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Mahatma Gandhi, apóstol de la paz

El  30 de enero se cumplió el sesenta y cuatro aniversario de la muerte de Mohandas
Karamchand Gandhi, asesinado por un fanático hindú en 1948 en la ciudad de Nueva Delhi (India). Este día fue elegido por las Naciones Unidas para conmemorar el día internacional de la Paz.
Gandhi es considerado el apóstol de la paz y unos de los personajes más influyentes de
La historia del siglo XX. El mundo recuerda a Mahatma Gandhi como un gran hombre, que enseñó el poder de la paz. Sin este mensaje, Gandhi
Poder de la paz. Sin este mensaje, Gandhi hubiera sido tan sólo otro revolucionario, sólo otro nacionalista, en un país que estaba luchando por librarse del dominio de una nación extranjera. ¿Dónde descubrió Gandhi este mensaje? ¿Cómo fue capaz de aprender su método cuando todos los demás nacionalistas estaban aprendiendo a pelear? Él lo aprendió paso a paso, y como una de sus primeras decisiones, fue  convertirse en un verdadero vegetariano, alguien que eligió el vegetarianismo por creencia y ética, no. Simplemente por herencia cultural. Y por el estudio y puesta en practica de las enseñanzas de la Bhagavad-gita. Este artículo es estudio resumido sobre el origen de la fortaleza humana y espiritual de Gandhi, la cual hizo que fuera llamado por el pueblo indio Mahatma (en sánscrito “gran alma”).Inspiración en la Bhagavad-gita y otras Escrituras. Es curioso que Gandhi comenzara a leer la Bhagavad-gita (texto principal del hinduismo) en Londres, durante su segundo año en la carrera de derecho. Invitado por dos compañeros de estudios ingleses que se reunían todos los días para leer la Gita.
Gandhi no leía sánscrito, así que optaron por leer una traducción al ingles de Sir Edwin Arnold. Gandhi quedo fascinado por el mensaje intemporal de la Gita, especialmente de los últimos diecinueve versos del capitulo segundo del texto sagrado, que según él era el resumen del Dharma (deber divino). El joven Gandhi comenzaría a leer la Gita a diario, practica que no dejaría hasta el final de su vida. Años más tarde durante uno de sus muchos encarcelamientos, escribió un comentario en gujerati (su lengua materna) del Bhagavad-gita.
Inspirado por el mensaje del Señor Krishna en la Bhagavad-gita, Gandhi comenzó el movimiento de Satyagraha (devoción por la verdad) en Sudáfrica en el año 1906.
Gandhi llamaría a la Bhagavad-gita “su libro de consulta espiritual”. Gandhi escribió en el semanario La Joven India, el 6 de agosto de 1925: “Cuando las dudas me atormentan, cuando los desengaños me desafían, y no veo esperanza en el horizonte, acudo al Bhagavad-gita y encuentro un verso que me reconforta. Inmediatamente aparece en mí una sonrisa en medio de esa enorme tristeza.
Todo aquel que medite en la Gita recibirá de ella una fresca alegría y nuevos significados cada día.”
Mahadev Desai, quien fue durante años secretario de Gandhi, atestigua “cada momento de la vida de Gandhi fue un esfuerzo consciente para vivir el mensaje de la Gita.” De la Gita obtuvo Gandhi la inspiración para luchar contra el sistema de castas, que basado en falsos derechos de nacimiento condenaba al ostracismo a los diferentes grupos sociales. Gandhi quiso establecer el varna-ashrama sistema social en el cual la persona accedía a un determinado estamento por su capacidad y preparación y no por su nacimiento. Por este motivo, y el favorecer el dialogo con los musulmanes, Gandhi fue asesinado por un brahmana de casta.
Gandhi estudio el Corán y también el Nuevo Testamento, del Sermón de la Montaña diría: “Me llegó directamente al corazón.” Los libros de León Tolstoi fueron también fuente de inspiración para Gandhi, particularmente: El Reino de Dios está en ti.
Gandhi tradujo otro libro de este autor llamado Carta a un hindú escrito en 1908, en respuesta a los nacionalistas indios que apoyaban la violencia. Gandhi permaneció en contacto con Tolstoi hasta la muerte de éste en 1910. La carta de Tolstoi se basa en la filosofía hindú de las Vedas y las enseñanzas de Krishna en relación con el creciente nacionalismo indio. Gandhi diría sobre la lectura de textos sagrados de otras religiones: “Que nadie, ni por un momento, abrigue el temor de que un estudio reverente de las otras religiones pueda debilitar su fe en la propia. El sistema hindú de filosofía considera que todas las religiones contienen en sí elementos de verdad y prescribe e impone una actitud de respeto y reverencia hacia todas ellas.”

Gandhi y el vegetarianismo
Gandhi llevó una vida simple, confeccionando sus propias piezas de ropa y además siendo un destacado vegetariano, como buen hindú diría: “Siento que el progreso espiritual nos demanda que dejemos de matar y comer a nuestros hermanos, criaturas de Dios, y sólo para satisfacer nuestros pervertidos y sensuales apetitos. La supremacía del hombre sobre el animal debería demostrarse no sólo avergonzándonos de la bárbara costumbre de matarlos y devorarlos sino cuidándolos, protegiéndolos y amándolos. No comer carne constituye sin la menor duda una gran ayuda para la evolución y paz de nuestro espíritu, la grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados según la forma en que trata a sus animales.”

Gandhi y la espiritualidad
Una prueba de la lucha de Gandhi y su búsqueda de Dios está en sus últimas palabras antes de morir exclamó: He Rama. Esto se interpreta como un signo de su espiritualidad, así como su idealismo en la búsqueda de la paz en su país. Estas palabras están escritas en su monumento del Raj ghat en Nueva Delhi, donde fue incinerado.
Rigurosamente fiel en lo esencial a la tradición hindú, Gandhi no acepta sin embargo la inamovilidad de los principios, y plantea la necesidad de cuestionar ciertas prácticas o creencias (las castas y el pago de la dote por parte de la mujer en el matrimonio, entre otras) explicables, tal vez, en otro tiempo, pero injustificables en la actualidad. La figura de Gandhi se nos muestra así como un ejemplo de la fecundación de los valores eternos de una antiquísima espiritualidad hindú, y una sensibilidad moderna, más atenta a la valoración del individuo, aportada desde occidente.
Gandhi nunca llegó a recibir el Premio Nóbel de la Paz, aunque fue nominado cinco veces entre 1937 y 1948. Décadas después, sin embargo, el Comité que administra el premio Nóbel declaró la injusticia de tal omisión, que atribuyó a los sentimientos nacionalistas divididos que negaron tal premio a Gandhi.
Cuando al Dalai Lama le fue otorgado dicho premio en 1989, el presidente del Comité declaró que en parte este premio se otorgaba en tributo a Mahatma Gandhi.
Desde estas líneas hago un llamamiento a nuestras autoridades locales, para que pronto puedan dedicar una calle al hindú que es más universal: Mahatma Gandhi.

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