Manuel Creo Rocha ya cuenta los días para volver a procesionar por las calles de Ceuta al frente del paso de Santa María de África. Con más de 20 años de experiencia como capataz de la Patrona, Creo es un ferviente devoto y confiesa que tomar los mandos del paso en el que va una imagen por la que siente especial fervor es todo un honor para él.
“Como caballa es lo más porque es nuestra Patrona, como cofrade es un honor inmenso y como capataz es una responsabilidad que la Hermandad pone en mis manos, que es el mayor tesoro que tenemos en esta tierra”, asegura.
En este sentido, se trata de “algo muy diferente al resto y es difícil describirlo con palabras” porque comenta que hay que estar con su gente y con los costales y “es una cosa muy bonita y muy difícil de definirla. Para nosotros es lo más grande que podemos tener aquí en Ceuta siendo cofrades y caballas”.
Lleva más de dos décadas al frente de un paso en el que ha vivido todos los cambios que se han experimentado en el mundo del costal. Una evolución también a la hora de llevar el paso ya que anteriormente “se levantaba al martillo y ahora levantamos a la voz”, señala.
“Hay que evolucionar con el carácter que tenga la Hermandad, en este caso de Gloria, y hemos ido cambiando como la forma de andar del paso o la música y como todo ha evolucionado en esta vida pues el paso pues también”, declara.
Asimismo, apunta que posee una cuadrilla fuerte y preparada para afrontar la salida procesional. “Aquí en la cuadrilla de caballeros costaleros de Santa María de África nunca ha faltado gente y siempre hemos salido a la calle con costaleros suficientes para hacer el itinerario”, destaca.
Este año tienen muchos costaleros ya que “después de la pandemia, cuando salimos en extraordinaria, abrimos un poco las cuadrillas para que fueran entrando chavales jóvenes”, porque es intención del capataz ir dando paso a las nuevas generaciones.
Cerca de 70 son los hombres que serán los pies de Santa María de África, Patrona y Alcaldesa Perpetua de Ceuta, “y gracias a Dios vamos sobrados de costaleros”. Tampoco quiere dejar la ocasión de felicitar el esfuerzo realizado por todos sus hombres por asistir a los ensayos programados y hacia los más jóvenes tiene un claro mensaje: “Me gustaría decirle a los más jovencitos que se han quedado a las puertas que todo llegará y que tengan paciencia, que así es como se consigue ser costalero de África, porque estos hay que ganárselos”.
Esta cuadrilla se ha convertido en una gran familia con el paso de los años debido a que muchos de los hombres que tiene a su mando han compartido trabajaderas con el propio Creo. “Ya no somos capataces y costaleros, ya somos amigos porque tenemos una amistad desde hace muchísimos años”, relata.
Son muchas anécdotas las vividas tanto dentro como fuera del paso en este cuarto de siglo de las cuales Manuel Creo cuenta algunas de ellas. “Anécdotas hay miles pero hay una muy bonita que me la comentó un costalero que es que él iba en la pata trasera del paso y llevaba todo el camino escuchando a una señora llorando pegada a la zambrana del paso”, recuerda.
“Entonces, este hombre le preguntó que le ocurría y ella le respondió que tenía cáncer y él le contestó a la mujer que no se preocupara que nosotros le vamos a rezar a la Virgen para que ella se curara”, continúa Creo que concluye la anécdota señalando que al año siguiente esa señora volvió a acercarse al paso a hablar con ese costalero y le dijo que había conseguido curarse de su enfermedad. “Esta es una de tantas anécdotas”, sentencia.
Además, comparte que antes de salir por el dintel de la puerta del Santuario, durante la primera llamada a sus hombres, “se te pasan muchas cosas por la cabeza”, asegura.
“Te acuerdas de mucha gente que ya no está, de gente que ha trabajado contigo debajo y fuera del paso que tampoco está porque ya son mayores, recuerdas a mucha gente que siempre te han aportado algo y le ha dado mucho cariño a la Virgen de África”, destaca.
“El sudor que entra al tocar el martillo y que recorre toda la espalda, el día que no lo sienta, dejaré el martillo”, apunta melancólico.
Y una vez que Santa María de África entra por la puerta de su Santuario señala que siente “mucha satisfacción por el trabajo cien hecho y cumplido”. Asimismo, comenta que “hay cuadrillas en todos lados y cuadrillas con mucho arte, pero la que tenemos aquí en Ceuta para sacar a la Virgen de África es única”.
Sentir que el trabajo está bien hecho, bien cumplido y no haberse producido ninguna lesión es esencial porque “a ella también la hacemos feliz”, relata. “Yo siempre digo que hay sitios donde hay que mirar a la Virgen a la cara y si se mira bien la vamos a ver sonreír”, asegura.
“Ella llega aquí cansada de todo el ajetreo del día 5 pero muy feliz como nosotros y ya solo le queda esperar contando los días para que llegue el día 5 del año que viene”, recalca.
Previamente a la salida, como se ha hecho tradicionalmente, están la “igualá” y los ensayos, en los cuales Creo aprovecha para hablar con sus costaleros ya que indica que suele hablar mucho con ellos.
“Suelo darles muchas broncas”, comenta el capataz entre risas, “es mucha gente y cada uno ve las cosas de forma diferente pero al final siempre se adaptan porque llevan muchos años de costaleros y tienen pedigrí”.
Pero también suele escuchar a sus costaleros “porque todo el mundo puede ayudar y la verdad es que todos son fabulosos y me entienden perfectamente. Formamos un buen equipo entre todos y es un orgullo estar al frente de ellos”.
Antes de la salida procesional del próximo día 5 de agosto, Manuel Creo vivirá un gran momento como miembro de la Hermandad de Santa María de África y será su nombramiento como hermano de honor, cosa que le llena de orgullo.
“Es una cosa muy bonita, es un reconocimiento a un trabajo hecho y entonces es muy bonito”, reconoce el capataz que continúa expresando “que la Junta de Gobierno me haya propuesto y el Cabildo General lo haya aprobado, la verdad es que para mí es un verdadero honor recibir este honor, valga la redundancia”.
Asimismo, señala que esta distinción significa mucho para él porque “yo no soy de la Virgen de África desde que soy capataz ni costalero, yo soy desde que era un niño”.
“Me he criado aquí en Sánchez Navarro y Sánchez Marcelo y me he criado toda la vida viniendo todos los días aquí”, apunta.
Además, recuerda melancólico que su padre, que era portuense, fue el que le enseñó a tener devoción a la Virgen de África. “He sido de la Corte de Infantes igual que ha sido mi hijo, he sido costalero y ahora es otro mundo que no puedo explicar con palabras”, finaliza Manuel Creo.
Una devoción adquirida desde niño que con el paso de los años ha ido en aumento mientras se convertía en costalero de la Patrona y alcaldesa perpetua de la Ciudad y tomaba el martillo de su paso.
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