“Mamá, ¿por qué está encerrada?”

Los niños suelen hacer preguntas que los adultos normalmente dejamos de hacer, puede ser porque no obtuvimos respuesta y nos cansamos de preguntar o porque las respuestas que nos dieron hicieron que viéramos las injusticias como algo normal, que es así y no hay que darle más vueltas.

Esto pasó hace unos días en San Amaro cuando estaba con un amigo haciéndole unas fotos a la protagonista de esta historia.
Hace poco construyeron una jaula en San Amaro destinada a este primate, que lleva nada más y nada menos que 19 años en Ceuta pero muy poca gente conoce su historia.
Lo que se sabe: la Guardia Civil la salvó del tráfico ilegal de especies, por lo visto la encontraron metida en una caja de zapatos cuando todavía era un bebé. Parecía que su suerte iba a cambiar pero no fue así, ya que aquí no supimos darle una vida decente ni buscarle un destino mejor donde sus días transcurriesen más o menos como la naturaleza le había preparado, así que no tuvo más remedio que vivir sola, en una pequeña jaula, sin nada de entretenimiento y viendo pasar las horas dando vueltas sobre sí misma. Así es como yo la recuerdo.
Después, la meten en una jaula “provisional” dentro de un cuartillo donde ni siquiera recibe luz solar y cuando preguntas por su situación te contestan: “Si aquí está bien, no le falta comida”, y así lo que era provisional llega un momento que parece eterno.
Me consta que no es la primera vez que se denuncia la situación de este primate, así que decido informarme y contactar con distintas asociaciones y centros de recuperación para buscar una solución. Después de varios correos, me piden fotos del animal, cosa que no pude conseguir (la mantenían oculta, hasta el punto de que se pensase que estaba muerta) hasta que finalmente y hace poco la trasladan dentro del parque. Una vez allí y haciendo las fotos, rodeado de madres y niños que se agolpaban frente al cristal, uno de ellos preguntó… “Mamá, ¿por qué está encerrado?”. No pude resistir poner la oreja y esperé impaciente la respuesta de su madre, después de unos segundos contestó – no sé, porque si….
Seguramente lo que el niño quería decir no es cómo llegó, cosa que ya he explicado antes, si no por qué continua allí. Esto es lo que la madre no supo contestar y a lo que nadie que se preocupe verdaderamente por su bienestar sabría dar respuesta. Así que no me explico por qué se sigue alargando esta situación.
Lo que sí sé es por qué no debería continuar así, razones que expondré a continuación. Porque vive entre cuatro paredes que no satisfacen sus necesidades fisiológicas ni psicológicas. Porque no tiene el enriquecimiento ambiental suficiente que ayude a que el animal tenga el comportamiento natural de su especie por lo que su bienestar se ve gravemente amenazado. Porque siendo un animal social, no tiene contacto con miembros de su especie lleva 20 años viviendo sola. Porque el suelo completamente rígido de su jaula, no es que no ayude a mejorar su salud es que la empeora.    Porque su situación no conciencia a los visitantes sobre la necesidad de proteger la naturaleza. Todo lo contrario. Porque no tiene ningún sentido seguir manteniendo encerrados a otros animales, simplemente para divertimento nuestro y por ley esta práctica necesariamente debe realizarse bajo ciertas condiciones que claramente no se están cumpliendo. Porque cualquiera que la vea con los ojos que mira la empatía sabrá de lo que estoy hablando… ¿no?
Y sobre todo porque hay una opción mucho mejor, que no es otra que su traslado inmediato a un centro de recuperación de primates donde sí la están esperando con los brazos abiertos y personal especializado y sensibilizado con el bienestar animal sí sabrá satisfacer sus necesidades. Pasando el resto de sus días en compañía de un macho de su especie.
Si pensamos como aquel niño, que se paró a preguntar, que vio que algo no iba bien y buscó respuesta, entonces sí podremos cambiar las cosas.
Es posible que a muchas personas esto les perezca una tontería pero a ella le cambiará la vida… seguro que SÍ.