¿Alguna vez se han planteado relacionar música e imagen? Me refiero a hacer un ejercicio de introspección y decirnos “esta música define esta imagen o este Misterio para mí”. ¿Lo han hecho? ¿Conocen marchas procesionales con las que asocien a sus devociones?
Dado que vamos a vivir una segunda Semana Santa seguida sin procesiones, me ha parecido interesante la idea de relacionar mediante una marcha de procesión a cada imagen que realiza estación de penitencia cada día de la semana.
También habrá mención a momentos trascendentes de nuestra Semana de Pasión. Asimismo, justificaré cada una de las asociaciones musicales, explicando su porqué de un modo breve y conciso.
Decir que se han usado únicamente composiciones para banda de música. Por supuesto, podrían haberse usado creaciones hechas para diferentes formaciones. Por ejemplo, tras los pasos de Cristo, bien podrían haberse buscado marchas de agrupación musical o de cornetas y tambores. En los silencios, podría haber elegido capillas musicales, música coral, etc. Hay cabida para todo.
Si no lo he hecho así es por darle uniformidad al listado a ofrecer. Pero, por supuesto, podría haberse hecho –y puede hacerse– de múltiples formas, así como habrá multitud de obras que puedan recordarnos a nuestro Cristo o nuestra Virgen.
Eso también es lo bonito de la música. Mientras que, a mí, una marcha concreta me representa a una imagen, a otra persona le puede pasar lo mismo con otra marcha diferente.
Con unos estándares mínimos, claro está. No vamos a ponerle a Nuestra Señora de la Soledad “Mi Amargura” ni composiciones de ese estilo, pues se salen totalmente del día y la iconografía. No procede.
Habría que subrayar que el listado a publicar, pretende traernos ese recuerdo de esa imagen de la que somos devotos… esa reminiscencia…
No se busca, en ningún caso, transmitir lo que representa cada Hermandad. Si esto fuera así, por poner un ejemplo, el Miércoles Santo elegiría sin lugar a dudas “Valle de Sevilla” como la máxima representación de “La Amargura” no siendo esa la marcha seleccionada porque, como se ha dicho, lo que se quiere hallar es únicamente la representación de la imagen mediante la música.
Cuando yo era niño, no había plataformas como YouTube, donde puedes acceder a prácticamente cualquier música al instante. Antes tenías que comprar los discos fuera y no tenías la posibilidad que tenemos hoy de conocer tantísima variedad musical. ¡Tenemos mucha suerte!
Tanto si conocen las marchas como si no, les pido que cierren los ojos, las escuchen y realicen un acto de contrición. En caso de no conocer alguna… dediquen un momento de su tiempo para oírlas; créanme, hay verdaderas joyas en el listado propuesto. No se arrepentirán. Déjense llevar y sueñen conmigo…
Padre, hoy contigo vuelvo a soñar. Voy a salir a tu encuentro, cargando la Cruz de mis pesares para con sólo verte, llenarme de Esperanza.
¿Lo oyes? Un dulce aplauso por mirar de frente a nuestra Madre.
¿Lo sientes? Una Legión de fieles cargamos tu Cruz, para sentirnos nazarenos por tan solo un instante e impregnarnos de fuerza con el que es el nombre de tu Madre y llenarnos de Él para que la espera con tu reencuentro no sepa tan amarga...
Nuestro Padre Jesús Nazareno. La imagen del Hijo de Dios con la Cruz a cuestas de camino al Gólgota. Una imagen de Jesús afligido, acercándose al clímax de su Pasión.
Marcha seleccionada: “Nuestro Padre Jesús” (Emilio Cebrián Ruiz). La marcha elegida, recoge el dulce caminar de Cristo con la Cruz a cuestas. Una música de corte clásico, pero, a la vez, con toques muy íntimos.
Sacratísima Virgen de la Esperanza. Vestida de verde, el color de su nombre y con la esperanza de que, tras el dolor de su Hijo, triunfe la vida.
Marcha seleccionada: “La Esperanza de Triana” (Manuel López Farfán). Marcha donde la corneta tiene presencia pero que no olvida la seriedad del momento. Una saeta que canta un instrumento para hacer con música un rezo a María.
Encuentro. El Martes Santo nos lleva a imaginar el encuentro que hace Jesús con su Madre camino hacia su destino.
Marcha seleccionada: “Saeta cordobesa” (Pedro Gámez Laserna). La marcha escogida, hace imaginar la conversación de Jesús para consolar a la Madre que llora por el calvario de su Hijo. La saeta final es el momento de la dulce melancolía que sentirá al ver a su Hijo marchar.
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