino que, aparte de atacar a esa célula tumoral, tenemos que potenciar el sistema inmunológico para que el paciente no recaiga. Las diferentes modalidades de inmunoterapia están cambiando totalmente el manejo de este tipo de tumor.
¿Se puede prevenir la aparición de este cáncer?
Hoy en día es un gran desconocido. La población no conoce esta enfermedad. No tenemos factores de riesgo conocidos como ocurre en otros tipos de cáncer para prevenirlo, pero lo que sí sabemos es que si en los controles de rutina a la población se añadieran estudios de proteína, se podrían diagnosticar fases previas y hacer un seguimiento que evite el tener que tratar el cáncer cuando ya está avanzado.
Aunque no se sabe qué lo produce, gracias a la industria farmacéutica se está estudiando mucho este tumor. También quiero resaltar el esfuerzo que está haciendo Teresa Regueiro en la comunidad española de pacientes con Mieloma múltiple( CEPMM) para dar más visibilidad a esta enfermedad.
Hoy en día es unos de los tumores donde más se está investigando. Precisamente, yo formo parte del Grupo Español de Mieloma (GEM) y junto con otros médicos tenemos en nuestros hospitales ensayos clínicos para probar nuevas moléculas que nos puedan llevar a la curación de esta enfermedad a largo plazo y a mejorar y alargar la vida de los pacientes a corto.