Categorías: Sucesos y Seguridad

Madrugada de linternas, heridos y muertes

23.30 horas. Las patrullas cargadas con GRS parten del Hotel Ulises a toda velocidad. Destino: Benzú, el mismo punto a donde son comisionados los agentes del Servicio Marítimo y de los GEAS de la Guardia Civil.

El motivo, responder a la alerta cursada por las fuerzas marroquíes sobre la aproximación de algo más de 200 inmigrantes hacia el espigón que separa Beliones de Benzú, ese punto excesivamente permeable, erigido en parte de la frontera sur de Europa y sobre el que la clase política lleva años efectuando promesas de refuerzo que no terminan de cumplirse.
Cientos de militares marroquíes, gendarmes y policías blindan la zona. Lo hacen sobre la playa, en la carretera y en la Mujer Muerta, en el petit-forest convertido en lugar de acogida para cientos de subsaharianos que malviven acechados por las batidas, por el hambre y por un invierno que se presenta malo. Muy malo, como todos los inviernos. En Benzú, la Guardia Civil desplegaba 23 vehículos con sus correspondientes agentes, mientras las cámaras térmicas controlaban la posible aproximación de los grupos.
Pasan las horas y sobre la Mujer Muerta la madrugada solo deja ver las luces de las linternas. Cientos de linternas con las que los marroquíes baten palmo a palmo el bosque. El silencio, esas linternas y un mar embravecido acompañan una madrugada en la que el viento empezaba a hacerse dueño del que terminaría por convertirse en un nuevo escenario del drama.
Los vehículos patrulla de la Benemérita van cumpliendo con sus relevos mientras Marruecos continúa con sus batidas constantes. Pasan las 4.00 horas, las cinco... hasta que a las 7.00 las sirenas rompieron la tranquilidad de los vecinos del barrio de Benzú, el mismo que en la madrugada de Navidad se tiñó de tragedia tras la entrada de casi 200 subsaharianos y el fallecimiento de tres a los que se suman varios desaparecidos.
A las sirenas les siguieron las carreras de agentes marroquíes dotados con cascos, porras o simples gorros de lana y palos de madera. Corren detrás de subsaharianos que, repartidos en grupos, intentaban cruzar a este lado. La amplia mayoría fue interceptada a medio camino, pero los hubo que llegaron al arenal de la playa de Beliones, al espigón, a la misma línea blindada por la Guardia Civil. No había miedo, lo que había, y mucho, era desesperación. Ésta fue la que guió  a al menos tres subsaharianos a lanzarse al mar. Estaba más bravo que nunca, con capacidad absoluta de tragarse una o más vidas. Tuvieron que ser rescatados por las fuerzas marroquíes y devueltos a tierra, en donde descansaban ya decenas de heridos  sobre todo por fracturas, golpes y cortes producto del roce con el vallado o de la auténtica batalla campal que se registró entre inmigrantes y agentes alauitas, con lanzamiento de grandes bloques de piedra. Este medio ha podido saber que además de inmigrantes, también ha habido gran cantidad de agentes e incluso mandos heridos de forma violenta.
Las ambulancias empezaron a llegar al pueblo de Beliones para comenzar el traslado de los heridos. Son muchos. Se contaban por decenas, aunque Marruecos no dio versión oficial de lo ocurrido. Tampoco habló de muertes, pero este medio pudo comprobar cómo algunos de los inmigrantes eran trasladados prácticamente inconscientes. Desde el otro lado, la oenegé Ca-minando Fronteras, a través de su activista Helena Maleno, informaba a primera hora de la mañana del fallecimiento de tres subsaharianos y de la existencia de muchos heridos. La Guardia Civil no ha informado de este extremo al haberse producido los hechos al otro lado del espigón. Sus agentes estaban preparados para actuar, al igual que los GEAS, de haberse producido algún accidente en Benzú.

