El asesinato del ejecutivo de la aseguradora medica UnitedHealthcare nos muestra un posicionamiento insólito en la sociedad americana, donde el asesino es venerado por sectores de la sociedad, abriendo un amplio debate sobre el comportamiento de las aseguradoras en una sociedad cansada de un sistema injusto y unas aseguradoras que maltratan a los enfermos. En esa línea se expresan miles de ciudadanos que atestiguan que estas empresas están más preocupadas con el resultado del ejercicio que en la salud de los asegurados.
La salud es el mayor tesoro que tenemos, aunque no le damos importancia hasta que tenemos un problema grave. Nos da igual la compañía a la que estamos abonados, porque pensamos que nos darán un buen servicio y la mayor de las facilidades. Sin embargo, la realidad dista mucho de lo que pensamos. Y no hay nada más gráfico que un hecho real.
Al paciente le diagnostican un cáncer y el médico le indica que debe hacerse una biopsia. Prueba a la que se le señala fecha y hora por ser de vital importancia. El día antes de la prueba te llaman y te indican que tienes que depositar 3.000 euros para realizar dicha prueba. Le indicas que no te informaron sobre el abono y que el seguro debe de hacerse cargo de tal prueba.
"Como apunte diré que tengo que hacer 60 kilómetros en cada uno de los escritos presentados, porque no hablamos de un resfriado y la celeridad es importante"
Una vez conocida dicha incidencia te personas en el seguro con documento donde tienes prescrita la intervención. Unos días después –tienen cinco días de plazo para contestar- te deniegan la prueba y vuelves a plantear el segundo recurso, que es nuevamente denegado. Como apunte diré que tengo que hacer 60 kilómetros en cada uno de los escritos presentados, porque no hablamos de un resfriado y la celeridad es importante.
Nada más conocer la denegación presento un escrito en el ISFAS dando cuenta de los hechos y reclamando la intervención por estar dentro del convenio firmado. Dicho documento lo remite el ISFAS al especialista para verificar si la prueba está o no dentro del convenio con las aseguradoras y plantear, en su caso, una reclamación por considerar que se estaba incumpliendo el convenio. Pasados unos días y desde el ISFAS se me informa que la prueba estaba autorizada y, por tanto, se me realiza unos días después en un centro privado.
"La salud es el mayor tesoro que tenemos, aunque no le damos importancia hasta que tenemos un problema"
Como apunte a lo relatado es importante referir que una doctora me informó por escrito que dicha prueba era de suma importancia para comprobar fehacientemente la certeza o no de la enfermedad, porque la prueba alternativa era menos certera y, por tanto, dejaba un espacio al error.
Realizada la prueba da resultado positivo y se aconseja someterse a la operación para extirpar el cáncer. Una opinión que mantienen varios doctores y todos aconsejan operar con el robot da Vinci, aunque se puede realizar con otra técnica menos novedosa, pero me indican que el Sistema da Vinci reduce las complicaciones y te asegura una mejor calidad de vida, entre muchas ventajas. Sin embargo, volvemos otra vez al punto de partida y la aseguradora vuelve a denegar, en este caso, la operación por el método que aconsejan los doctores, comenzando otra vez la lucha y el mismo sistema de recursos, en el mismo orden que relataba anteriormente. El resultado fue la autorización a extirpar el cáncer con el robot da Vinci, es decir, que tenía derecho a las dos pruebas que me denegaron.
"Algo pasa o algo no debería pasar, pero desgraciadamente pasa y sigue pasando"
No quiero dejar de referir otro punto importante. Como decía, la primera prueba costaba 3.000 euros y la operación costaba unos 30.000, pero los doctores te hacían una observación o advertencia, si te intervienen como particular, es decir, sin que la aseguradora te autorice la intervención, “cualquier cosa que te ocurriera en el desarrollo de la operación o posterior lo debes abonar como particular”, es decir, que, si por distintas razones tienes que estar 15 días más en el hospital, tienes que someterte a otra prueba o sufres un infarto todo corre a cargo del asegurado.
En resumen y sin contar otros muchos detalles que ponen en evidencia no solo a las compañías, también a distintas personas que te atienden, es fácil descifrar que las aseguradoras te ponen esas trabas con el convencimiento de que la mayoría de los asegurados se resignan por distintas circunstancias y terminan soportando cirugías menos recomendables y más rentables para las aseguradoras.
Sin duda, nada justifica la violencia y, mucho menos, podemos empatizar con violentos, pero algo pasa y falla en una sociedad donde los ciudadanos empatizan con el violento.
Algo pasa o algo no debería pasar, pero desgraciadamente pasa y sigue pasando.
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