En el cruce del Paseo de la Marina con la Plaza de la Constitución, y frente al Edificio Trujillo se ubica el quiosco de Manuel Fernández, más conocido como Manolo ‘el del estanco’ entre sus visitantes y amigos. Un lugar en pleno corazón de la ciudad de Ceuta, testigo diario del trasiego de los ceutíes por donde quiera que van. Muchos no dudan en detenerse aunque sea un instante para saludarle. “Es un gran trabajador”, le dice uno de los paseantes.
Como ocurre cada mañana, Manolo monta cuidadosamente su quiosco; primero, abre las puertas de par en par, cuyas cristaleras muestran las revistas especializadas y las películas.
A continuación, coloca la estantería auxiliar con la prensa del día, frente al local. Acto seguido, apila las revistas del corazón y los crucigramas y para terminar, adorna su quiosco con gran cantidad de juguetes. “Empecé en este negocio hace unos 30 años”, afirma Manolo.
Con respecto a los inicios del estanco, el quiosquero cuenta que comenzó vendiendo helados, y poco a poco fue ampliando su negocio hasta vender en la actualidad prensa, revistas, libros o juguetes, entre otras cosas. “Todo lo que me echen”, comenta a este periódico entre risas.
Como todo buen quiosquero que se precie, no duda en contestar sin titubear sobre cuál es la prensa más solicitada y vendida en su estanco: “normalmente vendo de prensa nacional, ‘El País’, ‘El ABC’, ‘El Mundo’, ‘El Marca’, o el ‘As’. Y, con respecto a la prensa de Ceuta, los periódicos locales en papel. En cuanto a las revistas, las que más se venden son ‘Hola’, ‘Lecturas’ y el ‘10 Minutos’, principalmente”, explica el quiosquero.
Desde hace cuatro meses, el estanco recibe además,una selección de libros sobre Ceuta, fundamentalmente del Instituto de Estudios Ceutíes (IEC): “La verdad es que se están vendiendo bastante”. Entre ellos, destacan títulos como ‘Guía del consumidor de pescado en Ceuta’ , o de cuestiones sobre la historia de Ceuta y sobre el Protectorado de España en Marruecos. Sobre todo, el perfil de personas que los compran “es gente culta, y también han venido personas de la Península a comprarlos”, explica Manolo.
Un negocio que resiste a tiempos difíciles, marcados estos últimos años por la pandemia. Durante el confinamiento, fue uno de los pocos establecimientos abiertos para ofrecer al ciudadano su derecho a estar informado.
También la crisis del periódico en papel está presente: “Ahora con Internet puedes encontrar toda clase de revistas y periódicos”, comenta.
Pese a todo, Manolo sigue a pie de quiosco ofreciendo a aquellas personas que se han criado entre periódicos, el continuar manchándose las yemas de los dedos de tinta.
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