“Nos matan como a conejos, solo Dios nos da fuerza”. Quien habla así es uno de los subsaharianos que pudo sobrevivir al intento de entrada de ayer y posterior huida al monte. Su testimonio ha sido recogido por Ca-minando Fronteras, que está reuniendo las declaraciones de varios de los participantes en el segundo intento de entrada que se produce por el mismo espigón desde la pasada Navidad. “Nos molieron a palos, estamos escondidos en el bosque y 300 militares nos buscan”, añaden otros.
Los subsaharianos que no están ingresados en los hospitales de la zona o heridos leves encerrados en dependencias policiales esperando su deportación, siguen ocultos en el bosque. Se esconden de la importante presión que está llevando a cabo Marruecos y que se extenderá durante los próximos días, sobre todo tras las bajas que ha habido entre los agentes marroquíes. Entre las filas de los agentes vecinos hay varias heridos por lesiones durante el freno a los inmigrantes. Una situación que les insta a ser incluso más duros en la búsqueda de los subsaharianos que quedan en las inmediaciones del paso fronterizo.
Como telón de fondo asoma Europa. Da la callada por respuesta. Mira hacia otro lado y deja abandonadas las fronteras sur bajo su competencia. Las inversiones prometidas para reforzar la zona no llegan, ni tampoco otro tipo de medidas que palien una situación tercermundista e inhumana, ya que se deja en manos de agentes las decisiones sobre cómo actuar ante un drama global para el que los frenos son meros parcheos.
Los dramas, las muertes en la frontera, los heridos se van acumulando en una zona sur olvidada, que ni tan siquiera ocupa espacio en los medios internacionales, como si el olvido fuera cómplice de una situación que no debe permitirse por más tiempo.
Los inmigrantes están viviendo en situaciones precarias, con miedo a salir del bosque para no ser detenidos en redadas como la producida la semana pasada en pleno corazón de Castillejos. No se atreven siquiera a salir a la carretera a pedir alimento, malviven ocultos para no ser localizados por las fuerzas de seguridad marroquíes, acompañados por un temporal que no hace sino acelerar su mala situación.
Las detenciones masivas se están traduciendo en traslados al sur de Marruecos o abandonos en el desierto que de nada sirven, nada más que para causar más muertes. Mientras, en Ceuta, el CETI mantiene una ocupación muy por encima de su capacidad real, lo que imposibilita dar más cabida a los que pudieran llegar en las próximas horas.
La entrada de la pasada Navidad causó muertos y heridos, además de decenas de detenciones y escapadas. Los que anoche intentaron cruzar a Ceuta son buena parte de los quedaron sin entrar en Navidad, amén de los que se van uniendo poco a poco en su intento de llegada a las proximidades fronterizas para escapar de Marruecos.El nuevo año empieza a asomar en una Ceuta marcada por el drama, escenario del punto y final para muchos hombres y mujeres con niños que huyen de un África que se desangra.

Reportaje Fotográfico: Reduan Ben Zakour

A la izquierda, el dispositivo de agentes en Beliones cuando todavía no habían descendido los inmigrantes. A la derecha, varios detenidos.

 

Entradas recientes

Parada militar por Santiago Apóstol con un adiós a Fernando Rocha

El acuartelamiento coronel Galindo ha acogido este jueves los actos en homenaje a Santiago Apóstol,…

25/07/2024

La vida del feriante: de caravanas de tela a vivir como en casa

La Feria de Ceuta empieza a coger forma, las atracciones han llegado casi en su…

25/07/2024

Los taxistas piden medidas para un mejor funcionamiento en Feria

La Asociación de Taxis y Eurotaxis ha mostrado su preocupación, ante la inminente llegada de…

25/07/2024

Cambios de hora en el 'Molina' y en el 'Díaz-Flor' por la Feria

El Instituto Ceutí de Deportes (ICD), que depende de la Consejería de Comercio, Turismo, Empleo y…

25/07/2024

Druni busca ya personal para abrir en Ceuta

La cadena de perfumerías especializadas en la venta de perfumes, cosmética, maquillaje y aseo personal…

25/07/2024

Más de 20 personas fallecen en Marruecos debido a las altas temperaturas

Las autoridades de Marruecos han confirmado este jueves que la ola de calor y de…

25/07/2024