Entrevista con la presidenta de la Confederación Española de la Abogacía Joven (CEAJ), quien percibe “falta de cultura de la privacidad” en internet, pero precisa que el delito no lo comete quien muestra su vida
Mara Monreal Rodríguez es la presidenta de la Confederación Española de la Abogacía Joven (CEAJ), de la cual forma parte el Grupo de Abogados Jóvenes de Ceuta. Abogada penalista y experta en Derecho Penal de Menores y Criminología Juvenil, ha visitado Ceuta para participar en una Jornada Formativa para los compañeros adscritos al Turno de Oficio de Menores y, dentro de la cual, impartió la ponencia ‘Los aspectos jurídicos y criminológicos del acoso escolar’. Durante su estancia, atendió a COPE y FARO TV.
–¿Qué circunstancias deben confluir para que se dé acoso escolar? –Se requiere que sea una acción persistente en el tiempo, continuada. Algo puntual: una pelea, unas amenazas, una agresión... Nunca va a ser acoso escolar, es decir, se requiere una reiteración. Por otro lado, debe ser entre iguales, entre compañeros del mismo centro; nunca lo habrá de un alumno a un profesor o viceversa, o de un padre a un alumno. Siempre tienen que ser estudiantes del mismo centro y, por otra parte que se haya cometido un daño. Puede ser a la integridad moral, unas lesiones, unas amenazas...
–En el ejercicio de su profesión, ¿ha detectado ese aumento al que apuntan otras instancias? –El problema del acoso escolar ha ido a la par del de la violencia de género. Ambas suelen estar ocultas por sus características. Al igual que la violencia de género se da dentro de una casa, dentro de un entorno familiar privado, el acoso escolar se suele dar en un centro. Con el ciberacoso está cambiando. Pero, además, hay que añadir que la víctimas, como dice la doctrina de la ley del silencio, no son capaces de denunciar estos hechos. Nos encontramos con que existe un problema de denuncias. Pero es cierto que, poco a poco, cada vez hay más medios. De hecho existen diferentes campañas con teléfono gratuito que están asesorando a posibles víctimas de acoso escolar. Y es verdad que ahí sí que se está viendo un mayor incremento. Bastante más considerable que quizá las que acaban llegando a los jugados.
–¿Cuáles son los delitos que los menores pueden sufrir como víctimas y cometer como agresores? –Encontrarnos delitos de sexting (envío de mensajes de contenido sexual), sextorsión, grooming (engaño del pederasta), revelación de secretos, suplantación de identidad... Tenemos un catálogo bastante amplio de delitos en redes sociales. De todos ellos, el grooming suele ser más como víctima que como acosador.
–¿Está suficientemente regulada la respuesta judicial a los peligros de la red? –Tal vez pueda parecer que no, pero la Justicia debe adaptarse a la sociedad, no la sociedad a la Justicia. Obviamente la Justicia va adquiriendo cada vez más medios: las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado están más preparadas para luchar contra este tipo de delitos y, cuando ya llegan al juzgado o se ha hecho una primera instrucción o investigación, suelen tener la búsqueda de las IP, que es algo fundamental, los archivos están volcados... No es tan fácil como presentar un parte de lesiones, pero sí que tenemos los medios. Luego, para el gusto de la pena, pues como para todo, habrá gente que piense que son demasiado flojas o demasiado duras.
"En el Turno de Oficio no podemos dar un servicio mediocre ya que las consecuencias pueden ser fatales"
–¿Qué causa que cada vez haya más delitos de este tipo? –Realmente el problema no puede ser el que yo quiera mostrar mi vida personal, el problema debe ser de aquel que no respete que yo esté mostrando mi vida. No podemos culpar a la víctima de un hecho que está cometiendo alguien, pero sí que es cierto que cada vez tenemos menos cultura de la privacidad. Somos más impulsivos en redes sociales, por la respuesta temprana, rápida y pensamos poco en cuáles pueden ser las consecuencias. También el exceso de confianza por parte de los menores de que no va a ocurrir nada y, es cierto, que muchas veces los padres no están formados o no tienen en cuenta que existen aplicaciones de control parental porque tienen que poner límites. Se están regalando, por ejemplo, móviles u ordenadores a niños de 10 y 11 años y creo que, cuando regalamos un dispositivo de este tipo, tienes que dar también unas normas a los menores porque ellos realmente no son conscientes de las consecuencias que pueden llegar a tener si tú no se las explicas (...).
–La casuística local hace que en Ceuta existan casos de menores que incurren en delitos de sangre, ¿cuál es su responsabilidad penal en este supuesto? –La Ley Orgánica de responsabilidad penal del menor solamente va a entrar a conocer de aquellos casos en lo que los menores tengan entre 14 y 18 años. ¿Qué quiere decir? Que si son menores de 14 años, la ley, en la jurisdicción penal, no va entrar a conocer estos temas. Se avisará a Asuntos Sociales, se dará noticia a las entidades y administraciones que correspondan, pero no los juzgados de menores porque no son su competencia. El castigo, igual que en cualquier otro tipo de delito, pero mediando una violencia considerable como en el delito de sangre, se va a barajar sobre todo la medida de internamiento cerrado de los menores.
–¿Qué importancia tiene la especialización y formación continuada en el Turno de Oficio de Menores? –La relevancia que tiene la formación como letrado es que las leyes constantemente cambian, que nosotros tenemos un trabajo recogido en la Constitución y tenemos mucha carga a la hora de que se haga Justicia. Tenemos la obligación de estar formados y de dar un servicio de calidad porque formamos parte de ese gran engranaje que es la Justicia. No podemos dejarnos llevar por hacer un servicio mediocre o alguna asistencia mediocre porque las consecuencias pueden ser fatales.