Llevamos más de cincuenta días desde que comenzó el confinamiento sin salir de casa. Todos nos hemos tenido que adaptar a teletrabajar. Pero esta situación no ha cambiado el día a día del escritor caballa Mago Sangó.
Manuel Gonzalo Sánchez Gómez nació en Ceuta en 1953. De profesión militar, tuvo innumerables destinos con múltiples vivencias, lo que le ha servido para alimentar su afición literaria. En la actualidad está jubilado y su dedicación es la literatura y su pequeño jardín y huerto que tiene en su casa en Villa del Prado (Madrid).
Manuel sintió curiosidad por la literatura desde que era niño. “Hace unos días, un amigo me recordó que cuando tenía 15 años se me ocurrió una historia sobre una conversación imaginaria entre Cervantes y Shakespeare utilizando los personajes de sus propias obras”. Nunca llegó a escribirla pero esos serían sus inicios como escritor, aunque “siempre he estado rodeado de libros”.
Su día a día es el siguiente: “Por las mañana salgo y me voy a andar con mi mujer por la urbanización. Llegamos, desayunamos, me salgo al huerto o bien con mis rosas, corto el césped y tal, y después de comer me pongo a escribir hasta que me acuerdo que hay que dormir”, comenta entre risas.
El escritor acaba de presentar virtualmente su segundo libro ‘Operación Hispanic. Hay que matar al presidente’, al que ha dedicado los dos últimos años de su vida entre documentación, investigación, corrección y maquetación. Narra la historia de un joven militar, originario de Ceuta, que es fichado por el servicio secreto por tener una excelente memoria fotográfica.
En su mente, él cree ser un agente secreto de película, pero pronto se dará cuenta que en ese oficio se muere y hay que matar a otros. En Venezuela vive la presidencia socialista de Hugo Rafael Chávez y al final de su carrera es enviado a su misión más importante en el cuartel general de la CIA, junto con un comando del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Mago Sangó es de esos que aman el poder dedicarse a la literatura y más en estos días en los que los libros nos ayudan a viajar. “Precisamente mis libros te hacen viajar en el tiempo y a distintos lugares. El lector va viajando con los personajes. El que lo lee va viajando por México y Centro América igual que los protagonistas, además de por la historia”, precisó. Algo que considera muy importante en estos días en los que “no podemos salir”.
De hecho, él mismo ha tenido que cancelar, debido a la pandemia, varias presentaciones de su segundo libro con la editorial, pero internet le ha salvado.
El escritor percibe la situación que estamos viviendo como “algo que pasará a formar parte de la historia” y un momento sin precedentes sobre el que ya ha escrito un relato “de ficción o realidad según se mire” en su blog.
Son muchas las referencias que se hacen en estos días a la guerra, pero como militar y como escritor, él lo tiene claro: “Esto no tiene nada que ver con una guerra. En una luchan dos enemigos, uno contra otro, por igual. No uno desconocido, como pasa con el coronavirus. Es una pandemia y tarde o temprano se buscará una vacuna. Pero una vez acabe no habrá ni vencedores ni vencidos como en las guerras, ni al enemigo le vamos a pedir daños y perjuicios”, comentó irónico.
Su carrera como militar le ha llevado a muchos destinos diferentes por la geografía española, pero siempre será caballa. Ahora, está entre Madrid y Málaga, donde le encanta ir a veranear con su esposa.
Sabe que de haber estado en Ceuta en estos momentos, habría vivido menos riesgo del que se ha concentrado en Madrid por el gran número de contagios por el COVID-19. Pero está tranquilo y no lo lleva “muy mal” porque tiene espacio para poder pasear y se entretiene.
Ahora está “liado” con una trilogía. “Como no se podía salir, entonces empecé. El primero lo tengo terminado y ya tengo material para otros dos”.
Su primer libro en 2017 fue ‘El hombre que cambió un imperio’, una bonita historia desarrollada en el Protectorado de España en Marruecos, pero en todas sus novelas no puede evitar “meter pinceladas sobre Ceuta”.
Al final, con sus obras, viaja por el mundo, pero siempre le llevan de vuelta a su ciudad natal. “En Ceuta hay una mezcla de toda España. Pero lo que más echo de menos es su sol. También su pescado, eso de llegar al mercado y no tener que preguntar si es fresco porque está pegando saltos. Y su gente, tan diversa, pero a todos les une el estar allí encerrados entre comillas porque es una ciudad preciosa”, concluyó.
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